Los antibióticos se suelen emplear en medicina veterinaria para tratar enfermedades infecciosas, causadas por bacterias y otros microorganismos. Hay muchas clases diferentes de antibióticos disponibles para su uso en animales, incluyendo penicilinas, cefalosporinas, cefamicinas, aminoglucósidos, quinolonas, sulfamidas, tetraciclinas y macrólidos. Algunos son eficaces frente a una amplia gama de microorganismos, mientras que otros se dirigen más estrechamente (p. ej., pueden ser eficaces frente a algunas bacterias pero menos eficaces frente a otras bacterias). Por eso, los antibióticos suelen denominarse fármacos de espectro amplio o reducido, respectivamente.
El éxito del tratamiento antibiótico se basa en cuatro principios: 1) identificar el agente causante de la enfermedad y seleccionar el fármaco adecuado para el tratamiento; 2) alcanzar concentraciones eficaces del fármaco en el lugar de la infección, durante un periodo suficiente; 3) elegir una dosis, una frecuencia y un método de administración de la dosis que maximicen la probabilidad de curación, eviten la recaída y minimicen el riesgo de desarrollar resistencias sin causar daño al animal; y 4) utilizar un tratamiento de apoyo específico y adecuado para mejorar la capacidad del animal de superar la infección y las afecciones asociadas a la enfermedad.
La aparición de bacterias resistentes a los antibióticos disponibles en la actualidad, dentro de la población animal o humana, supone un problema grave. Cuando se producen resistencias, los fármacos que anteriormente habían tenido éxito ya no pueden considerarse tratamientos eficaces y deben desarrollarse nuevos fármacos. La resistencia puede desarrollarse de varias formas diferentes. Sin embargo, cuando se usan adecuadamente (es decir, se usa el antibiótico correcto y se administra según lo prescrito durante el periodo de tiempo apropiado), es menos probable que los antibióticos contribuyan a la selección de microorganismos resistentes a los antibióticos.
Cuando su veterinario le dé una receta para su mascota, asegúrese de que se le da exactamente según las instrucciones y de que se le administre la prescripción completa. No seguir las pautas de dosificación o no dar toda la prescripción puede causar una recidiva, una reinfección o el desarrollo de microorganismos resistentes a los antibióticos.