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Encefalomielitis hemaglutinante porcina

(enfermedad de vómito y emaciación, encefalomielitis por coronavirus)

PorAndrew S. Bowman, DVM, PhD, DACVPM, Department of Veterinary Preventive Medicine, The Ohio State University
Revisado/Modificado Modificado ene 2024
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La encefalomielitis hemaglutinante porcina es una enfermedad viral de los lechones, caracterizada por un síndrome de vómitos y adelgazamiento o encefalomielitis. Aunque el virus está muy extendido, los brotes son raros porque las cerdas transmiten anticuerpos protectores durante la lactancia. El diagnóstico se basa en los signos clínicos (incluidos vómitos, adelgazamiento, enfermedad similar a la gripe o signos neurológicos) y puede confirmarse mediante aislamiento viral, tinción por inmunofluorescencia de tejidos o prueba de PCR. No existe un tratamiento o vacuna. El control se centra en desarrollar la inmunidad entre las cerdas reproductoras.

La encefalomielitis hemaglutinante porcina (EHP) se describe típicamente como una enfermedad sin tratamiento en lechones, caracterizada por la enfermedad del vómito y adelgazamiento (VWD) o encefalomielitis.

Etiología, epidemiología y patogenia de la encefalomielitis hemaglutinante porcina

El betacoronavirus que causa la EHP, el virus de la encefalomielitis hemaglutinante porcina (VEHP), es de un único tipo antigénico y es el único coronavirus neurotrópico que afecta a los cerdos. 

El VEHP crece en varios tipos de cultivos de células porcinas, en los cuales su efecto citopático es la formación de sincitios. Como su nombre indica, el VEHP también aglutina eritrocitos. Los cerdos son el único huésped natural conocido y el virus no es transmisible a los humanos. La transmisión del virus ocurre a través de gotículas respiratorias.

La detección del virus y las pruebas serológicas sugieren que el VEHP es altamente prevalente en las poblaciones porcinas a nivel mundial. El virus circula de forma endémica en la mayoría de los rebaños de reproducción a través de una transmisión continua de cerdo a cerdo.

La inmunidad lactogénica contra la EHP, es decir, la inmunidad transferida de las cerdas inmunizadas a los lechones durante la lactancia, protege a las crías hasta que desarrollan resistencia asociada a la edad. Por esta razón, los brotes de EHP son raros, ya que las infecciones por VEHP suelen permanecer subclínicas. Sin embargo, si el VEHP ingresa a un rebaño susceptible, pueden aparecer signos clínicos dependientes de la edad.

Tras la infección, el VEHP se replica inicialmente en la mucosa nasal, las amígdalas, los pulmones y, en muy baja medida, en el intestino delgado. Desde estos sitios de entrada, el virus invade núcleos específicos del bulbo raquídeo a través del sistema nervioso periférico y luego se disemina por todo el tronco encefálico, con posible propagación al cerebro y cerebelo.

Se cree que el vómito asociado a la EHP es causado por la replicación viral en el ganglio sensorial del nervio vago. La emaciación se debe al vómito y al vaciamiento gástrico retardado, lo que resulta de lesiones inducidas por el virus en el plexo intramural. La infección de las neuronas cerebrales y cerebelares puede causar trastornos motores.

Hallazgos clínicos de la encefalomielitis hemaglutinante porcina

Las dos formas principales de EHP, la encefalomielitis aguda y la enfermedad del vómito y adelgazamiento (VWD), se presentan casi exclusivamente en lechones menores de 4 semanas que no recibieron inmunidad lactogénica de sus madres. Ambas manifestaciones pueden ocurrir de forma simultánea durante un mismo brote en la granja.

  • Enfermedad del vómito y adelgazamiento

    La forma VWD de la EHP tiene un período de incubación de 4 a 7 días, tras el cual se observan arcadas repetitivas y vómitos. Los lechones comienzan a mamar, pero pronto detienen el amamantamiento, se retiran de la cerda y vomitan la leche que han ingerido. Los lechones introducen el hocico en los bebederos, pero beben muy poca agua, posiblemente debido a una parálisis faríngea.

    El vómito persistente causa un deterioro rápido del estado general. Los lechones neonatos se deshidratan, se vuelven cianóticos y caen en coma, lo que conduce a la muerte. Los lechones que sobreviven al curso inicial de la enfermedad continúan vomitando, aunque con menos frecuencia que en la etapa inicial de la enfermedad, hasta que se vuelven anoréxicos y emaciados.

    Durante este síndrome crónico, puede desarrollarse una distensión marcada del abdomen craneal. El estado de adelgazamiento extremo puede persistir entre 1 y 6 semanas, hasta que el lechón muere de inanición. La tasa de mortalidad de la EHP alcanza casi el 100 % en una camada, y los sobrevivientes quedan con un retraso permanente en el crecimiento.

  • Encefalomielitis

    La forma encefalomielítica de la EHP generalmente comienza entre 4 y 7 días después del nacimiento, con 24 a 48 horas de vómitos intermitentes, que rara vez son tan graves como en la forma VWD y no conducen a la deshidratación. Al cabo de 1-3 días, los lechones desarrollan temblores musculares generalizados e hiperestesia. Los lechones afectados tienden a caminar hacia atrás, a menudo sentándose como los perros.

    Los lechones con EHP encefalomielítica pronto se debilitan, pierden la capacidad de desplazarse y comienzan a remar con las extremidades. También puede producirse ceguera, opistótonos y nistagmo. Después de unos días, los lechones desarrollan disnea, caen en coma y mueren.

    Se han reportado brotes raros de EHP encefalomielítica en lechones de 30 a 50 días en Taiwán y Corea del Sur, aunque este rango de edad no es el más típico. Las tasas de morbilidad y mortalidad en lechones neonatos son altas (hasta el 100 %), aunque ambos valores disminuyen con la edad.

Desde el inicio de la EHP hasta la desaparición de los signos clínicos, los brotes en las granjas suelen durar entre 2 y 3 semanas. La desaparición de la enfermedad coincide con el desarrollo de inmunidad en cerdas en avanzada gestación, que posteriormente protegen a los lechones a través de los anticuerpos maternos.

En casos menos frecuentes, la EHP puede manifestarse como una enfermedad aguda similar a la gripe en cerdos de mayor edad y adultos. 

Lesiones

Los cerdos con infección crónica por VEHP presentan caquexia y distensión abdominal de manera constante, debido a que sus estómagos están dilatados y llenos de gas.

A nivel microscópico, se observa manguitos perivasculares, gliosis y degeneración neuronal en el bulbo raquídeo en el 70 %-100 % de los cerdos con la forma encefalomielítica de la EHP, y en un 20 %-60 % de los cerdos con la forma VWD.

La neuritis de los ganglios sensoriales periféricos, en particular de los ganglios trigéminos, es un hallazgo común. El 15-85 % de los animales con la VWD presentan degeneración de los ganglios de la pared del estómago y manguitos perivasculares. Las lesiones son más pronunciadas en el área de la glándula pilórica.

Diagnóstico de la encefalomielitis hemaglutinante porcina

  • Presuntivo: basado en los signos clínicos

  • Definitivo: mediante aislamiento viral, tinción por inmunofluorescencia o prueba de PCR

La observación de vómitos frecuentes y persistentes en lechones de 4 a 7 días de edad, con o sin trastornos motores, es altamente sugestiva de una infección por VEHP, por lo que se deben realizar pruebas de laboratorio.

El diagnóstico de EHP puede establecerse de manera rutinaria mediante PCR con transcripción inversa (RT-PCR). El aislamiento exitoso del VEHP en tejidos diana (tronco encefálico, amígdalas y tracto respiratorio) generalmente requiere la recolección de muestras dentro de los primeros 2 días tras el inicio de la enfermedad, ya que aislar el virus en cerdos afectados por más de 2-3 días suele ser difícil. La tinción por inmunofluorescencia directa puede ser útil para la detección de antígenos del VEHP en secciones de tejido.

En general, los resultados de las pruebas serológicas para VEHP deben interpretarse con precaución, debido a la alta prevalencia global de este virus.

En muestras de suero emparejadas puede demostrarse un marcado aumento del título de anticuerpos contra el VEHP; sin embargo, debido al largo período de incubación, los cerdos pueden iniciar la seroconversión entre 2 y 3 días después de la aparición de los primeros signos clínicos. Por lo tanto, el suero agudo se ha de recoger inmediatamente después del inicio de la enfermedad.

Dado que el VEHP es endémico en la mayoría de los rebaños porcinos, es común encontrar títulos de anticuerpos elevados en cerdos de mayor edad. No obstante, el perfil de anticuerpos contra el VEHP en rebaños de cerdas sanas puede ser útil para predecir el riesgo de la enfermedad en nuevas camadas.

Los diagnósticos diferenciales de la EHP incluyen la pseudorabia y la encefalomielitis por teschovirus. Los signos respiratorios en cerdos de mayor edad pueden ser similares a los de la gripe porcina.

Tratamiento y control de la encefalomielitis hemaglutinante porcina

  • Tratamiento: no existe un tratamiento disponible.

  • Control: desarrollo de inmunidad en el rebaño reproductor.

Dado que la protección contra la enfermedad causada por el VEHP en los lechones es proporcionada principalmente por la inmunidad lactogénica transferida por sus madres, la PHEV es principalmente un problema en las primeras camadas, cuando las cerdas primerizas pueden no haber estado previamente expuestas al virus. 

No existe un tratamiento efectivo para la EHP, y una vez que aparecen los signos clínicos, la enfermedad sigue su curso natural. Las recuperaciones espontáneas son poco frecuentes, y los productores suelen optar por eutanasiar a los neonatos afectados.

Perlas y trampas

  • Las cerdas previamente expuestas al VEHP transfieren inmunidad lactogénica a los lechones, lo que generalmente previene la enfermedad. Por ello, el control debe centrarse en desarrollar inmunidad en las cerdas reproductoras.

Los lechones nacidos de cerdas no inmunes durante un brote de EHP pueden recibir protección con una inyección al nacer de suero hiperinmune. Si este no está disponible, se puede utilizar suero combinado de cerdas adultas inmunes. Sin embargo, el intervalo transcurrido entre el diagnóstico y el cese de la enfermedad suele ser demasiado corto para que este procedimiento se lleve a cabo en la práctica.

En lugar de intentar erradicar el virus, mantenerlo en la granja permite que las cerdas desarrollen inmunidad natural contra el VEHP, lo que evita brotes en los lechones.

Conceptos clave

  • El virus de la encefalomielitis hemaglutinante porcina (VEHP) en su forma subclínica es altamente prevalente en los rebaños porcinos a nivel mundial.

  • Aunque los brotes clínicos son poco frecuentes, los lechones neonatos que no reciben anticuerpos lactogénicos contra el VEHP pueden desarrollar encefalomielitis o síndrome de vómito y adelgazamiento entre 4 y 7 días después de la exposición.

  • Una vez que los signos clínicos aparecen, no existe un tratamiento específico. Según la gravedad de la enfermedad, puede estar indicada la eutanasia.

  • Las cerdas previamente expuestas al VEHP transfieren inmunidad lactogénica a los lechones, lo que generalmente previene la enfermedad. Por ello, el control debe centrarse en desarrollar inmunidad en las cerdas reproductoras.

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