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Fatiga durante el ejercicio prolongado en caballos

PorAmelia S. Munsterman, DVM, PhD, DACVS, DACVECC, Department of Large Animal Clinical Sciences, College of Veterinary Medicine, Michigan State University
Revisado/Modificado Modificado may 2024
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La fatiga como resultado del ejercicio prolongado, como las carreras de resistencia y las competiciones, depende de la duración e intensidad de la actividad, de las reservas de glucógeno hepático, de la temperatura ambiente y de los mecanismos de fatiga central. Las pérdidas excesivas de líquidos y electrólitos a través del sudor también pueden contribuir a la fatiga, a través de desequilibrios metabólicos y alteraciones en los patrones circulatorios sistémicos. El diagnóstico del síndrome de caballo exhausto se basa en los signos clínicos de deshidratación, cambios en las características de los electrólitos séricos, miopatías y cambios en el estado mental. El tratamiento se centra en el enfriamiento externo, la restauración del volumen de líquido circulante y los cuidados de apoyo.

El ejercicio prolongado depende principalmente del metabolismo aeróbico, frente al ejercicio de alta intensidad, que se basa más en el metabolismo anaeróbico como fuente de energía. La fatiga durante el ejercicio prolongado se ha asociado con hipoglucemia y agotamiento de las reservas de glucógeno en el músculo y el hígado. El glucógeno intramuscular proporciona el 50 % de la energía durante los primeros 30 min de ejercicio submáximo, pero desciende a menos del 20 % después de 1 hora. La glucosa sanguínea contribuye en menor medida, ya que solo proporciona el 10 % de la energía total utilizada. Aunque los ácidos grasos circulantes pueden suponer una fuente de energía durante el ejercicio prolongado, la fatiga aparecerá antes de que estas reservas de grasa se agoten por completo.

En el ejercicio prolongado, el calor generado durante la resíntesis de ATP por vía aeróbica supone para al animal la necesidad de una gran actividad termorreguladora. Solo el 20-25 % de la energía total producida por los músculos se convierte en energía mecánica, lo que deja un 75-80 % de esa energía que debe eliminarse en forma de calor.

Las respuestas fisiológicas a la producción de calor incluyen sudoración y jadeo para eliminar el acceso de calor del cuerpo. Las complicaciones asociadas a estos mecanismos compensatorios incluyen deshidratación, alteración del equilibrio ácido-base (que son causas de fatiga), agotamiento e incluso la muerte (que puede producirse después de un ejercicio prolongado).

Síndrome del caballo exhausto

El síndrome del caballo exhausto, conocido en las carreras de resistencia como el "metabólico", es una afección relacionada con la fatiga muscular grave, en paralelo con pérdidas masivas de líquido y electrólitos a través de la sudoración. La falta de perfusión tisular adecuada lleva a hipoxia, alteraciones ácido-base y signos clínicos de fallo multiorgánico. El análisis de sangre puede identificar el nivel de deshidratación y los cambios en los electrólitos, que pueden verse afectados por la diferencia de iones fuertes como por la producción de ácido láctico. El tratamiento se centra en abordar el desequilibrio de líquidos y electrólitos con administración de líquidos y tratamientos de enfriamiento. Pueden ser necesarios tratamientos adicionales para abordar específicamente miopatías, arritmias cardíacas, coagulopatías, edema cerebral y fallo renal.

Los caballos ocasionalmente desarrollan signos clínicos graves de fatiga en pruebas de resistencia, a pesar de las prácticas de prevención usadas actualmente, incluida la evaluación de la recuperación durante las paradas de descanso. Los caballos que compiten en deportes que incluyen pruebas de 3 días, paseos de resistencia o conducción combinada corren el riesgo de desarrollar un agotamiento potencialmente mortal.

Etiología

El síndrome de caballo exhausto ocurre cuando los costos fisiológicos del ejercicio submáximo sostenido exceden la capacidad del caballo para mantener y recuperar el equilibrio de líquidos y electrólitos. Durante el ejercicio prolongado en condiciones de calor, los caballos pueden perder líquidos corporales a razón de 10-15 l/h a través del sudor. Puede ser necesario un tratamiento urgente de los déficits de líquidos y electrólitos, y de la hipertermia (temperatura rectal >40,5 °C). Los caballos exhaustos pueden perder hasta un 10 % de su peso corporal en forma de agua, y en algunos casos pueden alcanzar un déficit de líquidos corporales de hasta 40 l, dependiendo de su tamaño.

El agua que se pierde como sudor procede principalmente del líquido extracelular y del plasma circulante. La disminución del volumen sanguíneo reduce la perfusión a los órganos vitales y dificulta la termorregulación. En los casos graves, la alteración cardiovascular puede dar lugar a insuficiencia multiorgánica, que incluye lesión renal, de la mucosa GI y de la lámina de la pezuña.

Fisiopatología

A diferencia del sudor humano, el sudor equino es hipertónico; por eso, la sudoración en caballos se asocia con una pérdida más drástica de electrólitos que en otras especies. Puede producirse pérdida de sodio, potasio y cloruro, así como de calcio y magnesio. Las alteraciones de los electrólitos musculares pueden contribuir directamente a los signos clínicos de fatiga. El trastorno ácido-base más común resultante de los desequilibrios electrolíticos es la alcalosis metabólica (vea el video de Alcalosis metabólica).

Durante los eventos de resistencia, el metabolismo de la energía aeróbica produce cantidades mínimas de ácido láctico; por lo tanto, predomina la alcalosis causada por alteraciones de iones fuertes (hipocloremia e hipopotasiemia). El agotamiento de magnesio y calcio puede contribuir aún más a la disfunción neuromuscular, y causa íleo, arritmias cardiacas y movimiento diafragmático sincrónico.

A diferencia de la equitación de resistencia, el metabolismo anaeróbico predomina en eventos como competiciones de 3 días de duración y de conducción combinada, lo que da lugar a una acidosis metabólica (vea el video de Acidosis metabólica). Una vez recuperado el animal, lo que puede oscilar entre 30 min y 2 h tras el evento, el lactato se oxida y la acidosis se resuelve. Entonces predominará la alcalosis metabólica. Es importante reconocer que los caballos participantes en eventos con múltiples períodos intermitentes de esfuerzo de máxima intensidad también pueden manifestar signos clínicos de golpe de calor por esfuerzo o del síndrome del caballo exhausto.

Signos clínicos

Los caballos afectados por el síndrome del caballo exhausto muestran una variedad de signos, que incluyen los siguientes:

  • Anomalías de la perfusión y signos de deshidratación.

  • Sudoración, que puede ser deficiente o ausente.

  • Trastornos mentales, apatía.

  • Alteraciones en la marcha, ataxia.

  • Decúbito.

  • dolor abdominal

  • Laminitis.

  • Signos clínicos de miopatía (músculos abdominales duros, dolor a la palpación).

  • Taquicardia y taquipnea persistentes, incluso con un descanso adecuado.

  • Eemperatura rectal elevada (≥42 °C).

Tratamiento

  • Tratamientos de enfriamiento externo e interno.

  • Restauración del volumen de líquido circulante.

Enfriamiento rápido.

El enfriamiento debe iniciarse llevando a los caballos hipertérmicos a la sombra y tratándolos con baños con esponjas, mangueras de agua fría o ventiladores de nebulización. El agua debe eliminarse del pelaje con un raspador de sudor, proceso que debe repetirse para evitar que se forme en la piel una capa aislante de agua tibia. Se ha de evitar la aplicación de agua helada, así como los baños de alcohol o la aplicación directa de hielo. Los enemas de agua fría o el lavado peritoneal y gástrico pueden ayudar a reducir la temperatura corporal en los casos graves.

Fluidoterapia

En casos de deshidratación, se pueden administrar soluciones isotónicas equilibradas mediante intubación nasogástrica siempre y cuando el caballo tenga borborigmos normales. Inicialmente, los caballos pueden recibir hasta 8 L, y continuar, si es necesario, con la administración posterior de 4-8 L cada 1-2 horas. Las mezclas comerciales de electrólitos para caballos son adecuadas; sin embargo, no se deben utilizar soluciones hipertónicas, hipotónicas ni alcalinas.

En los casos graves, se prefiere la fluidoterapia IV. Inicialmente debe administrarse una dosis de choque de una solución electrolítica equilibrada (bolo de 20-40 mL/kg) con la adición de 100 ml de gluconato de calcio al 23 % por cada 5 L y dextrosa al 5 % (por ejemplo, 500 ml de dextrosa al 50 % por cada 5 L de líquidos). La administración de otros líquidos y aditivos debe basarse en los resultados de una revaluación de la bioquímica sérica y del estado de hidratación. La diuresis puede ser necesaria en casos con insuficiencia renal o mioglobinuria concomitante.

Los tratamientos complementarios pueden incluir AINE para el dolor muscular y los cólicos, administrados simultáneamente con fluidoterapia para prevenir la lesión renal, y fenotiacinas para evitar la ansiedad causada por las miopatías. También pueden ser necesarios fármacos anticonvulsivos y dexametasona para ayudar a reducir el edema cerebral. El dimetilsulfóxido administrado por vía IV puede ser útil para ayudar a reducir la inflamación, y la heparina de bajo peso molecular puede administrarse por vía SC para tratar las coagulopatías.

Prevención

La temperatura y la humedad ambientales tienen un elevado impacto en la gravedad de la alteración del equilibrio de líquidos del caballo durante el ejercicio prolongado. Es importante garantizar una hidratación adecuada antes de los eventos, especialmente después de largos viajes en remolque al emplazamiento de estos, y proporcionar acceso a líquidos durante y después del ejercicio para reducir la probabilidad de deshidratación. La administración de líquidos, electrólitos y glucosa suplementarios antes y durante la competición, cuando lo permitan las normativas de dopaje, puede reducir la incidencia del síndrome del caballo exhausto.

Conceptos clave

  • El ejercicio prolongado se apoya en el metabolismo aeróbico, lo que es esencialmente ineficaz y produce grandes cantidades de calor que el cuerpo debe eliminar.

  • El síndrome del caballo exhausto se caracteriza por deshidratación, miopatías, dolor abdominal y cambios en la actividad mental. Se ha observado en caballos que compiten en deportes de resistencia o en eventos de 3 días, y es un mayor riesgo cuando las temperaturas ambiente son altas. 

  • El tratamiento del síndrome del caballo exhausto debe centrarse en estrategias de rehidratación y enfriamiento externo rápido con lavado con agua fría y raspado del sudor.

  • Los tratamientos complementarios pueden incluir sedación, AINE y glucocorticoides.

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