Para un análisis sobre la tuberculosis en animales, consulte Introducción a la tuberculosis y Tuberculosis en varios animales.
En tejidos animales se han aislado micobacterias procedentes del suelo y del agua. Mycobacterium fortuitum, un microorganismo de crecimiento rápido que es muy resistente a la penicilina G, la estreptomicina, la ampicilina, el sulfametoxazol y el cloranfenicol, se ha asociado con mastitis en las vacas, infecciones pulmonares en perros, lesiones en los nódulos linfáticos de cerdos y ciertos animales exóticos y lesiones cutáneas en gatos y perros. Las pruebas de sensibilidad antimicrobiana indican que el crecimiento de M fortuitum se inhibe por capreomicina y etionamida.
Mycobacterium chelonae, otra micobacteria de crecimiento rápido, se ha aislado a partir de heridas contaminadas y abscesos por inyección.
Los peces y otros animales de sangre fría pueden infectarse con Mycobacterium marinum, M chelonae, Mycobacterium abscessus, ciertas serovariedades del complejo Mycobacterium avium o Mycobacterium intracellulare, que han sido reconocidos como zoonóticos, particularmente en humanos inmunodeprimidos.
Otro microorganismo fotocromogénico, Mycobacterium kansasii, se ha aislado de los cerdos, el ganado vacuno, los ciervos, los gatos y los primates no humanos.
Mycobacterium avium paratuberculosis, causante de la enfermedad de Johne, se ha aislado a partir de rumiantes domésticos y silvestres. Causa una enfermedad diarreica lentamente progresiva que produce pérdida de peso y emaciación. Las lesiones se observan más a menudo en la válvula ileocecal y en los nódulos linfáticos asociados. El diagnóstico debe confirmarse mediante una prueba basada en microorganismos. No existe tratamiento.
Mycobacterium scrofulaceum es un escotocromógeno que se ha aislado de lesiones de los nódulos linfáticos de cerdos, ganado vacuno y ciertos primates no humanos. Mycobacterium xenopi, un escotocromógeno de crecimiento lento, se ha aislado en cerdos, hurones, aves marinas, reptiles, anfibios y peces. Estos microorganismos deben diferenciarse de Mycobacterium gordonae y Mycobacterium flavescens y otras micobacterias escotocromógenas de crecimiento lento, que normalmente contaminan las aguas.
Se pueden aislar del agua y del suelo numerosas micobacterias no patógenas, no fotocromogénicas, que se asemejan mucho a los patógenos potenciales. Mycobacterium nonchromogenicum, Mycobacterium gastri, Mycobacterium triviale y Mycobacterium terrae, que se asemejan mucho a las cepas del complejo M avium, pueden diferenciarse mediante exámenes de laboratorio in vitro, incluidas las técnicas moleculares.
Aunque las micobacterias oportunistas no causan habitualmente una enfermedad progresiva, excepto en animales inmunocomprometidos, pueden ser importantes al inducir de forma transitoria sensibilidad cutánea a la tuberculina La aplicación de pruebas cutáneas comparativas, que utilizan derivados de proteínas purificadas biológicamente equilibradas preparados a partir de filtrados de cultivos de Mycobacterium bovis y M avium, han proporcionado información útil sobre las posibles causas de sensibilidad cutánea a la tuberculina. Para llevar a cabo pruebas de hipersensibilidad cutánea en animales criados al aire libre, silvestres y exóticos se deben emplear tuberculinas preparadas para uso veterinario, que contienen ~5000 unidades de tuberculina por dosis.
Mycobacterium lepraemurium, un bacilo no fotocromogénico acidorresistente y de crecimiento lento causa una enfermedad en gatos y ratas que es similar en ciertos aspectos a la lepra humana. Este microorganismo puede cultivarse en medios que contienen citocromo C y alfa-cetoglutarato. Mycobacterium leprae, la causa de la lepra en humanos, se ha encontrado en la enfermedad de aparición espontánea en los armadillos, las ardillas rojas y los primates no humanos. Este microorganismo no crece en medios artificiales de cultivo; sin embargo, el ADN de M leprae puede identificarse por técnicas moleculares.