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Diagnóstico de problemas de comportamiento en animales

PorKatherine Pankratz, DVM, DACVB, Animal Behavior Clinic
Revisado/Modificado Modificado sept 2024
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Los veterinarios deben tener conocimientos sobre el comportamiento y desarrollo de las especies específicas, los principios del aprendizaje y los signos clínicos de miedo y ansiedad para poder diferenciar entre comportamientos normales y anormales. Cuando se presenta un animal con un comportamiento indeseable, el primer paso es excluir otros problemas médicos que puedan estar causando o contribuyendo a las alteraciones del comportamiento.

Además, aunque es común considerar los efectos de enfermedades en el comportamiento, el estrés puede causar alteraciones en las respuestas conductuales, fisiológicas e inmunitarias, que pueden tener efectos variables sobre la salud y el comportamiento con una cronicidad creciente. El estrés conduce a alteraciones en el eje hipotálamo-hipófisis y en los niveles de dopamina, serotonina, noradrenalina y prolactina. En los animales, el estrés puede causar o contribuir a la cistitis intersticial felina; trastornos cutáneos, respiratorios y GI; y también problemas de conducta, como los trastornos compulsivos o las respuestas de miedo exageradas y la polidipsia y la polifagia psicógenas.

El diagnóstico de cualquier problema de comportamiento requiere identificar todos los signos clínicos comportamentales y médicos, comprender a fondo la anamnesis del paciente, y realizar exámenes físicos y neurológicos completos, además de cualquier prueba diagnóstica necesaria para descartar afecciones médicas subyacentes que puedan causar o contribuir a los signos clínicos (consulte la tabla "Causas médicas de las alteraciones del comportamiento").

Tabla
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Si no existe una causa médica subyacente para las alteraciones del comportamiento, se requiere una anamnesis exhaustiva del comportamiento para determinar el diagnóstico, el pronóstico y las opciones de tratamiento.

La historia puede recopilarse en parte haciendo que el propietario complete un cuestionario de historia antes de la visita, especialmente con respecto a los datos sobre el hogar y la vivienda, la familia, el horario diario, el entrenamiento, la cría y los antecedentes. También es necesaria una entrevista interactiva y discusión con las personas responsables del cuidado, alojamiento y entrenamiento del animal para evaluar cómo ha evolucionado el problema desde su inicio hasta el momento actual. Pedirle a los dueños que lleven videos de los comportamientos puede ofrecer información valiosa para el diagnóstico, el pronóstico y el manejo o mejora del problema.

Para cada problema de comportamiento, se deben considerar el antecedente, el comportamiento y la consecuencia (modelo ABC utilizado en la terapia de análisis de conducta aplicada). El antecedente es lo que precede al comportamiento no deseado; el comportamiento es la descripción del problema que ocurre después del antecedente; y la consecuencia es lo que sucede inmediatamente después del comportamiento. Con la madurez y el aprendizaje, se puede enseñar al animal a responder de manera diferente a un estímulo; por lo tanto, los eventos que inician un comportamiento problemático pueden ser tan importantes de evaluar como los eventos más recientes que lo perpetúan.

La historia clínica debe incluir la siguiente información:

  • sexo, raza y edad del animal;

  • descripción del comportamiento indeseable (según el modelo ABC);

  • edad de inicio;

  • duración;

  • frecuencia (horaria, diaria, semanal, mensual);

  • intensidad de los episodios;

  • duración de los episodios;

  • cualquier cambio en el patrón (p. ej., la frecuencia, intensidad y duración de los episodios);

  • las medidas correctivas probadas y las respuestas;

  • cualquier actividad que detenga el comportamiento (por ejemplo, el animal colapsa);

  • rutina de 24 horas del animal y del dueño, así como cualquier variabilidad diaria;

  • Entorno y alojamiento.

  • antecedentes familiares del animal (personas y otros animales en la casa o propiedad);

  • influencias genéticas del comportamiento (por ejemplo, comportamiento de los parientes o los individuos incluidos en el pedigrí), si se conocen;

  • Cualquier otro aspecto que el propietario crea que es relevante.

Con los animales de producción, las preguntas deben formularse dentro del contexto del problema, de modo que se aborden aspectos como el alojamiento, el manejo, el comportamiento del grupo o del rebaño, la producción y, posiblemente, la reproducción.

Durante la consulta, se puede obtener información adicional sobre la personalidad de la mascota, su relación con el dueño y su respuesta a estímulos, así como la reacción del dueño al observar a la mascota y sus interacciones.

Provocar deliberadamente a la mascota para que repita el comportamiento no deseado está contraindicado, ya que cualquier repetición adicional del problema no es recomendable para el animal y podría reforzar aún más el aprendizaje no deseado. La evaluación interactiva controlada puede incluir observar cómo el paciente responde ante otros animales, personas, sonidos, un muñeco en forma de niño o al ser manipulado, incluido la exploración física, las caricias o la aplicación de elementos como un cabestro, un bozal o un arnés corporal. La respuesta de la mascota a los comandos puede evaluarse durante la visita, así como los tipos de premios de comida o juguetes que tienen más probabilidades de actuar como refuerzo positivo.