Los hongos patógenos establecen la infección en hospedadores aparentemente sanos, y enfermedades como la histoplasmosis, la coccidioidomicosis, la blastomicosis y la criptococosis se consideran las micosis sistémicas principales. Los hongos oportunistas son más propensos a establecer la infección en un hospedador inmunodeprimido, pero esto no es un requisito previo para la infección en animales. La administración prolongada de compuestos antimicrobianos o de agentes inmunodepresores parece aumentar la probabilidad de infección por los hongos oportunistas que causan enfermedades como la aspergilosis y la candidiasis, que pueden ser locales o sistémicas.
Los hallazgos clínicos, las lesiones macroscópicas y las pruebas serológicas a menudo sugieren micosis sistémicas; sin embargo, el diagnóstico definitivo requiere la identificación microscópica, el cultivo del microorganismo o la prueba de PCR. La identificación del hongo y de la reacción tisular en el examen microscópico de los exudados y del material obtenido mediante biopsia es adecuada para el diagnóstico de enfermedades como la histoplasmosis, la criptococosis, la blastomicosis, la coccidioidomicosis y la esporotricosis. Otras enfermedades, como la candidiasis, la aspergilosis, la feohifomicosis, la hialohifomicosis y la oomicosis (pitiosis y lagenidiosis), requieren algo más que una evaluación microscópica para llegar a un diagnóstico definitivo.
Algunos hongos se suelen encontrar como microbiota normal y como contaminantes de los cultivos; por tanto, debe demostrarse la invasión y reacción tisular para que el aislamiento del cultivo sea reseñable. Las pruebas serológicas pueden ser útiles para el diagnóstico (y pronóstico) de algunas enfermedades micóticas, como la coccidioidomicosis, la pitiosis y la lagenidiosis. Los títulos de antígeno han demostrado ser útiles para la criptococosis, la histoplasmosis y la blastomicosis.
Para el tratamiento, consulte el desarrollo de las micosis sistémicas bajo la farmacoterapéutica del sistema tegumentario.