Los veterinarios suelen encontrar ambientes con poco oxígeno en espacios cerrados que contienen materiales biológicamente activos. El material vegetal recién cortado continuará siendo metabólicamente activo y, por lo tanto, consumirá potencialmente oxígeno del aire durante periodos de tiempo sorprendentemente largos. Si tales materiales (p. ej., granos, heno, madera recién cortada, etc.) se almacenan en espacios cerrados sellados (p. ej., silos, bodegas, etc.), con poca ventilación, se desarrollará una atmósfera con poco oxígeno. Estas circunstancias han provocado importantes bajas y muertes humanas. Estos ambientes siempre deben tratarse como sospechosos y su atmósfera debe testarse para detectar la presencia de aire respirable; la prueba con una llama no es un método adecuado. Se recomienda encarecidamente que los individuos no trabajen solos en estos ambientes y que se disponga de un método seguro para la extracción de personas que ingresen a estos entornos.
La entrada en ambientes con poco oxígeno puede provocar una pérdida rápida de conocimiento y muerte. Los signos y síntomas típicos de la hipoxia incluyen aturdimiento, fatiga, entumecimiento, hormigueo en extremidades, náuseas, ataxia, confusión, desorientación, alucinaciones, cambios en comportamiento, dolores de cabeza intensos, disminución de consciencia, papiledema, disnea, palidez, taquicardia y taquipnea, con progresión final a cianosis, ritmo cardiaco lento/cor pulmonale, presión arterial baja y muerte.
Los intentos de rescate, mal considerados y mal equipados en ambientes con poco oxígeno, han dado lugar a muchas víctimas humanas. Las operaciones de rescate en tales circunstancias las realizan mejor los profesionales debidamente equipados y capacitados.