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Micotoxicosis en aves de producción

PorDulmelis Sandu, DVM, DACPV, Alltech
Revisado/Modificado dic 2023

Las micotoxinas más frecuentes asociadas con micotoxicosis en aves de producción incluyen las aflatoxinas, las fumonisinas, la zearalenona, las ocratoxinas y los tricotecenos como el deoxinivalenol y las toxinas T-2. El diagnóstico requiere la detección y la cuantificación de la micotoxina específica. El tratamiento incluye la eliminación de la fuente de la micotoxina y cuidados de apoyo. Se pueden utilizar estrategias de mitigación del moho para la prevención.

Las micotoxicosis son enfermedades causadas por los efectos venenosos de las toxinas producidas por microhongos filamentosos (es decir, mohos toxigénicos). Se conocen cientos de micotoxinas que pueden provocar efectos tóxicos de leves a graves cuando se producen por encima de niveles preocupantes.

La importancia de los problemas por micotoxinas en avicultura puede ser considerable y difícil de medir. Los bajos niveles crónicos de exposición a más de un tipo de micotoxina parecen ser un factor común, aunque es menos evidente clínicamente. La repercusión en la producción en avicultura puede valorarse indirectamente por la mejora en la eficiencia de la producción que acompaña a los programas efectivos de control de micotoxinas.

Etiología de las micotoxicosis en aves de producción

Las micotoxinas son predominantemente metabolitos secundarios producidos naturalmente por cepas de ciertas especies de hongos bajo determinadas condiciones ambientales. Una sola especie de hongo puede producir múltiples micotoxinas.

Las aves de producción son sensibles a cientos de micotoxinas. La patogenicidad en las aves de producción depende del ciclo biológico y de las especies de aves afectadas, así como del nivel de exposición a las micotoxinas y de la sensibilidad individual.

Las micotoxinas pueden tener efectos aditivos, sinérgicos y antagónicos con otras toxinas, agentes infecciosos y necesidades nutricionales. Las micotoxinas también pueden interactuar con fármacos utilizados como agentes terapéuticos y disminuir los efectos de las vacunas administradas a las aves de producción.

Las micotoxinas comunes asociadas con micotoxicosis en aves de producción incluyen las aflatoxinas, las ocratoxinas, las fumonisinas, la zearalenona y los tricotecenos como el deoxinivalenol (DON) y las toxinas T-2.

La exposición a micotoxinas puede producirse por ingestión de alimentos contaminados o material de cama. Las micotoxinas pueden afectar a los granos de cereales y otros productos agrícolas antes de la cosecha o después de la cosecha durante el transporte o conservación. Una vez formados, son químicamente estables y persisten en el ingrediente contaminado incluso hasta convertirse en un alimento terminado.

La exposición crónica o intermitente puede darse en regiones donde el grano y los ingredientes del alimento son de mala calidad, y cuando el almacenamiento no es el adecuado o es muy prolongado. La disminución de una producción eficiente puede ser una pista cuando hay un problema de micotoxinas, al igual que una mejora debida a la corrección del manejo deficiente de la alimentación.

Hallazgos clínicos de las micotoxicosis en aves de producción

Los signos clínicos de la exposición a micotoxinas en aves de producción incluyen los siguientes:

  • Problemas gastrointestinales.

  • Daño orgánico, especialmente el hígado y los riñones.

  • Inmunosupresión.

  • Trastornos reproductivos.

  • Anomalías esqueléticas.

La exposición a la toxina asociada con el consumo de un nuevo lote de alimento puede dar lugar a enfermedad subclínica o transitoria. Inicialmente, el rechazo de nuevos alimentos puede ser el único signo clínico.

Las úlceras orales y las costras que aparecen en el paladar o en la punta de la lengua y el esófago se producen por la exposición a micotoxinas, incluidas las aflatoxinas y micotoxinas producidas por toxinas de Fusarium, como la toxina de los tricotecenos T2 (T-2), desoxinivalenol (DON) y escirpenol. (Véanse las fotografías sobre lesión oral y lesión en la lengua).

En la necropsia, las ulceraciones de la molleja, la proventriculitis y la enteritis pueden ser indicadores de exposición a micotoxinas como los tricotecenos, incluyendo T-2, la toxina HT-2, el DON y el nivalenol, entre otros (véanse las fotografías sobre úlcera grave de molleja y enteritis).

El lavado, una respuesta a la diuresis y el apelmazado con uratos alrededor de la cloaca también pueden indicar una exposición a micotoxinas, particularmente micotoxinas nefrotóxicas como la ocratoxina, la oosporeína, la citrinina y las aflatoxinas.

Diagnóstico de la micotoxicosis en aves de producción

  • Anamnesis; signos clínicos.

  • Alimentos mohosos

  • Detección y cuantificación de las micotoxinas específicas.

Se puede sospechar la presencia de micotoxinas en aves de producción cuando la anamnesis, los signos clínicos y las lesiones sugieren una intoxicación alimentaria y cuando es evidente la presencia de ingredientes o alimentos enmohecidos.

El diagnóstico definitivo de micotoxicosis requiere la detección y la cuantificación de las toxinas específicas. Esto puede ser difícil debido al uso rápido y al gran volumen de alimentos e ingredientes en lotes comerciales.

Los laboratorios de diagnóstico difieren en sus respectivas capacidades para testar las micotoxinas, y se debería contactar con ellos antes de enviar muestras. Deben enviarse las aves de producción que están enfermas o muertas recientemente, junto con una muestra representativa de alimento para su análisis.

Una necropsia y pruebas diagnósticas relacionadas deben acompañar al análisis de los alimentos si se sospecha micotoxicosis. Pueden aparecer enfermedades infecciosas o parasitarias simultáneas. A veces se sospecha una micotoxicosis pero no se confirma por el análisis de los alimentos. En estas situaciones, un examen completo laboratorial permitirá excluir otras enfermedades.

La recogida de alimentos y muestras de ingredientes ha de realizarse adecuadamente y los análisis deben efectuarse con la mayor rapidez posible. El foco de las micotoxinas pueden ser un lote de cereales o piensos tóxicos. La probabilidad de confirmar una zona de formación de micotoxinas aumenta si se toman múltiples muestras de diferentes sitios.

Se deberían coger muestras de los almacenes de ingredientes, los productos alimenticios, los medios de transporte, los cubos de comida y los comederos. La actividad fúngica aumenta cuando los alimentos se llevan desde la fábrica hasta los comederos.

Las muestras de alimento representativas (500 g del alimento utilizado cuando las aves se pusieron enfermas) deben transportarse en bolsas de papel limpias y debidamente etiquetadas. Los plásticos precintados o los contenedores de cristal son apropiados solo para un almacenamiento y transporte breves, porque el alimento y el grano se deterioran rápidamente en contenedores herméticos, y las bolsas de plástico pueden atrapar el contenido húmedo.

Tratamiento de la micotoxicosis en aves de producción

  • Eliminar el material contaminado y reemplazar.

  • Tratar la enfermedad concomitante.

  • Mejorar las prácticas de manejo.

  • Propocionar cuidados de apoyo.

Para el tratamiento de la micotoxicosis en aves de produccción se deben reemplazar los alimentos o camas contaminados. Las enfermedades concomitantes han de tratarse con el fin de disminuir las interacciones y se deben corregir también las prácticas de mantenimiento deficientes.

Algunas micotoxinas incrementan las necesidades de vitaminas, electrolitos, oligoelementos (especialmente selenio y zinc), proteínas y lípidos, hecho que puede compensarse con un tratamiento de suplementación en alimentos y agua de bebida.

Los tratamientos toxicológicos inespecíficos con adición de carbón activado en el alimento (adsorción del aparato digestivo) tienen un efecto de contención, pero no son prácticos para unidades de producción grandes. En la producción a mayor escala, el uso de arcillas y derivados de levaduras, bacterias y plantas tiene aplicaciones más prácticas.

Ciertas enzimas tienen potencial para biodegradar micotoxinas específicas, como las fumonisinas, en metabolitos no tóxicos (biotransformación enzimática). Sin embargo, la disponibilidad de enzimas desintoxicantes es limitada.

En ciertas jurisdicciones puede no estar permitido el tratamiento con fármacos antimicóticos registrados para su uso en otras especies (p. ej., los agentes antifúngicos nistatina y triazol).

Prevención de las micotoxicosis en aves de producción

  • Alimentos e ingredientes libres de moho.

  • Buenas prácticas agrícolas.

  • Prácticas de manejo.

La prevención de las micotoxicosis en aves de producción debe centrarse en usar alimentos e ingredientes libres de micotoxinas y en prácticas de manejo para evitar el crecimiento de mohos y la formación de micotoxinas durante el transporte y la conservación del alimento.

Las medidas agrícolas previas a la cosecha, como la rotación de cultivos, la labranza, la fertilización adecuada y el control de plagas, pueden disminuir algunos de los factores estresantes que influyen en la aparición de micotoxinas.

Las técnicas posteriores a la cosecha, como la inspección periódica de la conservación del alimento y de los sistemas de alimentación, pueden identificar problemas de flujo que permiten el alimento residual y mejoran la actividad fúngica y la formación de micotoxinas.

Las micotoxinas se pueden formar en alimentos descompuestos y antiguos de comederos sucios, fábricas de alimentos y lugares de almacenamiento; la limpieza exhaustiva y la corrección del problema pueden tener beneficios inmediatos. Las temperaturas extremas producen condensación y migración de la humedad en los contenedores, lo que promueve la formación de micotoxinas.

La ventilación de las instalaciones aviares para eliminar unas humedades relativas elevadas favorece la disminución del crecimiento fúngico y la formación de toxinas en los alimentos.

Los agentes antifúngicos añadidos a los alimentos para prevenir el crecimiento de hongos no ejercen un efecto destacado sobre las toxinas ya formadas, pero pueden ser eficaces junto con otras prácticas de mantenimiento de los alimentos.

Los ácidos orgánicos (0,5-1,5 g de ácido propiónico/kg de alimento) son inhibidores eficaces; sin embargo, su eficacia puede verse disminuida en función del tamaño del grano de los ingredientes alimenticios y por el efecto que produce la conservación de ciertos ingredientes.

Los compuestos absorbentes, como el aluminosilicato sódico cálcico hidratado, son eficaces para restringir y prevenir la absorción de la aflatoxina.

El glucomanano esterificado, derivado de la pared celular de la levadura Saccharomyces cerevisiae, es protector contra las aflatoxinas B1 y las ocratoxinas. Disminuye la toxicidad mediante la unión y disminución de la biodisponibilidad de fumonisinas, zearalenona y toxina T-2.

Otros productos de fermentación, extractos de algas y plantas y aditivos alimentarios microbianos han demostrado su capacidad para unirse o degradar micotoxinas y pueden ser aplicables y apropiados para la situación.

Puntos clave

  • Las micotoxinas se forman en los alimentos, disminuyen la productividad y pueden causar enfermedad clínica.

  • La prevención implica el uso de alimentos e ingredientes libres de crecimiento de moho y micotoxinas.

  • Cuando se sospecha una micotoxicosis, el alimento tóxico debe reemplazarse con alimento no adulterado, tratar la enfermedad concomitante, corregir las prácticas de manejo deficientes y proporcionar suplementos nutricionales con vitaminas, minerales y proteínas adicionales.

  • La adición de un adsorbente al alimento puede ayudar a unir la toxina y disminuir la toxicidad.

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