Tóxicos vegetales
Los tóxicos vegetales afectan tanto al músculo cardiaco como al esquelético. Los signos clínicos no son específicos del tóxico e incluyen anorexia, insuficiencia cardiaca acompañada de taquicardia, disnea, diarrea, rigidez, debilidad muscular, postración y mioglobinuria. La ingestión de gosipol puede producir mionecrosis en animales. Los animales monogástricos, incluidos los terneros jóvenes, no deben ingerir alimentos que contengan >200 ppm de gosipol, mientras que los rumiantes adultos pueden tolerar 20 g de gosipol/cabeza/día.
La Senna obtusifolia es frecuente en el sudeste de los EE. UU., y la ingestión de sus semillas por parte de rumiantes o cerdos puede provocar miopatía esquelética y/o miocardiopatía degenerativas. La trematona es un componente tóxico presente en la raíz de serpiente blanca (Eupatorium rugosum), que crece en áreas sombreadas del este y centro de los EE. UU., y en la Isocoma wrightii, que es común en el sudoeste de los EE. UU. en pastos abiertos. La ingestión de estas plantas en cantidades cercanas al 2 % del peso corporal puede causar miocardiopatía mortal y degeneración grave del músculo esquelético. La trematona permanece activa en el heno y en los tallos secos o muertos de las plantas de pasto.
Ionóforos
Los ionóforos añadidos a los alimentos por encima de los niveles recomendados pueden causar necrosis cardiaca y del músculo esquelético. Existen estudios experimentales que han indicado que los valores de la DL50 de monensina son 12, 17, 26 y 21-36 mg/kg de peso corporal en ovejas, cerdos, cabras y vacas, respectivamente. Las concentraciones en la ración de 100 g/tonelada y 400 g/tonelada han sido mortales para ovejas y ganado vacuno, respectivamente. Los terneros recién nacidos tratados con 100 mg de lasalocid tres veces al día por criptosporidiosis experimentan necrosis muscular. Otros ionóforos son la naracina, la salinomicina y la laidlomicina. La necropsia revela zonas pálidas de necrosis miocárdica y congestión pulmonar, por lo general, prominentes en ganado vacuno. En cerdo y oveja, las lesiones tienden a afectar principalmente a los músculos esqueléticos y tienen un aspecto macroscópico y microscópico bastante parecido al de las lesiones por degeneración muscular nutricional. El diagnóstico exige una anamnesis de la exposición, seguido del desarrollo de las modificaciones clínicas y patológicas características.