La bursitis es una reacción inflamatoria dentro de una membrana. Las causas pueden variar desde sobreúso, traumatismo leve o traumatismo grave hasta sepsis. La bursitis en sus diversas formas es más frecuente y una causa más importante de disfunción en los caballos que en otras especies. Puede clasificarse como bursitis verdadera o bursitis adquirida. La bursitis verdadera es una inflamación en una membrana normal que está presente de forma natural. Algunos ejemplos son la bursitis trocantérica, la bursitis supraespinosa (cruz fistulosa) y la bursitis bicipital. La bursitis adquirida es el desarrollo de una bolsa subcutánea donde antes no existía y la inflamación de dicha bolsa. Algunos ejemplos de bursitis adquirida incluyen el higroma de codo sobre el olécranon y el higroma de corvejón sobre la tuberosidad del calcáneo (cuando no existe una bolsa natural). La acumulación de líquido en la bursitis adquirida se denomina higroma.
La bursitis puede manifestarse como una inflamación grave a crónica. Algunos ejemplos de bursitis grave incluyen la bursitis bicipital y la trocantérica en sus estadios iniciales. La bursitis se suele caracterizar por tumefacción, calor local y dolor a la palpación. La bursitis crónica suele desarrollarse en asociación con traumatismos repetidos, la fibrosis y otros cambios crónicos (p. ej., el higroma del esparaván del codo, del corvejón y del carpo). Se acumula un exceso de líquido bursal y la pared de la bolsa se engruesa debido a tejido fibroso. Pueden formarse bandas fibrosas o un tabique dentro de la cavidad bursal, y se suele producir un engrosamiento subcutáneo generalizado. Estos incrementos bursales se desarrollan como tumefacciones frías, indoloras y, a menos que estén muy engrosadas, no interfieren mucho con la función. La bursitis séptica es más grave y se asocia con dolor y cojera. La infección de una bolsa puede ser hematógena o resultar por penetración directa.
El dolor en la bursitis aguda puede aliviarse con reposo, vendajes cuando sea posible, aplicación de compresas frías, aspiración del contenido de la bolsa, inyección de medicación intrabursal y, lo más importante, la eliminación de la causa subyacente, como un traumatismo repetido. El tratamiento de la bursitis crónica puede necesitar cirugía, que a menudo se realiza con un artroscopio insertado en la bolsa afectada. En la bursitis infectada, están indicados los antimicrobianos locales y sistémicos. Es necesario el drenaje del líquido infectado y el desbridamiento del tejido bursal infectado. La bursoscopia es útil en las bolsas que pueden examinarse con un artroscopio.
Higroma del codo y el corvejón
El higroma de codo y el higroma de corvejón son tumefacciones inflamatorias de las bolsas subcutáneas en los caballos. Las afecciones a menudo se denominan higromas. Por lo general, el higroma de corvejón y codo se produce en las bolsas adquiridas, pero algunos caballos tienen bolsas subcutáneas de origen natural en el calcáneo. Las bolsas se localizan sobre el olécranon y el tubérculo calcáneo para el codo y el corvejón, respectivamente. Las causas frecuentes del higroma de codo incluyen traumatismos por tumbarse sobre suelos duros mal cubiertos, patadas, herraduras que se proyectan más allá de los talones y después lesionan los codos mientras el caballo está tumbado, un decúbito prolongado y caballos que se golpean los codos al trote. Los higromas de corvejón suelen ser el resultado de los caballos que patean el establo con sus corvejones, pero también pueden ser el resultado de montar en el portón trasero de los remolques o de un traumatismo externo.
Hallazgos clínicos y diagnóstico del higroma del codo y el corvejón en caballos
Cortesía del Dr. Stephen Adams.
Se desarrolla una tumefacción edematosa circunscrita sobre y alrededor de la bolsa afectada en el higroma del codo y el corvejón. La cojera es poco frecuente. La bolsa afectada puede ser fluctuante y blanda al principio; en poco tiempo, sin embargo, se forma una cápsula fibrosa dura, especialmente si hay recidiva de una lesión antigua. Las tumefacciones bursales iniciales varían de tamaño desde prominencias indetectables a considerables. Los casos crónicos pueden evolucionar en abscesos.
Tratamiento del higroma de codo y corvejón en caballos
Muchos caballos con higroma de corvejón o de codo no necesitan tratamiento. Los caballos no suelen estar cojos. Sin embargo, la causa inicial debe eliminarse. Con el higroma del corvejón, la modificación del comportamiento del caballo, para que este no dé coces en la cuadra, ofrece la mejor esperanza de resolver permanentemente el problema. Se debe usar un rollo de herradura colocado alrededor de la cuartilla para evitar la recidiva del higroma de codo si la afección ha sido causada por el casco o la herradura del caballo que golpea el codo. Los casos tempranos agudos pueden responder bien a la aplicación de agua fría y a la administración de AINE. Cuando los resultados estéticos son importantes, las bolsas se pueden aspirar asépticamente y, a los pocos días, se realiza una aspiración aséptica y se inyecta un corticoesteroide. Este procedimiento conlleva el riesgo de introducir una infección. Las bolsas encapsuladas más antiguas son más refractarias al tratamiento. El tratamiento quirúrgico (por lo general raspado y drenaje) se recomienda para los casos crónicos avanzados que causan cojera o para los casos que se infectan.
Fístula de la cruz y úlcera de la nuca
La cruz fistulosa y la bursitis nucal son afecciones inflamatorias raras de los caballos que difieren esencialmente solo en su localización: la bolsa supraespinosa en la cruz fistulosa o la bolsa atlantal (nucal craneal) en la bursitis nucal. Este análisis se centra en la cruz fistulosa; excepto por los detalles anatómicos, sin embargo, también se aplica a la bursitis nucal. No existe fístula en los primeros estadios de la enfermedad. La enfermedad suele adquirir un verdadero carácter fistuloso si el saco bursal se infecta por bacterias piógenas después de la rotura del saco o se abre para el drenaje quirúrgico.
Etiología de la cruz fistulosa y la bursitis nucal en caballos
La cruz fistulosa y la bursitis nucal pueden ser de origen traumático o infeccioso. Resulta de interés el hecho de que Brucella abortus y Brucella suis se han asociado con la cruz fistulosa y el mal de nuca. Brucella abortus a veces puede aislarse del líquido aspirado de la bolsa no abierta. Si los caballos proceden de zonas endémicas de Brucella, se deben tomar precauciones para evitar infecciones zoonóticas.
Hallazgos clínicos de la cruz fistulosa y la bursitis nucal en caballos
Cortesía del Dr. Thomas Lane.
La inflamación causa engrosamiento considerable de la pared de la bolsa. Los sacos bursales aumentan de tamaño por distensión. Puede producirse rotura cuando el saco tiene escaso soporte de cobertura. En los casos más crónicos y avanzados, el ligamento nucal y las espinas vertebrales dorsales están afectados y pueden volverse necróticos.
En sus primeros estadios de la enfermedad, la bolsa supraespinosa se distiende con un exudado transparente, de color pajizo y viscoso. La tumefacción puede ser dorsal, unilateral o bilateral a la cruz, según la posición de los sacos bursales entre las capas de tejido. Se trata de un proceso exudativo desde el inicio; sin embargo, no se produce supuración verdadera o infección secundaria hasta que la bolsa se rompa o se abra.
Tratamiento y prevención de la cruz fistulosa y la bursitis nucal en caballos
Cuanto más rápidamente se establezca el tratamiento, mejor será el pronostico. El tratamiento que tiene más éxito es la disección completa y la extirpación de las bolsas infectadas, el ligamento nucal y los tejidos necróticos asociados. Debe establecerse un drenaje ventral. La cirugía para la cruz fistulosa puede realizarse usando anestesia local en el caballo en estación. Puede ser útil el cultivo del líquido drenado y la selección de fármacos antimicrobianos basándose en los patrones de sensibilidad de los microorganismos aislados. El gasto del tratamiento prolongado, que es necesario en los casos crónicos, con frecuencia es superior al valor del animal. Las vacunas no han demostrado ser útiles frente a Brucella. El tratamiento de las bolsas atlantales infectadas es similar, pero la cirugía se suele realizar con el caballo anestesiado. La bursitis atlantal que no está infectada y no tiene drenaje se ha tratado con éxito utilizando bursoscopia para el desbridamiento de los tejidos sinoviales proliferativos y el lavado de la bolsa.