Las fracturas de la falange distal (también conocida como tercera falange o hueso tejuelo) no son infrecuentes en los caballos. Se denominan así en función de su configuración y de si salen por la articulación interfalángica distal o por la articulación del tejuelo. Las fracturas de la falange distal pueden ocurrir en las extremidades delanteras o traseras después de una lesión por concusión durante el ejercicio o el tiempo de pastoreo. Pueden producirse en las patas traseras si el caballo patea una pared u otra estructura sólida.
Los caballos con fracturas de falange distal pueden presentar cojera de leve a grave de la extremidad afectada. La mayoría de los caballos afectados presentan sensibilidad al uso de las pinzas de casco, y los caballos con fracturas más graves pueden mostrar rechazo al golpear la pared del casco con las pinzas. En caballos con cojera de leve a moderada, la analgesia diagnóstica de los nervios digitales palmares o plantares suele localizar la cojera en el pie.
Normalmente se utiliza la radiografía para identificar la fractura (ver imagen de fractura articular), y pueden ser necesarias múltiples proyecciones para la identificación y la evaluación completa. En algunos casos de cojera grave en caballos (cojera al caminar o cojera sin carga de peso) y cuando la extensión de la línea (o líneas) de fractura es difícil de evaluar, puede ser necesaria la TC para ayudar a determinar el tratamiento y el pronóstico.
Para los caballos con fracturas de falange distal que no afectan a la articulación (fracturas no articulares), el tratamiento conservador con un período prolongado de reposo y confinamiento (a menudo aproximadamente 6 meses) y el apoyo del casco puede dar lugar a un buen resultado a largo plazo. El soporte del casco, ya sea con un yeso para el pie o una herradura con barra que incluya un borde o múltiples clips, puede prevenir la expansión del casco y estabilizar la fractura en proceso de curación.
Es probable que las fracturas se curen con una unión fibrosa y pueden ser evidentes en las radiografías incluso después de que el caballo recupere la salud.
Las fracturas que afectan a la articulación interfalángica distal suelen tener mejores resultados si se tratan quirúrgicamente.
Las fracturas articulares más pequeñas que se producen en la apófisis extensora pueden eliminarse artroscópicamente.
Las fracturas de mayor tamaño pueden fijarse mediante la técnica del tornillo de compresión, que puede comprimir la fractura. La compresión quirúrgica de estas fracturas con un tornillo de compresión requiere un abordaje a través de la pared del casco, lo que aumenta el riesgo de infección, que puede desarrollarse meses después de la cirugía. La infección puede requerir la extracción del tornillo tras la curación de la fractura.
Tanto las fracturas articulares pequeñas como las grandes pueden provocar también la aparición de osteoartritis de la articulación interfalángica distal, que puede requerir un tratamiento a largo plazo.
Las fracturas conminutas que también afectan la articulación interfalángica distal tienen el peor pronóstico en comparación con otros tipos de fracturas de la falange distal. Los caballos con estas fracturas tienden a estar más cojos, y puede ser difícil conseguir comodidad debido a la inestabilidad de la fractura. Además, estas fracturas son demasiado complejas para la fijación con tornillos de tracción. En estos casos puede ser necesaria la eutanasia.
Consulte Anestesia local en caballos para una discusión sobre técnicas anestésicas específicas utilizadas para localizar la cojera.