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Piemia por garrapatas en corderos

PorZerai Woldehiwet, DVM, PhD, DipAgric, University of Liverpool
Revisado/Modificado Modificado sept 2024
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La piemia por garrapatas es principalmente una sobreinfección estafilocócica de corderos ya infectados con Anaplasma phagocytophilum, el agente causante de la fiebre transmitida por garrapatas. Inicialmente, se asumía que las garrapatas inyectaban Staphylococcus aureus durante la alimentación. Sin embargo, estudios posteriores confirmaron que la piemia por garrapatas es el resultado de la disminución de la capacidad fagocítica de los neutrófilos infectados con A. phagocytophilum. Luego se forman abscesos incapacitantes en las articulaciones y en otras partes del cuerpo. El diagnóstico se basa en los signos clínicos, el aislamiento de la bacteria de las lesiones, la demostración de A. phagocytophilum en granulocitos en frotis sanguíneos y mediante prueba de PCR. La penicilina o la tetraciclina pueden usarse para el tratamiento.

La piemia por garrapatas afecta a corderos de 2-12 semanas de vida, pero puede aparecer en rumiantes de todas las edades. Se caracteriza por debilidad, cojera incapacitante y parálisis. Los abscesos piémicos son frecuentes en las articulaciones, pero también se pueden encontrar prácticamente en cualquier órgano. La enfermedad causa serias pérdidas económicas por debilitamiento y muerte.

La piemia por garrapatas es enzoótica en muchas regiones del Reino Unido e Irlanda, donde es habitual la garrapata Ixodes ricinus, y es probable que esté presente en otras partes de Europa en las que habita la misma garrapata. La piemia por garrapatas en corderos en el Reino Unido también está asociada con infestaciones de garrapatas Haemaphysalis punctata que albergan Babesia motasi y Theileria luwenshuni.

Etiología de la piemia por garrapatas en corderos

Se considera que Staphylococcus aureus es la principal causa de los abscesos piémicos, porque se ha aislado sistemáticamente de lesiones tanto superficiales como profundas, donde es raro encontrar otras bacterias. El nombre "piemia por garrapatas" refleja el hecho de que esta afección se da en ovejas que pastorean en zonas infectadas con garrapatas. Inicialmente, se asumía que las garrapatas inyectaban S. aureus durante la alimentación. Sin embargo, estudios posteriores confirmaron que la afección es el resultado de la disminución de la capacidad fagocitaria de los neutrófilos una vez infectados con la bacteria Anaplasma phagocytophilum (1). Por lo tanto, el principal papel de I. ricinus en la piemia por garrapatas no es como vector de S. aureus, sino como vector de A. phagocytophilum, el cual predispone a corderos, ovejas adultas y a otros rumiantes a una infección secundaria con S. aureus y otros patógenos.

Cuando un rumiante tiene una infestación de garrapatas I. ricinus que albergan una variante específica de rumiantes de A. phagocytophilum, puede presentar la fiebre causada por garrapatas y recuperarse tras una o dos semanas. Sin embargo, como la bacteria infecta a los neutrófilos y a otros granulocitos y causa inmunodepresión de otras formas, los animales infectados son propensos a sufrir sobreinfecciones por otras bacterias, virus y hongos. Por lo tanto, las ovejas, los bovinos y otros rumiantes que se estén recuperando de la fiebre causada por garrapatas también son propensos a la piemia por garrapatas, aborto, neumonía, encefalomielitis ovina, pasteurelosis neumónica y otras infecciones secundarias.

Los corderos afectados por la fiebre transmitida por garrapatas presentan una grave leucocitopenia y los neutrófilos localizados en sangre periférica pierden capacidad para fagocitar y destruir S. aureus. Estudios experimentales han demostrado que los corderos con fiebre causada por garrapatas son más susceptibles a infecciones experimentales con S. aureus mientras están en estado de neutrocitopenia y que hasta un 30 % de los corderos con fiebre causada por garrapatas pueden presentar infecciones por estafilococos.

La epidemiología de la fiebre causada por garrapatas está estrechamente relacionada con la biología de I. ricinus. La enfermedad está restringida a las zonas habitadas por I. ricinus y a las estaciones del año que favorecen las poblaciones altas de garrapatas y su actividad.

Hallazgos clínicos de la piemia por garrapatas en corderos

La piemia por garrapata provoca el desarrollo de abscesos en diversas partes del cuerpo, principalmente, en articulaciones, vainas de los tendones y músculos. Estos dan lugar a la cojera de los animales, de ahí el uso común del término "corderos cojos". En algunos brotes, más del 30 % de los corderos pueden verse afectados; por lo general, están lánguidos e inapetentes y, a menudo, sufren pérdida de condición corporal.

Los abscesos internos que no afectan a las articulaciones pueden no mostrar más signos clínicos que el mal estado físico, pero, si afectan al SNC, pueden producir ataxia, paraplejia u otros signos nerviosos.

La enfermedad incapacitante se prolonga durante días o semanas, pero la piemia por garrapatas puede presentarse también como una septicemia aguda. Ocasionalmente, pueden producirse muertes súbitas como resultado de la existencia de múltiples abscesos internos sin otros signos visibles. Hasta un 50 % de los corderos afectados pueden morir y los que sobreviven se recuperan lentamente.

Lesiones

Aparte de las articulaciones y otras estructuras superficiales, los abscesos de la piemia por garrapatas se localizan habitualmente en el hígado, los pulmones y los riñones. Estos pueden aparecer, además, en las meninges de la médula espinal, en el pericardio y en el miocardio. El diafragma, el timo y las cápsulas adrenales se ven afectados en menor medida. Frecuentemente, las garrapatas pueden encontrase adheridas a una zona inflamada.

Diagnóstico de la piemia por garrapatas en corderos

  • Signos clínicos

  • El aislamiento de S. aureus en las lesiones

  • Demostración de A. phagocytophilum por prueba de PCR

La historia y los signos clínicos son indicadores valiosos de la piemia por garrapatas. El diagnóstico se basa en la restricción de la enfermedad a los corderos introducidos en zonas infestadas durante temporadas de actividad alta de garrapatas y en la demostración, mediante prueba de PCR, de ADN específico de A. phagocytophilum en muestras de sangre o de inclusiones citoplasmáticas típicas en neutrófilos en sangre periférica. El aislamiento de S. aureus en las lesiones y la ausencia de otras bacterias ayuda a confirmar la piemia por garrapatas.

El mal estado físico y el malestar, sin cojera, pueden ser difíciles de reconocer como signos de una piemia por garrapatas y la forma aguda puede confundirse con otras enfermedades que cursen con septicemia. La piemia por garrapatas puede asemejarse a otras infecciones de carácter supurativo de los neonatos, como la onfalitis y las enfermedades articulares debidas a infecciones causadas por otras bacterias como estreptococos y Trueperella pyogenes.

Tratamiento y control de la piemia por garrapatas en corderos

  • Penicilina o tetraciclina

  • Control de garrapatas

El tratamiento de los casos clínicos de piemia por garrapatas con penicilina o tetraciclina puede resultar efectivo, siempre que las lesiones no estén demasiado avanzadas.

La administración de oxitetraciclina de acción prolongada (20 mg/kg, IM, una vez) puede ayudar a los corderos recién nacidos, en el momento de mayor riesgo, a prevenir tanto la fiebre transmitida por garrapatas como la piemia por garrapatas, durante las primeras semanas de vida. Una sola inyección con el doble de la dosis estándar de oxitetraciclina (40 mg/kg, IM), administrada a las 3 semanas de vida, puede reducir significativamente la mortalidad y morbilidad en corderos jóvenes que pastan en campos infestados por garrapatas, y mejorar la ganancia de peso y el estado físico en el resto del rebaño.

El tratamiento profiláctico con oxitetraciclina de acción prolongada puede prevenir el desarrollo de la fiebre transmitida por garrapatas y la pirexia y la inmunodepresión asociadas durante hasta 3 semanas, lo que reduce la incidencia de la piemia por garrapatas y otras infecciones secundarias como la pasteurelosis y la colibacilosis (2, 3, 4).

Aunque el tratamiento con oxitetraciclina puede inhibir el desarrollo de inmunidad contra la fiebre causada por garrapatas, si los corderos tratados finalmente desarrollan la fiebre, ya tendrán varias semanas de edad y serán menos susceptibles a la piemia por garrapatas. La exposición deliberada de los corderos mediante inyección con A. phagocytophilum y su posterior tratamiento con oxitetraciclina podría proporcionar cierta inmunidad antes de que se los introduzca en áreas infestadas por garrapatas. Sin embargo, es necesario inyectarles cepas bacterianas específicas de la región, ya que algunas cepas de A. phagocytophilum no presentan inmunidad cruzada. Además, el uso de agentes antimicrobianos profilácticos en animales productores de alimentos puede estar prohibido en algunos países.

El control de la infestación por garrapatas es la prevención más eficaz. Esto puede lograrse limitando el pastoreo de corderos y ovejas únicamente a pastizales de tierras bajas, libres de garrapatas, durante las primeras semanas de vida, o sumergiendo a las ovejas antes del parto en baños acaricidas y, posteriormente, proporcionando protección a los corderos con baños o friegas de acaricidas. El control de las garrapatas en corderos jóvenes se logra con preparaciones de cipermetrina o con friegas aplicadas antes de trasladar a los corderos desde los pastos de cría hasta los pastos libres.

Conceptos clave

  • La piemia por garrapatas es una infección estafilocócica secundaria de corderos infectados con la bacteria Anaplasma phagocytophilum.

  • El signo clínico primario es la cojera causada por abscesos en articulaciones o músculos.

  • La penicilina o la tetraciclina pueden usarse para el tratamiento.

  • Reducir la infestación por garrapatas es la forma más eficaz de control.

Para más información

Referencias

  1. Woldehiwet Z. The effects of tick-borne fever on some functions of polymorphonuclear cells of sheep. J Comp Pathol. 1987;97(4):481-485. doi:10.1016/0021-9975(87)90026-0

  2. Brodie TA, Holmes PH, Urquhart GM. Some aspects of tick-borne diseases of British sheep. Vet Rec. 1986;118(15):415-418. https://europepmc.org/article/med/3754669

  3. Brodie TA, Holmes PH, Urquhart GM. Prophylactic use of long-acting tetracycline against tick-borne fever (Cytoecetes phagocytophila) in sheep. Vet Rec. 1988;122(2):43-44. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/3363826/

  4. Tuomi J. Experimental studies on bovine tick-borne fever: 5. Sensitivity of the causative agent to some antibiotics and to sulphamezathine. Acta Pathol Microbiol Immunol Scand. 1967;71:109-113. doi:10.1111/j.1699-0463.1967.tb05148.x