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Encefalopatía espongiforme bovina

PorJuan José Badiola, DVM, DECVP, Department of Animal Pathology, Faculty of Veterinary Medicine, University of Zaragoza, Spain;
Alicia Otero Garcia, DVM, PhD, University of Zaragoza, Spain
Revisado/Modificado dic 2022

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) es una enfermedad neurológica infecciosa progresiva y mortal que se debe a la acumulación de proteínas mal plegadas, denominadas priones, en el sistema nervioso central del ganado vacuno. Se pueden distinguir dos formas principales de presentación: la EEB clásica, que aparece en el ganado vacuno tras la exposición oral a priones; y la EEB atípica, que se cree que aparece espontáneamente en animales mayores. La EEB causa signos neurológicos progresivos como ataxia e hiperestesia y siempre es mortal. No se conocen vacunas ni tratamientos para controlar la enfermedad. El diagnóstico confirmatorio se basa en la detección post mortem de proteínas priónicas mal plegadas en el cerebro. La EEB es una enfermedad zoonótica que causa una variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (vECJ) en humanos.

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) es una enfermedad neurológica progresiva, mortal e infecciosa del ganado vacuno doméstico adulto, semejante a la encefalopatía espongiforme subaguda de ovejas y cabras. Se diagnosticó por vez primera en 1986 en el Reino Unido. Se han diagnosticado aproximadamente 200 000 casos de EEB en ganado vacuno, casi todos en el Reino Unido. En 1992, el pico del brote del Reino Unido, se notificaron 37 280 casos. Se encontraron incidencias más bajas en el ganado vacuno nativo de la mayoría de los países europeos y de Israel, Japón, EE. UU., Canadá y Brasil. Las consecuencias económicas de la epidemia de EEB han sido sustanciales. Los países con casos de encefalopatía espongiforme bovina experimentaron una caída drástica de la confianza de los consumidores en los productos cárnicos y también restricciones comerciales de sus productos bovinos. Desde que se pusieron en práctica medidas de control eficaces, la incidencia de la EEB ha disminuido notablemente.

Etiología de la encefalopatía espongiforme bovina

En la década de 1990 hubo un intenso debate sobre la naturaleza del patógeno de la encefalopatía espongiforme bovina. Hasta la fecha, la hipótesis más aceptada es que una partícula proteica infecciosa (prion) causa la enfermedad. Los priones son isoformas conformacionales mal plegadas de proteínas codificadas por el hospedador que inducen mal plegamiento proteico, agregación proteica y enfermedad tras la transmisión a otros organismos. Esta hipótesis está respaldada por la aparente resistencia del agente al calor, la congelación, la luz ultravioleta y los procedimientos desinfectantes químicos eficaces contra bacterias y virus. Además, la inoculación de priones purificados en animales es capaz de transmitir la enfermedad, lo que confirma que el agente es solo una proteína.

Los priones también son la causa de la tembladera en ovejas y cabras, la enfermedad consuntiva crónica de los cérvidos, la encefalopatía transmisible del visón y kuru, enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, insomnio familiar mortal y trastornos similares en personas. Todas estas afecciones también se denominan enfermedades priónicas, y la proteína relacionada es la proteína priónica PrPSc (en la que SC significa "scrapie", la primera enfermedad priónica descrita).

Según los mecanismos anticipados que desencadenan la PrPSc inicial, las enfermedades priónicas se clasifican en infecciosas, esporádicas o genéticas. La encefalopatía espongiforme bovina clásica está causada por priones infecciosos; no obstante, la vigilancia activa intensiva de la EEB en Europa, junto con la mejora de los métodos de diagnóstico, dieron lugar a la identificación, a principios de la década de 2000, de dos nuevas formas de EEB en el ganado vacuno (tipo L y tipo H), que se denominaron EEB atípica. Los priones que causan la EEB clásica y atípica muestran diferencias en sus características bioquímicas, la epidemiología y las lesiones neuropatológicas.

Transmisión, epidemiología y patogenia de la encefalopatía espongiforme bovina

La encefalopatía espongiforme bovina clásica es el resultado de la exposición a comida con priones a través de las proteínas de origen animal contaminadas (harina de carne y huesos) en las raciones del ganado. Los terneros nacidos de vacas infectadas tienen un mayor riesgo de contraer encefalopatía espongiforme bovina que los terneros nacidos de vacas no infectadas; sin embargo, este modo de transmisión es menos importante en comparación con las infecciones adquiridas a través de fuentes de alimentación contaminadas. La encefalopatía espongiforme bovina no se transmite horizontalmente por contacto o aerosoles. No existe predilección de raza o sexo.

La mayoría de los casos de EEB clásica se diagnostican en bovinos de 3-6 años de edad. El periodo de incubación después de la exposición es de ~2-8 años, y se ha diagnosticado encefalopatía espongiforme bovina en animales de tan solo 22 meses. Durante el brote de EEB en Europa, las vacas lecheras se vieron afectadas tres veces más que el ganado de carne; se cree que esto se debe a que las vacas lecheras eran más propensas a ser alimentadas con suplementos proteicos de origen animal.1 Después de la exposición oral, el agente patológico se replica en las placas de Peyer del íleon y luego migra a través de los nervios periféricos al SNC, donde se acumula y altera la función neuronal normal.

Se han descrito casos atípicos de EEB en países sin una epidemia aparente de EEB clásica. Además, los animales afectados por la encefalopatía espongiforme bovina atípica son de una edad relativamente avanzada y las tasas de incidencia no siguen las tendencias observadas en la encefalopatía espongiforme bovina clásica. Juntos, estos hallazgos llevaron a la hipótesis de que la encefalopatía espongiforme bovina atípica es el resultado de un mal plegamiento espontáneo de la proteína priónica no relacionada con la ingestión de alimentos contaminados con priones. Los mecanismos que inducen la formación espontánea de priones siguen siendo inciertos. Se ha postulado que la encefalopatía espongiforme bovina atípica fue el origen de la epidemia de encefalopatía espongiforme bovina en el Reino Unido. Sin embargo, un estudio publicado en 2019 sugirió que la contaminación de los alimentos por priones que causan la forma atípica de scrapie (Nor98) también podría haber sido el origen de la epidemia de EEB en el ganado vacuno.2

La encefalopatía espongiforme bovina se ha transmitido experimentalmente a muchas especies animales por inoculación intracerebral. Durante la epidemia de EEB en el Reino Unido y otros países europeos, se observaron algunos casos en varias especies de ungulados silvestres criados en cautividad y en gatos domésticos, así como en grandes felinos en parques zoológicos. La encefalopatía espongiforme bovina también se ha confirmado en dos cabras, una de Francia y otra de Escocia; sin embargo, no hay evidencia de que la encefalopatía espongiforme bovina infectara a la población de pequeños rumiantes en una escala más amplia.

References

  1. Ducrot C, Arnold M, deKoeijer A, Heim D, Calavas D. Review on the epidemiology and dynamics of BSE epidemics. Vet Res. 2008;39:15. DOI:10.1051/vetres:2007053

  2. Huor A, Espinosa JC, Vidal E, et al. The emergence of classical BSE from atypical/Nor98 scrapie. Proc Natl Acad Sci USA. 2019; Dec 16;116(52):26853–26862. doi: 10.1073/pnas.1915737116. Epub ahead of print. PMID: 31843908; PMCID: PMC6936354.

Hallazgos clínicos de la encefalopatía espongiforme bovina

Los signos clínicos iniciales de la EEB son sutiles y de comportamiento; los signos progresan durante semanas o meses e incluyen hiperestesia, nerviosismo, dificultad para sortear obstáculos, reticencia al ordeño, agresividad hacia el personal de la granja u otros animales, porte bajo de la cabeza, hipermetría, ataxia y temblores. Es común la pérdida de peso y la disminución en la producción lechera. Sin embargo, los signos clínicos pueden ser inespecíficos y la afectación del sistema nervioso no es evidente en todos los casos. La mayoría de los animales alcanzan una fase terminal a los 3 meses del inicio clínico.

Diagnóstico de la encefalopatía espongiforme bovina

  • Detección del agente causal (PrPSc) en muestras de cerebro mediante:

    • ELISA

    • Técnicas de inmunotransferencia.

    • Técnicas inmunohistoquímicas.

    • Técnicas de amplificación in vitro ultrasensibles.

Los exámenes clínicos no proporcionan un diagnóstico definitivo de encefalopatía espongiforme bovina. En caso de sospecha clínica de la enfermedad, el animal debe ser eutanasiado y el cerebro ha de someterse a un examen neuropatológico.

Los diagnósticos diferenciales incluyen cetosis nerviosa, hipomagnesemia, polioencefalomalacia, intoxicación por plomo, ingestión de plantas o setas tóxicas, rabia, listeriosis y otras enfermedades neurológicas infecciosas virales y bacterianas. En contraste con estos diagnósticos diferenciales, la encefalopatía espongiforme bovina típicamente tiene un inicio lento de los signos clínicos, con un curso clínico prolongado y progresivo. Los veterinarios que consideren la encefalopatía espongiforme bovina como un posible diagnóstico diferencial deben contactar con las autoridades veterinarias nacionales y asegurarse de que se realicen pruebas diagnósticas post mortem definitivas.

En la mayoría de los países, la encefalopatía espongiforme bovina es de notificación obligatoria, y una sospecha de enfermedad se debe comunicar a las autoridades veterinarias. La Organización Mundial de Sanidad Animal, u OMSA (anteriormente Office International des Épizooties, u OIE) ha designado Laboratorios de Referencia para ayudar a las autoridades nacionales de los estados miembros de la OMSA en el diagnóstico de la EEB. La identificación de cambios vacuolares característicos por histopatología en estructuras diana específicas del SNC es indicativa de EEB. Los métodos diagnósticos confirmatorios incluyen PrPSc inmunohistoquímica y Western inmunoblot en el tejido cerebral.

La prueba de casos sospechosos (es decir, animales que muestran signos clínicos compatibles con la enfermedad) se conoce como "vigilancia pasiva", mientras que la "vigilancia activa" se refiere a la prueba de animales no declarados como sospechosos de estar infectados por EEB. Esto incluye animales con signos clínicos distintos de la EEB y animales sanos sacrificados con riesgo epidemiológico. En la mayoría de los países con antecedentes de casos de encefalopatía espongiforme bovina se han establecido programas de vigilancia activa.

Aproximadamente, una docena de pruebas comerciales de detección rapida de la encefalopatía espongiforme bovina están disponibles para la vigilancia activa de la enfermedad: ELISA, Western inmunoblot y formatos de prueba inmunocromatográfica. Todas estas pruebas se basan en la detección inmunológica del PrPSc en muestras de bulbo raquídeo, y permiten el cribado de un gran número de muestras en un corto periodo de tiempo. Sin embargo, lo idóneo es que la confirmación de un diagnóstico positivo de EEB detectado por una prueba rápida requiera el uso de inmunohistoquímica o Western blot. Se han desarrollado técnicas ultrasensibles in vitro para detectar cantidades minúsculas de priones. Estas técnicas incluyen la amplificación cíclica de proteínas mal plegadas (PMCA) y la conversión de proteína priónica inducida por agitación en tiempo real (RT-QuIC). Sin embargo, no se han evaluado para su aplicación dentro de los programas legales de vigilancia de la EEB.

Tratamiento y control de la encefalopatía espongiforme bovina

  • No se dispone de tratamiento o vacunas eficaces.

  • Medidas de control: prohibición de la harina de carne y huesos en la alimentación del ganado vacuno, vigilancia activa y pasiva y sacrificio de los animales enfermos.

No existe un tratamiento o vacuna eficaz para la encefalopatía espongiforme bovina. La eutanasia es aconsejable tan pronto como haya alguna certeza del diagnóstico clínico, porque los animales se vuelven ingobernables a medida que la enfermedad progresa, comprometiendo su bienestar y la seguridad de los cuidadores.

La medida de control más eficaz es prohibir la alimentación del ganado vacuno con harina de carne y huesos. Los suplementos de harina de carne y huesos para el ganado vacuno se han prohibido en muchos países a consecuencia de la epidemia de EEB. Debido al riesgo de contaminación cruzada en las fábricas de alimentos, el Reino Unido y otros países europeos han implementado prohibiciones legales similares sobre el uso de harina de carne y huesos en todas las dietas de los animales de producción.

Con la drástica disminución de los casos clásicos de EEB desde la epidemia de la década de 1990, un debate en curso se centra posiblemente en relajar la prohibición completa de la harina de carne y hueso en la alimentación de otros animales, es decir, cerdos y aves de producción. En relación con este debate, es importante recordar que cualquier reaparición de la EEB pasará desapercibida durante años debido al periodo de incubación extraordinariamente largo de la enfermedad. Además, el hecho de que la EEB atípica persista en la población bovina significa que existe un riesgo constante de reintroducción de la EEB. Por tanto, se debe mantener un alto nivel de concienciación sobre la enfermedad, así como medidas eficaces de vigilancia y control.

De acuerdo con el Terrestrial Animal Health Code de la OMSA, las estrategias eficaces para prevenir la EEB y disminuir el riesgo de exposición humana incluyen la prohibición de la harina de carne y hueso en los alimentos para rumiantes, el diagnóstico de casos clínicos sospechosos (vigilancia pasiva), el diagnóstico de animales sometidos a sacrificio de emergencia o muertos en la granja (vigilancia activa), la retirada de los materiales específicos de riesgo (MER, p. ej., cerebro y médula espinal) de la cadena alimentaria humana, la prohibición de los MER en los alimentos para animales, la destrucción de todos los animales sospechosos de estar expuestos a alimentos contaminados, la restricción de la importación de ganado vivo y sus productos, la incineración de las canales afectadas y la identificación apropiada del ganado para una vigilancia eficaz y un seguimiento de los casos.

Riesgo zoonótico de la encefalopatía espongiforme bovina

Una variante nueva de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (vECJ) en la población humana en Gran Bretaña, inicialmente vista en 1996, ha sido asociada con la aparición de la encefalopatía espongiforme bovina. También se han visto casos de vECJ fuera del Reino Unido. Algunas de las personas afectadas en otros países anteriormente vivían en el Reino Unido; sin embargo, se han producido casos en otros países europeos entre personas que no han visitado el Reino Unido.

Los humanos se infectaron con el agente causante de la vECJ al comer tejidos bovinos infectados y, en casos humanos mortales, se identificó el prion de la EEB en el tejido cerebral. Por lo tanto, muchos países han introducido la eliminación obligatoria de los tejidos bovinos de alto riesgo de la cadena alimentaria humana y/o prohibido el consumo humano de bovinos >24 meses de edad. Además, se recomiendan las precauciones de seguridad apropiadas para la manipulación del agente de la EEB y la realización de necropsias del ganado sospechoso de estar infectado. Las precauciones de seguridad deben estar dirigidas principalmente a evitar exposiciones accidentales.

Puntos clave

  • La EEB es una enfermedad neurodegenerativa y mortal sin tratamiento disponible.

  • La EEB está causada por proteínas mal plegadas llamadas priones, que se acumulan en el SNC.

  • La EEB es una enfermedad zoonótica que causó una de las crisis alimentarias más importantes de Europa.

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