Streptococcus porcinus (grupo E de Lancefield) ha sido asociado en Estados Unidos con una enfermedad infecciosa en cerdos en crecimiento, conocida como linfadenitis estreptocócica. Esta enfermedad también se denomina "abscesos en la papada" o "abscesos cervicales". Aunque fue prevalente en la producción porcina de EE. UU. en la década de 1960, su incidencia ha disminuido con el tiempo. La linfadenitis estreptocócica no se considera una enfermedad de importancia económica en otros países. A pesar de que la patología ya no se observa con frecuencia, la bacteria todavía es común en cerdos. De hecho, la obtención de muestras de amígdalas en mataderos suele dar positivo para S. porcinus.
La transmisión ocurre por ingestión de alimento o agua contaminados con la bacteria. El drenaje de abscesos y la eliminación fecal contribuyen a la contaminación ambiental. Los microorganismos infectan al cerdo a través de la mucosa de la superficie faríngea o las tonsilas y se transportan a los nódulos linfáticos, principalmente de la cabeza y la región del cuello, donde se forman los abscesos. Pueden observarse abscesos en el momento del sacrificio, y puede ser evidente el agrandamiento de los ganglios linfáticos en la región de la garganta. S. porcinus también se encuentra ocasionalmente en el moco vaginal de las cerdas y en el semen y el prepucio de los verracos. En general, se considera patógeno secundario.
Se desarrollan abscesos miliares dispersos en los nódulos linfáticos mandibulares, parotídeos o retrofaríngeos en los siguientes 7 días tras la infección. A los 21 días son frecuentes los abscesos que miden 5-8 cm de diámetro; destruyen la estructura interna de los nódulos afectados y pueden extenderse a los tejidos adyacentes. Los abscesos en desarrollo pueden alcanzar la piel, romperse y drenar en 7-10 semanas. Las lesiones drenadas cicatrizan por granulación, y dejan una línea subcutánea densa y fibrosa que se resuelve al cabo de varias semanas. Los abscesos profundos pueden permanecer sin detectarse hasta el sacrificio y, en general, no drenan hacia la faringe.
S. porcinus es sensible a las penicilinas, y el tratamiento con antimicrobianos suele resolver las infecciones agudas si se detectan a tiempo. Sin embargo, el tratamiento antimicrobiano no suele ser eficaz en cerdos con abscesos establecidos ni en la eliminación de portadores. Se ha informado resistencia a la tetraciclina, aunque el uso de tetraciclinas en el alimento a niveles terapéuticos de 551 g/tonelada es una estrategia común para intentar controlar la enfermedad. La vacunación autógena es posible, pero no ha sido ampliamente utilizada, ya que los abscesos cervicales no representan un problema generalizado.
S. porcinus de los grupos P, U y V de Lancefield se ha aislado a partir de pulmones, órganos genitales y cerebros de cerdos. Sin embargo, no se pueden asociar lesiones histopatológicas con su presencia. S. porcinus de los grupos P y V se han asociado con abortos en cerdos.