Los relajantes musculares de acción central utilizados con mayor frecuencia para uso humano son el baclofeno, el carisoprodol, la ciclobenzaprina, el metocarbamol y la tizanidina. Todos estos fármacos producen cierto grado de depresión del sistema nervioso central (SNC) en los animales. El baclofeno tiene un margen de seguridad muy estrecho, y las ingestas a menudo requieren cuidados a largo plazo.
Se recomienda consultar con un centro de control de envenenamiento animal para cualquier ingesta de baclofeno y para grandes ingestas de otros relajantes del músculo esquelético.
Toxicosis por baclofeno en animales
El baclofeno es un relajante del músculo esquelético de acción central que se usa en humanos para controlar el dolor y la espasticidad derivados de la esclerosis múltiple, lesiones de la médula espinal y enfermedades de la médula. No existen formulaciones veterinarias aprobadas de baclofeno; sin embargo, se ha utilizado extraoficialmente para tratar algunas afecciones relacionadas con la espasticidad en el perro.
El baclofeno es un agonista del ácido gamma-aminobutírico (GABA) que actúa en el cerebro y la médula espinal inhibiendo la liberación de neurotransmisores excitadores. En el perro, el baclofeno se absorbe rápidamente desde el tracto gastrointestinal: las concentraciones máximas se alcanzan en unas 2 horas.
El baclofeno se distribuye de manera amplia, se metaboliza en el hígado y se elimina principalmente a través de la orina. La vida media en los perros es de 3,3 a 3,6 horas.
Las ingestas de 1,3 mg/kg de baclofeno han provocado signos clínicos en perros, y dosis de 8 mg/kg han causado la muerte. Se han presentado signos clínicos de toxicosis por baclofeno en gatos que ingirieron 1,7 mg/kg.
Los signos clínicos de toxicosis por baclofeno se suelen desarrollar rápidamente, unos minutos después de la ingestión; aun así, el inicio puede retrasarse hasta varias horas. Los signos más comunes son vocalización prolongada, salivación, vómitos, ataxia, debilidad, desorientación, temblores, parálisis flácida, convulsiones e hipotermia o hipertermia.
Los cambios cardiovasculares, como bradicardia o taquicardia, hipotensión o hipertensión, y arritmias cardiacas, ocurren con ingestas mayores. Los signos clínicos que amenazan la vida incluyen disnea, convulsiones no responsivas, depresión respiratoria y paro respiratorio.
Tratamiento
El tratamiento de la toxicosis por baclofeno probablemente será prolongado, y a menudo se necesita una consulta temprana con un centro de control de envenenamiento animal para lograr un resultado positivo. Los diversos signos clínicos pueden tratarse de la siguiente manera:
La inducción del vómito (emesis), seguida de la administración de una dosis única de carbón activado con un laxante, debe ser el curso de acción en un animal clínicamente normal si la exposición es muy reciente.
Una alternativa a la emesis y al carbón activado es el lavado gástrico utilizando un tubo con balón para proteger las vías respiratorias; sin embargo, se debe prestar estricta atención a la anestesia, porque la depresión del sistema nervioso central (SNC) ya puede ser profunda.
Se requieren líquidos intravenosos para corregir las pérdidas por vómitos y para mejorar la eliminación.
La ciproheptadina (en perros: 1,1 mg/kg, por vía oral (PO) o rectal, cada 1-6 horas según el efecto; en gatos: 2-4 mg/gato, por vía oral o rectal, administrado cada 4-6 horas según el efecto) es un medicamento eficaz para disminuir la disforia (vocalización, desorientación).
Se recomienda el maropitant (1 mg/kg, SC, IV o por vía oral, cada 24 horas) o el ondansetrón (0,5-1 mg/kg, IV o por vía oral, cada 12 horas) para prevenir y tratar los vómitos.
Las convulsiones deben tratarse con la dosis más baja y efectiva de diazepam (0,5-1 mg/kg, IV, hasta el efecto deseado) o con otro benzodiazepínico; no se recomiendan los barbitúricos de acción prolongada, ya que pueden causar depresión respiratoria. Puede ser necesario el uso de propofol o el uso cuidadoso de anestesia general para las convulsiones resistentes al tratamiento.
La bradicardia generalmente responde a la atropina (0,02-0,04 mg/kg, IM, IV o SC, una vez).
La hemodiálisis y la hemoperfusión se han utilizado para tratar sobredosis grandes.
Se ha descrito que la emulsión lipídica intravenosa es un tratamiento exitoso para algunas ingestas de baclofeno. Existen varios protocolos diferentes; más comúnmente, se administra 1,5 mL/kg de una emulsión al 20 % por vía IV durante 5-15 minutos, seguido de una infusión continua (CRI) de 0,25 mL/kg/minuto durante 1-2 horas. Esta secuencia se puede repetir si los signos clínicos de toxicosis regresan y el suero no tiene aspecto lechoso por exceso de lípidos.
Los animales con toxicosis por baclofeno deben ser monitoreados y tratados por cambios cardiacos y respiratorios, así como por hipotermia. El soporte respiratorio puede ser necesario en casos graves. El uso de flumazenil es controvertido y no se recomienda, ya que puede precipitar convulsiones.
Toxicosis por carisoprodol en animales
El carisoprodol es un medicamento menos comúnmente utilizado en humanos para el malestar asociado con afecciones dolorosas de los músculos esqueléticos. No actúa directamente sobre los músculos esqueléticos; más bien, interrumpe la comunicación neuronal dentro de la médula espinal y la formación reticular descendente en el cerebro. No existen productos veterinarios aprobados que contengan carisoprodol.
Algunos de los efectos del carisoprodol están relacionados con su capacidad para modular los receptores de GABA, y otros se deben a mecanismos diferentes. En los humanos, el carisoprodol tiene un inicio de acción muy rápido: los signos clínicos ocurren en 30 minutos y duran 2-6 horas.
El carisoprodol se metaboliza en el hígado a varios metabolitos (lo que incluye el meprobamato, un fármaco con efectos sedantes y ansiolíticos) y se excreta en la orina. La vida media de eliminación en humanos es corta para el carisoprodol (1,7-2 horas) y larga para el meprobamato (aproximadamente 10 horas). Existe poca información farmacocinética disponible para los animales.
No existe una dosis tóxica definida de carisoprodol en animales. Los signos clínicos de toxicosis en perros incluyen debilidad, apatía, ataxia, actividad mental anormal, taquicardia, convulsiones y coma.
Tratamiento
La toxicosis por carisoprodol se trata con cuidados de apoyo, siguiendo la mayoría de las pautas proporcionadas para el baclofeno. La hemodiálisis y la diálisis peritoneal se han utilizado con éxito en intoxicaciones humanas. No se han realizado estudios en animales. La emulsión lipídica intravenosa se ha utilizado para tratar la toxicosis por carisoprodol en niños, pero no se ha evaluado en animales (1).
Toxicosis por ciclobenzaprina en animales
La ciclobenzaprina se utiliza en humanos para aliviar los espasmos musculares asociados con trastornos osteomusculares agudos. Actúa principalmente dentro del SNC a nivel del tronco encefálico. Estructuralmente, la ciclobenzaprina está relacionada con algunos fármacos antidepresivos tricíclicos. No existen productos veterinarios aprobados que contengan ciclobenzaprina; sin embargo, se ha utilizado extraoficialmente para tratar los espasmos asociados con afecciones de la columna en perros.
La ciclobenzaprina se absorbe rápida y casi completamente después de ingerirse; las concentraciones plasmáticas máximas se alcanzan en 2 horas. Se metaboliza de manera extensa en el hígado a diez metabolitos y se excreta tanto en las heces como en la orina.
No existe una dosis tóxica mínima definida de ciclobenzaprina para los animales; sin embargo, se han reportado las siguientes correlaciones (2):
Los perros que recibieron una dosis única oral de 2 mg/kg no desarrollaron signos clínicos.
Los perros que recibieron una dosis de 2 mg/kg, por vía oral, cada 24 horas durante 12 meses desarrollaron ptialismo, vómitos y sequedad en la nariz y las encías.
Las dosis de 10 mg/kg cada 24 horas durante 28 semanas resultaron en signos clínicos como los mencionados anteriormente, así como cambios en la forma de las ondas del ECG (ondas P y T prominentes).
Las dosis de 60 mg/kg cada 24 horas durante 4 semanas llevaron a taquicardia, ataxia, convulsiones y muerte.
Tratamiento
Los diversos signos clínicos de la toxicosis por ciclobenzaprina pueden tratarse de la siguiente manera:
La inducción del vómito (emesis), seguida de la administración de una dosis única de carbón activado con un laxante debe ser el curso de acción para tratar la toxicosis por ciclobenzaprina en un paciente clínicamente normal si la exposición es muy reciente.
El lavado gástrico utilizando un tubo con balón para proteger las vías respiratorias, seguido de la administración de una dosis única de carbón activado con un laxante, es una alternativa aceptable.
La ciclobenzaprina sufre recirculación enterohepática, por lo que se deben administrar dos dosis adicionales de carbón activado sin un laxante a intervalos de 6-8 horas, mientras se monitorea al paciente en busca de hipernatremia.
Se deben administrar líquidos intravenosos para corregir las pérdidas por vómitos.
Las convulsiones se tratan mejor con la dosis más baja y efectiva de diazepam (0,25-0,5 mg/kg, IV, hasta el efecto deseado) o con otro benzodiazepínico.
La hemodiálisis probablemente no será útil.
La emulsión lipídica intravenosa se ha utilizado con éxito en perros y en humanos (3).
El tratamiento adicional es de apoyo.
Toxicosis por metocarbamol en animales
El metocarbamol es un relajante muscular esquelético de acción central que se utiliza en animales para tratar una amplia variedad de trastornos asociados con inflamación muscular, traumatismos y rigidez. Se desconoce el mecanismo de acción, además de la depresión del SNC.
En los gatos, el metocarbamol tiene cierto efecto directo sobre las fibras musculares esqueléticas. La absorción en perros es rápida: las concentraciones plasmáticas máximas se alcanzan en 2 horas.
El metocarbamol se metaboliza extensamente en el hígado y se excreta casi de forma completa en la orina; su vida media de eliminación es de 1,7 horas.
Los signos clínicos más comunes de intoxicación por metocarbamol incluyen letargo, debilidad, ataxia y vómitos. Las ingestas grandes pueden resultar en signos más graves del SNC.
Tratamiento
El tratamiento de la toxicosis por metocarbamol consiste en cuidados de apoyo. La inducción del vómito (emesis), seguida de la administración de una dosis única de carbón activado con un laxante, debe ser el curso de acción en un animal clínicamente normal si la exposición fue reciente. Una alternativa es el lavado gástrico utilizando un tubo con balón para proteger las vías respiratorias.
Se debe monitorear a los animales con toxicosis por metocarbamol con frecuencia para detectar depresión del SNC y respiratoria. Todo tratamiento adicional depende de la cantidad del fármaco ingerido y de los signos clínicos específicos.
Toxicosis por tizanidina en animales
La tizanidina es un agonista alfa-2-adrenérgico que se utiliza para tratar la espasticidad muscular en humanos con esclerosis múltiple, lesiones de la médula espinal u otros trastornos neuromusculares. Al mejorar la inhibición presináptica, se reduce la liberación de neurotransmisores excitadores en la médula espinal. También existen otros mecanismos de acción en la médula espinal.
Hay pocos datos farmacocinéticos sobre la tizanidina para animales. La absorción en perros es moderadamente lenta: las concentraciones plasmáticas máximas se alcanzan en 2,25-2,5 horas. La tizanidina se metaboliza en el hígado, y aproximadamente el 80 % se excreta en la orina.
Los signos clínicos de toxicosis por tizanidina en perros y gatos incluyen letargo y sedación, bradicardia, hipotensión, ataxia y vómitos; los signos generalmente ocurren con dosis superiores a 0,45 mg/kg.
Tratamiento
La toxicosis por tizanidina se trata con cuidados de apoyo, siguiendo la mayoría de las pautas proporcionadas para el baclofeno. Pueden ser necesarios vasopresores si la hipotensión es grave y no responde a los líquidos intravenosos.
La hemodiálisis probablemente no sea beneficiosa en sobredosis, debido a que la tizanidina tiene una solubilidad limitada en agua.
La emulsión lipídica intravenosa se ha utilizado con éxito en humanos, pero aún no se ha evaluado en animales (4).
Conceptos clave
Algunos de los signos tempranos comunes de toxicosis son debilidad, ataxia y letargo, que pueden progresar rápidamente a signos clínicos más graves.
La toxicosis por baclofeno es especialmente peligrosa en pequeños animales. El margen de seguridad es pequeño y el inicio de los signos graves es muy rápido.
La grasa intravenosa se ha utilizado con éxito en humanos o animales para tratar las toxicosis ocasionadas por la mayoría de estos relajantes del músculo esquelético.
Para más información
American Society for the Prevention of Cruelty to Animals (ASPCA)
Hay Kraus BL. Centrally acting muscle relaxants. En Aarnes T, Lerche P, eds. Pharmacology in Veterinary Anesthesia and Analgesia. Wiley; 2024:183-201. doi:10.1002/9781118975169.ch15
Farrell KS. Baclofen. En Hovda LR, Brutlag AG, Poppenga RH, Epstein SE, eds. Blackwell's Five-Minute Veterinary Consult Clinical Companion: Small Animal Toxicology. 3rd ed. Wiley-Blackwell; 2024: 129-133.
Consulte también el contenido sobre la salud de las mascotas referido a las intoxicaciones por relajantes musculares.
Referencias
Chegondi M, Badheka A, Chacham S, Kahana M. Intravenous lipid emulsion rescue therapy in a child with carisoprodol overdose. Cureus. 2019;11(11):e6250. doi:10.7759/cureus.6250
Cyclobenzaprine product monograph: Cyclobenzaprine (Cyclobenzaprine Hydrochloride), USP, 10 mg Tablets. Sanis Health Inc.; 2017.
Dreese K, Odunayo A, Bucknoff MC. Case report: treatment of cyclobenzaprine ingestion in two dogs with intravenous intralipid therapy. Front Vet Sci. 2024;11:1354028. doi:10.3389/fvets.2024.1354028
Souza R, Jauregui J, Valento M. Mixed propranolol and tizanidine overdose treated with intravenous lipid emulsion. Toxicol Commun. 2018;2(1):71-74. doi:10.1080/24734306.2018.1522027