Los divertículos, similares a bolsas, son dilataciones de la pared esofágica y pueden ser congénitos o adquiridos. Son muy poco frecuentes en perros y gatos. Los divertículos adquiridos son de dos tipos: por pulsión y por tracción.
Divertículos por pulsión:
Son el resultado de un aumento de la presión intraluminal o la inflamación esofágica profunda, lo que puede provocar una hernia de la mucosa.
Afecciones que predisponen: esofagitis, estenosis esofágica, cuerpos extraños, anomalías del anillo vascular, megaesófago y hernia de hiato.
Afectan a la mucosa esofágica, submucosa y muscular.
Divertículos por tracción:
Resultan de una inflamación en la cavidad torácica cercana al esófago.
Se produce tejido fibroso que, a continuación, se contrae y empuja la pared esofágica hacia fuera.
Afectan a todas las capas del esófago.
Los divertículos pequeños pueden ser subclínicos. Los divertículos grandes permiten que los alimentos se queden atrapados en la bolsa, provocando disnea posprandial, regurgitación y anorexia. Las exploraciones radiográficas pueden mostrar el divertículo si este está lleno de comida o de aire; sin embargo, las radiografías de contraste son mejores para mostrar las bolsas. La endoscopia también permite la visualización e identificación de la ulceración y la cicatrización.
Los divertículos pequeños pueden ser tratados con una dieta blanda y suave, administrada mientras el animal permanece de pie. Los divertículos grandes requieren extirpación quirúrgica y reconstrucción de la pared esofágica. El pronóstico posquirúrgico es bastante bueno.