La caquexia crónica es una encefalopatía espongiforme transmisible que afecta a ciervos y otros cérvidos, principalmente en Norteamérica. Es un trastorno neurodegenerativo progresivo y mortal que afecta tanto a animales silvestres como de granja. Los signos principales son pérdida significativa de peso, ataxia e hipersalivación. El diagnóstico se hace con ELISA y Western blot, con confirmación por inmunohistoquímica. No hay tratamiento ni vacuna, por ello, el control en animales de granja se basa en el vacío sanitario de los rebaños afectados.
La caquexia crónica (CWD, por sus siglas en inglés) es una enfermedad neurodegenerativa contagiosa y mortal de los cérvidos en cautividad y en libertad, incluidos ciervos, alces y renos. Esta enfermedad es un miembro de la familia de las encefalopatías espongiformes transmisibles (EET), que incluye: la encefalopatía espongiforme bovina, la tembladera ovina y caprina, la encefalopatía transmisible del visón y el kuru, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ) y la variante de la ECJ en humanos.
Todas estas enfermedades están causadas por priones, agentes infecciosos formados solo por proteínas que no usan ácido nucleico codificante para replicarse. Consisten en PrPSc, una isoforma mal plegada y propensa a la agregación de la proteína priónica celular codificada por el hospedador (PrPc). Tras la unión directa de la PrPc a la PrPSc, la PrPc adopta la conformación asociada a la enfermedad que es la base para la replicación del prion. En contraste con la PrPc, la PrPSc es parcialmente resistente a la digestión por proteasa y se acumula en las neuronas, lo que finalmente conduce a la muerte neuronal.
Los principales signos de CWD, que aparecen tras un periodo de incubación de hasta varios años, son pérdida significativa de peso, ataxia e hipersalivación. A los animales afectados se les separa del rebaño. No hay disponible ningún tratamiento curativo o profiláctico eficaz.
Cortesía del USGS y de Bryan Richards, USGS National Wildlife Health Center. Dominio público.
La CWD se identificó por vez primera a finales de la década de 1960 en ciervos mulos en cautividad; una década más tarde, se reconoció que era una encefalopatía espongiforme con características similares a las de la tembladera. Se encuentra en poblaciones de cría o en libertad de ciervos mulos, ciervos de cola blanca, ciervos rojos y uapitíes en 26 estados (EE. UU.) y 3 provincias canadienses, con la identificación más reciente de la CWD en ciervos rojos cautivos en Quebec, Canadá Se han diagnosticado casos raros de CWD en alces en libertad en Colorado y en Alberta, Canadá. Muchos estados y provincias han desarrollado regulaciones para la gestión y control de la CWD en poblaciones de granja, y hay normativas federales en Canadá y EE. UU. Es una enfermedad de declaración obligatoria en la mayoría de jurisdicciones.
Se ha identificado CWD fuera de América del Norte en Corea del Sur, donde unos alces importados de Canadá estaban infectados con CWD. En 2016, la CWD se diagnosticó en renos silvestres en Noruega, lo que supuso su primer hallazgo en Europa y el primer caso en renos silvestres. Desde entonces, se ha encontrado CWD en varios ciervos y alces noruegos, y en 2018 y 2019 se documentaron casos aislados en alces en Finlandia y Suecia.
Etiología de la caquexia crónica
La CWD se adquiere principalmente por infección con priones de CWD. Se sabe que afecta de forma natural a ciervos mulos, ciervos de cola blanca, alces, ciervos rojos y uapitíes. Experimentalmente, la CWD se puede transmitir por inoculación intracerebral a ganado vacuno, ovejas, cabras, hurones domésticos, visones, ratones, hámsteres y monos ardilla. La eficiencia de la transmisión al ganado vacuno varía según la especie de cérvido de la que se deriva el homogeneizado de cerebro infectado con CWD utilizado para la infección.
Un amplio estudio para investigar la sensibilidad de los bovinos a la exposición oral o contacto directo comenzó en 1997, y ha habido evidencias de CWD en el ganado expuesto experimentalmente. Las diferencias de sensibilidad a la CWD entre especies probablemente se relacionan con diferencias de secuencia entre proteínas PrP normales del hospedador.
Las investigaciones de casos recientes en alces y ciervos rojos en Escandinavia sugieren una forma adicional de CWD atípica. En estos animales, la distribución de PrPSc se limitó al encéfalo y tenían unos 15 años de edad; por tanto, es posible que hayan tenido un origen esporádico de la enfermedad en estos casos.
Transmisión, epidemiología y patogenia de la caquexia crónica
La CWD se transmite horizontal y verticalmente. Como los priones son muy resistentes a la inactivación medioambiental y química, pueden acumularse en el medio ambiente, donde pueden infectar a cérvidos sensibles. En consecuencia, el confinamiento estrecho de las granjas de cérvidos probablemente potenciará la propagación de la CWD Asimismo, la alimentación invernal de ciervos y alces concentrará sus poblaciones y probablemente potenciará la transmisión horizontal en las poblaciones silvestres. La búsqueda de alimento en zonas de alimentación contaminadas por orina o heces de animales infectados o el contacto con animales infectados o cadáveres en descomposición de animales con CWD provoca la transmisión de la enfermedad a otros cérvidos sensibles.
Probablemente, el agente entra en el hospedador sensible por ingestión y los tejidos linfoides asociados al tracto GI lo captan. El agente puede detectarse en los tejidos linfoide, nervioso y muscular, el terciopelo del cuerno, la sangre, la saliva, la orina y las heces. Los priones pueden detectarse en la sangre y saliva de los animales infectados a partir de los 3 meses tras la infección. También es posible la detección de priones en orina y heces, ya en un estadio preclínico de la enfermedad.
El agente probablemente llega al encéfalo por movimiento retrógrado, por el nervio vago hasta el núcleo motor dorsal de este nervio en la región del óbex de la médula oblongada. Las lesiones espongiformes del encéfalo se desarrollan primero en el núcleo vagal más o menos a la vez que comienza la enfermedad clínica. Esto ocurre naturalmente con un periodo de incubación de ~1,5-3 años; sin embargo, en todas las especies afectadas por CWD, este periodo está influido por ciertos polimorfismos de la PrP. La prevalencia en ciervos y alces en cautividad puede llegar a casi el 100 % en instalaciones muy contaminadas; en cérvidos en extensivo, la prevalencia es extremadamente variable, de <1 al 40 %, en algunas áreas de Wyoming
El movimiento de la CWD en poblaciones de ciervos y alces en extensivo recorre las rutas migratorias naturales, a menudo vías fluviales y corredores naturales. En el pasado, el movimiento de la CWD en ciervos y alces en cautividad se producía por animales que incubaban la enfermedad transportados por el hombre. Ahora que los programas y las normativas están en vigor en la mayoría de las jurisdicciones, el movimiento de la CWD en animales vivos debería reducirse. No obstante, la vigilancia debe continuar, y el envío de muestras de los animales cazados puede ser obligatorio en áreas con alta prevalencia de CWD.
Hallazgos clínicos de la caquexia crónica
Los animales con CWD clínica tienen >16 meses de edad y muestran una gama de signos. Los más tempranos y difíciles de apreciar son los cambios sutiles de comportamiento y la pérdida de peso. Con frecuencia, estos cambios solo son detectables por cuidadores familiarizados con cado uno de los animales. Según progresa la enfermedad, los cambios conductuales incluirían alteraciones en la forma de interactuar con otros animales y cuidadores, pérdida de cautela, somnolencia, marcha persistente, polidipsia y poliuria, e hiperexcitabilidad cuando se les manipula. Los animales afectados pueden mostrar signos locomotores variables, como ataxia (especialmente ataxia posterior) y temblores de cabeza.
En una fase avanzada de la enfermedad, los animales pueden tener la cabeza baja, las orejas caídas y la mirada fija; pueden hipersalivar y rechinar los dientes. Se ha observado muerte tras una inmovilización química rutinaria. La neumonía por aspiración puede ser el único signo inicial y es a menudo la causa de la muerte. Se debe sospechar CWD en cualquier cérvido adulto con neumonía por aspiración. La pérdida de peso es progresiva durante toda la enfermedad, aun con alimentación adecuada, pero hay que ser conscientes de que la CWD puede presentarse en cérvidos que no están emaciados. La muerte de animales afectados con CWD puede verse precipitada por un tiempo frío u otros agentes estresantes agudos. Los cérvidos afectados son más propensos a la caza, la depredación, las colisiones con vehículos y otras formas de muerte por accidente. Las canales y los despojos deben eliminarse de manera que se limite la exposición de los cérvidos criados en granjas y semilibertad a cualquier material potencialmente infeccioso.
Lesiones
Las lesiones de la CWD se ven en la sustancia gris del SNC. Las lesiones son bilaterales, simétricas y anatómicamente constantes entre los animales. El aspecto espongiforme es obvio; existe vacuolización en el soma y las prolongaciones neuronales. Junto a la degeneración neuronal, puede aparecer hiperplasia e hipertrofia astrocítica. La tinción con H&E de los encéfalos de los animales afectados revela placas amiloides que aparecen como áreas pálidas, fibrilares y eosinofílicas del neuropilo y a veces rodeadas por vacuolas (placas floridas).
La detección de PrPSc en secciones encefálicas por inmunohistoquímica (IHQ) proporciona una muy buena forma de visualizar la patología de la CWD mientras se mantiene el contexto estructural. La PrPSc se detecta por IHQ o inmunoblot en varios tejidos de cérvidos con signos clínicos. Aunque la PrPSc se puede encontrar en regiones del encéfalo sin cambios espongiformes, normalmente hay correlación entre deposición de PrPSc y aspecto espongiforme.
Diagnóstico de la caquexia crónica
El diagnóstico se basa en la detección de PrPSc por ELISA o Western blot, con confirmación por IHQ.
El diagnóstico de CWD basado en los signos clínicos no es fiable, ya que al comienzo de la enfermedad son leves e inespecíficos. Por tanto, depende de la detección de PrPSc resistente a proteasas por ELISA o Western blot y de la confirmación por detección inmunohistoquímica de PrPSc en el encéfalo (región del óbex) o el tejido linfático.
En los ciervos mulos y en los ciervos de cola blanca, los priones de CWD se acumulan en los nódulos linfáticos retrofaríngeos antes de llegar al cerebro; por ello, se considera el tejido más importante que hay que recoger para las pruebas. En el alce se deben recoger muestras tanto del encéfalo como de los nódulos linfáticos. Para una prueba significativa se ha de recoger la porción correcta del encéfalo (el óbex, en el extremo caudal del cuarto ventrículo por debajo del cerebelo).
Debe consultarse al laboratorio para determinar si las muestras han de fijarse en formol tamponado al 10 %, refrigerarse o congelarse, o si partes de las muestras se tienen que enviar fijadas y congeladas. Las muestras se deben, y en muchas jurisdicciones así se requiere, entregar a un laboratorio certificado para realizar una prueba de detección de CWD. Es buena praxis tanto enviar el cadáver al laboratorio como recoger una amplia variedad de muestras para que, si hubiera otras enfermedades además de la CWD, se puedan identificar. Como mínimo, las muestras para la prueba de CWD deberían incluir encéfalo y los nódulos linfáticos retrofaríngeos. Muchos laboratorios aceptan cabezas enteras de cérvidos para la prueba.
Los programas de vigilancia para cérvidos en extensivo varían según la jurisdicción y suelen llevarlos a cabo la agencia local de gestión de la fauna silvestre, a la que se le debería consultar si se sospecha CDW en ciervos o alces en extensivo. La vigilancia depende principalmente de la presentación de las cabezas de los animales cazados. En algunas áreas, la vigilancia activa se realiza tomando biopsias de las amígdalas, nódulos linfáticos retrofaríngeos y tejido linfoide asociado a la mucosa rectal y anal. Las pruebas diagnósticas incluyen la detección de PrPSc por IHQ, ELISA o Western blot en el encéfalo y/o los tejidos linfoides. En EE. UU., estas pruebas solo se realizan en laboratorios certificados por el USDA. La prueba de ELISA se utiliza como cribado, y la IHQ, considerada la prueba de elección, se usa para confirmar los animales positivos por ELISA.
Durante la última década se han desarrollado métodos de conversión in vitro para la amplificación y detección de cantidades minúsculas de PrPSc como la amplificación cíclica del plegamiento incorrecto de proteínas o el ensayo de conversión inducido por temblores en tiempo real. Con estas pruebas, los priones de la CWD son detectables en un estadio preclínico en muestras que pueden obtenerse ante mortem por métodos no invasivos, como sangre, orina, heces, saliva o cepillados nasales. Estos ensayos recién desarrollados se están validando.
Los diagnósticos diferenciales para los animales en los que se sospecha CDW incluyen:
Abscesos cerebrales.
Lesiones traumáticas.
Meningitis.
Encefalitis.
Peritonitis.
Neumonía.
Artritis.
Inanición y deficiencias nutricionales.
Desgaste dental.
Muerte anestésica.
Tratamiento y control de la caquexia crónica
No existen tratamientos, profilaxis ni cuidados de apoyo para ninguna EET. El control en los cérvidos en cautividad se realiza mediante vacío sanitario con indemnización y desarrollo de programas de certificación de rebaños de CWD en EE. UU. y Canadá.
Estos son programas voluntarios de cooperación entre la industria y los gobiernos federales o estatales/provinciales. Los administra el Animal and Plant Health Inspection Servicel del USDA y la Canadian Food Inspection Agency. Estos planes suelen requerir 5 años de control para alcanzar el estatus más alto. Las bases de un programa de control de la CWD en la industria del cérvido de granja son la identificación individual de los animales, las pruebas de CWD en individuos que mueran mayores de una determinada edad y limitar la introducción de nuevos animales de rebaños con niveles de CWD comparables o mayores.
El control de la caquexia crónica en poblaciones en extensivo es sumamente difícil. Todas las jurisdicciones han prohibido el movimiento de cérvidos vivos de áreas endémicas para translocaciones, y muchas regulan los movimientos de partes de las canales de caza de ciervos y alces. En áreas con CWD, los intentos por controlarla han incluido la reducción de poblaciones, cribados y la eliminación, y una vigilancia intensificada, pero han tenido un éxito limitado.
Solo unos pocos desinfectantes y métodos de eliminación inactivan los priones. La lejía casera fresca al 50 % durante 30-60 minutos o el hidróxido de sodio (1 M) durante 60 minutos inactivarán el agente. Esto es económico y fácil de conseguir, pero puede corroer algunas superficies e instrumentos. Se están considerando otros desinfectantes para uso general, pero aún no están aprobados. Para eliminar tejidos y cadáveres de animales con CWD se usa la incineración en un incinerador médico, la digestión alcalina en un equipo especialmente diseñado y los vertederos municipales certificados.
Riesgo zoonótico de la caquexia crónica
Aunque la CWD ha estado presente en poblaciones de ciervos y alces de caza durante >30 años, no se ha identificado ningún caso de CWD humana. El riesgo para las personas parece ser mínimo. El agente de la CWD se ha detectado en tejido muscular de cérvidos infectados. Las autoridades de salud pública y agencias de control de la fauna silvestre, para reducir aún mas los riesgos de exposición, sugieren las siguientes precauciones para cazadores y personas que manipulan cérvidos en áreas donde hay CWD:
No recoger ciervos o alces que parezcan enfermos o anormales.
Usar guantes de goma, plástico o látex cuando se procesan las canales.
Evitar el contacto con el encéfalo, la médula espinal y los tejidos linfoides.
Deshuesar la carne cuando se está procesando.
Desinfectar cuchillos, sierras y mesas con lejía al 50 %.
Hacer que el animal se someta a pruebas de CWD.
Todas las autoridades de salud pública recomiendan que no se consuman animales positivos para cualquier EET por personas o animales.
Puntos clave
La CWD es una enfermedad neurodegenerativa mortal y transmisible de cérvidos silvestres y en cautividad causada por priones.
Se ha descrito en 26 estados de EE. UU., 3 provincias canadienses y 3 países europeos.
Los signos clínicos incluyen pérdida progresiva de peso, ataxia, hipersalivación y cambios de comportamiento.
La CWD se diagnostica mayormente post mortem detectando las PrPSc asociadas a la enfermedad en el encéfalo o el tejido linfático.
No existe ningún tratamiento o profilaxis disponible.