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Peritonitis infecciosa felina

PorNick Roman, DVM, MPH, College Station Cat Clinic
Revisado/Modificado Modificado ene 2024
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La peritonitis infecciosa felina es una enfermedad coronaviral grave e inmunonediada de los gatos. Los derrames y la inflamación piogranulomatosa son algunas características clínicas. El diagnóstico requiere un enfoque multimodal: los análisis de los derrames, si los hay, o los aspirados con aguja fina de los órganos dañados pueden servir, pero, por lo general, para el diagnóstico se necesita una evaluación histológica con detección del antígeno del coronavirus felino. Los antivirales como los análogos de nucleósidos e inhibidores de proteasas demuestran eficacia y seguridad para el tratamiento. Sin embargo, no se encuentran disponible en todos los países.

La peritonitis infecciosa felina (PIF) se encuentra entre las enfermedades infecciosas y causas de muertes principales en gatos. El diagnóstico es un desafío. La PIF solía considerarse fatal en todo el mundo, pero los nuevos antivirales demuestran seguridad y eficacia para el tratamiento.

Etiología y fisiopatología de la peritonitis infecciosa felina

La PIF es causada por ciertas cepas coronavirus felino (FCoV).

Taxonomía

El FcoV está clasificado en el orden Nidovirales, familia Coronaviridae, subfamilia Coronavirinae, género Alphacoronavirus y especie Alphacoronavirus 1, que también incluye las cepas de coronavirus caninono y el virus de la gastroenteritis transmisible porcina.

Estructura

Los viriones son grandes (120-160 nm de diámetro), de forma más o menos esférica, de pleomorfismo moderado y están envueltos por una biomembrana gruesa. La envoltura exhibe proyecciones superficiales en forma de maza o de pétalo (“peplómeros” o “espículas”) de 15-20 nm que se componen de los trímeros de la glucoproteína de la espícula (S) (ver ilustración de la organización de los genomas y la morfología de los viriones). En las imágenes producidas mediante microscopía electrónica, se dice que el borde característico de espículas se asemeja a la corona solar.

La nucleocápside comprende el genoma viral y múltiples copias de una única especie de fosfoproteína básica (N). La nucleocápside está apenas ajustada y está plegada en un núcleo compacto separado de la envoltura en ~4 nm.

Clasificación

Al igual que otros coronavirus, el FCoV tiene un genoma de ARN monocatenario de sentido positivo (grupo IV de la clasificación de Baltimore) de topología lineal que codifica las proteínas estructurales S (espícula), E (envoltura), M (membrana) y N (nucleocápside), y las proteínas no estructurales 3a, 3b, 3c, 7a y 7b. Los marcos de lectura abiertos 1a y 1b codifican las proteínas del ARN replicasa. Consulte el esquema de organización de los genomas y morfología de los viriones.

De los virus de ARN, los Coronaviridae tienen los genomas más grandes y los más genéticamente complejos identificados hasta la fecha. Al igual que otros coronavirus, la secuencia larga del genoma del FCoV (26–32 kb) es susceptible de tasas elevadas de mutación y está sujeta a considerables variaciones genéticas (debido a la elevada tasa de errores y la falta de capacidad de corrección del ARN polimerasa, la replicación rápida y continua, la recombinación del genoma debido al intercambio de plantillas y el reordenamiento de los genomas del ARN segmentados). Por ende, los gatos infectados desprenden un grupo heterogéneo de poblaciones virales relacionadas, pero diferentes, conocidas como cuasiespecies, enjambre molecular o nube mutante.

La diferencia en la antigenicidad (reacciones de anticuerpos neutralizantes) permite la división del FCoV en dos serotipos, cada uno de los cuales comprende numerosas cepas:

  • El serotipo I es el más prevalente en las poblaciones de gatos.

  • El serotipo II es una forma recombinante del FCoV y del coronavirus canino en el que los genes de la espícula (proteínas S) son reemplazados por espículas del coronavirus canino.

El serotipo II prolifera fácilmente en cultivo celular; el serotipo I es difícil de cultivar. Todas las infecciones por FCoV tienen el potencial de causar PIF en gatos.

La patogenia de la PIF implica la conversión en un biotipo o patotipo virulento denominado el virus de la peritonitis infecciosa felina (VPIF). Se desconoce la mutación exacta que determina el VPIF, pero es posible que implique al gen 3c. Dos polimorfismos de un solo nucleótido que conducen a cambios en los aminoácidos (M1058L y S1060A) en el péptido de fusión de la proteína S se han asociado con el intercambio del biotipo. Debido a que también se identifican en algunos gatos sanos, estos cambios pueden guardar relación solo con la diseminación sistémica del FCoV y no necesariamente con el desarrollo de la PIF.

Para que aparezca PIF, las mutaciones en el VPIF deben conducir a la entrada, la persistencia, la replicación eficiente y la activación de monocitos o macrófagos.

Ciclo de replicación

En pocas palabras, el ciclo de replicación del FCoV incluye la unión de las partículas de virus a receptores superficiales de la célula hospedadora dedicados (aminopeptidasa N para el serotipo II del FCoV y un receptor desconocido en el caso del serotipo I del FCoV). La unión es mediada por las proteínas de espícula.

Los viriones del FCoV liberan su genoma en la célula diana mediante la fusión de la envoltura viral con la membrana plasmática o la membrana limitante de una vesícula endocítica.

El sitio intracelular del ciclo de replicación del FCoV es el citoplasma, y el virión se ensambla en el retículo endoplasmático o el aparato de Golgi. Los coronavirus adquieren sus envolturas lipídicas mediante la gemación en membranas del retículo endoplasmático, el compartimento intermedio o el aparato de Golgi.

Las partículas maduras del FCoV se liberan mediante exocitosis.

Mecanismos patogénicos

Los coronavirus se dirigen a células epiteliales principalmente y se suelen asociar con infecciones respiratorias y gastrointestinales agudas o crónicas. Algunos coronavirus pueden causar enfermedad grave o incluso mortal.

La mayoría de las cepas del FCoV se encuentran en el tubo GI (es decir, coronavirus entérico felino [FeCoV]) y suelen quedar subclínicas o causar signos clínicos leves y autolimitantes (por ejemplo, signos GI como vómitos o diarrea).

  • El FCoV se replica en células epiteliales cilíndricas apicales maduras de vellosidades intestinales pequeñas del duodeno distal al ciego.

  • Algunos gatos presentan infección persistente de células epiteliales cilíndricas colónicas con desprendimiento prolongado de altas cargas víricas; no obstante, la mayoría de los gatos infectados presentan desprendimiento intermitente, temporal y mínimo y, en casos poco frecuentes, nunca desprenden virus o el desprendimiento cesa rápidamente.

  • Los gatos pueden infectarse repetidamente con las mismas cepas del FCoV o con cepas diferentes.

De acuerdo con la hipótesis de mutación interna, en una pequeña proporción de gatos infectados constantemente con FCoV, las mutaciones espontáneas alteran el comportamiento biológico del virus, lo que conduce a un cambio en el tropismo celular de enterocitos a células de la estirpe de macrófagos o monocitos. Los monocitos infectados por el VPIF se unen al endotelio o cruzan el vaso sanguíneo (mediante extravasación), lo que permite la propagación del virus por el organismo del gato.

Tanto los factores genéticos víricos como la respuesta del hospedador desempeñan un rol en la manifestación clínica de la PIF como una infección multisistémica mediada por el sistema inmunitario mortal.

  • Los anticuerpos, los macrófagos y los neutrófilos se unen al VPIF; la potenciación dependiente de anticuerpos puede facilitar la absorción del virus por parte de los macrófagos. Los macrófagos infectados producen factores de supervivencia de neutrófilos en exceso, lo cual regula la supervivencia de neutrófilos de forma ascendente.

  • La fijación del complemento conduce a la liberación de aminas vasoactivas. La formación de inmunocomplejos contribuye al daño de los vasos sanguíneos y a la vasculitis. Con una mayor permeabilidad vascular y fuga de líquidos de los vasos, se desarrollan derrames ricos en proteínas.

  • La inflamación piogranulomatosa perivascular en los tejidos donde se acumulan las células infectadas produce lesiones granulomatosas diseminadas en varios lugares (comúnmente el abdomen, los riñones o el sistema nervioso).

Epizootiología de la peritonitis infecciosa felina

Distribución geográfica

El FCoV es ubicuo en la mayoría de las poblaciones felinas del mundo, excepto en las poblaciones aisladas en algunas islas (por ejemplo, las Islas Malvinas).

Mediciones de frecuencia de la enfermedad

La seroprevalencia de FCoV en hogares con un solo gato y en gatos que deambulan libremente es ~15 %. La seroprevalencia del FCoV en entornos densamente poblados (por ejemplo, hogares con varios gatos, criaderos, refugios, centros de rescate y casos de acumulación) es ~50 %–90 %.

La incidencia de la PIF varía. La infección por FCoV progresa a PIF en ~5 %–12 % de los gatos infectados (1).

Transmisión

El FCoV es altamente transmisible y se transmite por la ruta fecal-oral o por fómites. La forma más común de transmisión es de las gatas infectadas a sus crías.

La infección casi siempre implica el biotipo del FCoV menos virulento y no mutado. El biotipo del VPIF no se considera transmisible; más bien se cree que se desarrolla de forma independiente en gatos individuales (hipótesis de mutación interna), y solo cantidades mínimas del VPIF se desprenden en sus heces.

Se han documentado brotes de PIF en criaderos y refugios en EE. UU. el Reino Unido, Grecia y Taiwán. En enero de 2023, un brote diseminado e inusual de casos sospechosos de PIF comenzó en la isla de Chipre. Chipre tiene una alta tasa de gatos callejeros y vagabundos, pero también se notificaron casos en gatos domésticos. El brote generó preocupación no solo de que haya aparecido una nueva cepa altamente virulenta del FCoV, sino también de que se pueda transmitir mediante vectores mecánicos (es decir, una explicación postulada de cómo los gatos aislados en sus hogares pudieron haber contraído la enfermedad). Se sigue investigando este brote (2, 3).

Factores de riesgo

Todo gato que porte el FCoV tiene el riesgo potencial de desarrollar PIF; sin embargo, se han identificado varios factores de riesgo adicionales:

  • Alojamiento grupal en entornos con varios gatos.

  • Edades jóvenes (<2 años) y geriátricas (>10 años).

  • Estado de castración: sexualmente intacto.

  • Macho.

  • Linaje de raza pura (incluidos el Abisinio, el Bengalí, el Birmano, el Himalayo, el Ragdoll y el Rex [variedades Cornish y Devon]) (4).

  • Estrés reciente (por ejemplo, adopción, cirugía electiva, enfermedad concurrente, alojamiento).

  • Infección retroviral

Periodo de incubación

Los gatos infectados por el FCoV generalmente desarrollan una respuesta inmunitaria con producción de anticuerpos dentro de los 7–10 días después de la infección.

El periodo de incubación de la PIF varía desde días o semanas hasta meses o años.

Morbilidad y mortalidad

La infección por FCoV progresa a PIF en ~5 %–12 % de los gatos infectados (1). Una vez que un gato desarrolló PIF clínica, la enfermedad generalmente progresa y, sin tratamiento eficaz, casi siempre es mortal. Se estima que la PIF causa la muerte del 0,3 %–1,4 % de todos los gatos examinados en instituciones veterinarias en el mundo (4, 5, 6).

Hospedadores o especies afectados

Los Felidae tanto domésticos como silvestres, en particular los guepardos, pero también los linces rojos, los caracales, las panteras, los jaguares, los leopardos, los leones, los linces, los gatos de las arenas y los servales, son susceptibles de contraer una infección por FCoV y desarrollar PIF.

Riesgos zoonóticos

La infección por FCoV no se considera un riesgo zoonótico. No obstante, algunos coronavirus que infectan a los animales pueden transmitirse a los seres humanos y diseminarse entre ellos. Ejemplos incluyen el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV), el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) y el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS).

En 2010, se detectaron cepas de coronavirus similares a las cepas felinas en hisopos respiratorios de seres humanos con signos respiratorios agudos que dieron negativo para gripe en Arkansas. Este evento representó una posible evidencia de transmisión entre especies, una nueva cepa humana o una recombinación de un coronavirus felino (7).

Durante un brote en 2017–2018, un novedoso Alphacoronavirus recombinante canino-felino se aisló a partir de muestras respiratorias de un grupo de niños con neumonía en Malasia (8).

Hallazgos clínicos de la de la peritonitis infecciosa felina

Caracterización de la enfermedad

Los gatos infectados con FCoV pueden desarrollar signos clínicos leves y autolimitantes (por ejemplo, signos GI leves como vómitos o diarrea). La infección suele ser subclínica.

La aparición de la PIF es insidiosa y la gravedad aumenta progresivamente.

Los signos clínicos de la PIF son variables. La efusión es lo más típico; sin embargo, no siempre está presente. Por ello, se distinguen dos formas clínicas principales y concomitantes de la PIF: PIF efusiva (también llamada PIF húmeda o PIF no parenquimatosa) y PIF no efusiva (también llamada PIF seca o PIF parenquimatosa).

Los signos de la PIF efusiva son los que caracterizan la vasculopatía (es decir, fuga de proteínas y líquidos séricos hacia cavidades del cuerpo).

  • La ascitis puede ir acompañada de un aspecto de "barrigón" con o sin una onda líquida palpable.

  • El derrame pleural puede ir acompañado de taquipnea, disnea, membranas mucosas cianóticas o sonidos cardíacos apagados.

  • El derrame pericárdico se ha asociado con poca frecuencia con la PIF.

  • Otras anomalías pueden incluir ictericia, linfadenomegalia, edema escrotal (debido a la serositis de la túnica vaginal de los testículos) y cojera (debido a la sinovitis).

Los signos de la PIF no efusiva son los que caracterizan la formación de un granuloma en los órganos. Los hallazgos dependen de los sistemas orgánicos afectados (comúnmente los riñones, el hígado, el intestino, los ganglios linfáticos abdominales, el cerebro y los ojos) y pueden ser imprecisos.

  • Las anomalías oculares son comunes.

    • Con la uveítis anterior, que puede ser unilateral o bilateral, se pueden detectar erupción acuosa, hipema, hipopión, exudados fibrinosos, miosis y precipitado querático en la cámara anterior (consulte la fotografía de uveítis anterior). La panuveítis también es posible.

    • La coriorretinitis puede derivar en manguito perivascular retiniano debido a los infiltrados de células inflamatorias o hemorragias retinianas de focales a difusas, edema subretiniano o desprendimiento de la retina. La ceguera puede ser una secuela.

    • Se puede observar la neovascularización del iris.

  • Con el compromiso del sistema nervioso, las secuelas neurológicas reflejan la localización neuroanatómica en el cerebro, las meninges, la médula espinal o los nervios periféricos (por ejemplo, ataxia, convulsiones, temblores, embotamiento o comportamiento anormal, reacciones reflejas posturales anormales, hiperestesia, nistagmo, anisocoria o discoria, déficits de los nervios craneales, paresis, marcha en círculos, inclinación de la cabeza, incontinencia urinaria y ceguera cortical).

  • Se puede palpar linfadenomegalia abdominal e irregularidades nodulares en la superficie de los riñones, el hígado u otros órganos abdominales de tamaño normal o agrandados.

  • Los granulomas focales en el tubo digestivo pueden producir asas intestinales palpablemente más gruesas. Se pueden detectar adherencias omentales y viscerales como masas abdominales palpables. Los signos GI asociados pueden incluir vómitos, diarrea o estreñimiento.

  • En la neumonía granulomatosa, se pueden observar disnea y otros signos respiratorios.

  • La vasculitis o flebitis dérmica necrotizante piogranulomatosa puede producir nódulos o pápulas que pueden o no estar asociados con el prurito.

Independientemente de la presencia de derrame, los signos clínicos no específicos como el letargo, la hiporexia que se convierte en anorexia, la pérdida de peso o falta de aumento de peso y la fiebre fluctuante que no responde a los antibióticos son comunes en casos de PIF.

Las formas de PIF húmeda y seca no son entidades clínicas estrictamente separadas. Puede haber una forma mixta: gatos con la forma seca pueden desarrollar derrame, y se encuentran lesiones piogranulomatosas en la necropsia de gatos con PIF efusiva.

Lesiones post mortem

Las lesiones piogranulomatosas perivasculares, en especiales en superficies serosas, son la característica distintiva de la PIF (consulte la fotografía de una necropsia). Puede haber líquidos cavitarios (derrame peritoneal, pleural y, aunque es poco frecuente, pericárdico). La linfadenopatía, la ictericia y los cambios patológicos oculares son comunes.

Diagnóstico de la peritonitis infecciosa felina

  • Examen histológico

  • Análisis del derrame

  • Integración de diversas modalidades de diagnóstico

El diagnóstico clínico y de laboratorio ante mortem de PIF puede ser difícil debido a la falta de signos clínicos patognomónicos o cambios de laboratorio, en particular cuando el derrame no es evidente o hay enfermedad concurrente.

Se podrían necesitar varias modalidades de pruebas de diagnóstico, guiadas por los antecedentes, la semiótica, los signos clínicos, los hallazgos del examen físico y las características del derrame (si es que lo hay).

Examen histológico

El diagnóstico definitivo de PIF se ha basado históricamente en los hallazgos histopatológicos, por lo general, mediante la detección de un antígeno del FCoV intracelular asociado con los macrófagos dentro de lesiones mediante inmunohistoquímica o inmunocitoquímica. A menudo, se utilizan muestras post mortem (tejidos [ganglios linfáticos mesentéricos, intestino delgado y grueso, omento, bazo, riñón, hígado], derrames, líquido cefalorraquídeo [LCR] y humor acuoso).

Debido a que los gatos que se cree que tienen PIF generalmente están muy enfermos como para tomarles muestras de forma invasiva, se podrían considerar métodos menos invasivos, como la aspiración con aguja fina. En casos que implican derrames con características bioquímicas y citológicas congruentes con la PIF, la inmunotinción del antígeno del FCoV en muestras de líquido de derrame también es una opción.

Análisis del derrame

En casos de PIF húmeda, las pruebas de líquido de derrame generalmente arrojan valores predictivos más altos que los análisis de sangre. Las muestras de líquido se pueden obtener mediante centesis (por ejemplo, paracentesis abdominal, toracocentesis) con o sin ayuda de ultrasonidos.

Los derrames asociados con la PIF son característicamente de color amarillo a marrón claro, de transparente a turbios, y pegajosos y viscosos (descritos como similares a la clara) en consistencia. Sin embargo, estos hallazgos no son finales (algunos gatos con PIF tienen derrames de color rosa o acuosos) ni tampoco suficientes para el diagnóstico.

Los derrames asociados con la PIF suelen clasificarse como trasudados o exudados modificados. Por lo general, el líquido contiene concentraciones elevadas de proteína (>35 g/l; relación albúmina:globulina <0,4), y el recuento celular es de bajo a moderado (<5 × 109 células/l). Algunos derrames por PIF tienen recuentos celulares muy altos (por ejemplo, en el caso de pleuritis o peritonitis bacteriana secundaria), y se han notificado derrames quilosos (pero son más característicos de otros casos de derrame).

Los hallazgos típicos en la evaluación citológica del derrame por PIF incluyen tinción eosinofílica granular y altamente proteica con un componente celular no séptico que consiste en macrófagos, neutrófilos no degenerados y muy pocos linfocitos (es decir, inflamación piogranulomatosa). Consulte la imagen citológica de derrame.

La prueba de Rivalta es un método útil para ayudar a descartar la PIF. Se agrega una gota de líquido de derrame a una solución diluida de ácido acético (20–30 mcL de ácido acético al 98 % en 7–8 ml de agua destilada).

  • Resultado positivo: en presencia de un contenido altamente proteico, fibrina, y mediadores inflamatorios, que son comunes en los derrames por PIF, la gota se precipita, pero conserva su forma y tiñe en la superficie del líquido o se encoge un poco. Aunque no es específico, cuando se combina con otros hallazgos (por ejemplo, semiótica, evaluación citológica de los derrames, otras pruebas de diagnóstico), un resultado positivo aumenta el índice de sospecha de PIF.

  • Resultado negativo: si la gota se disipa, es poco probable que haya PIF (valor predictivo negativo alto).

La interpretación de la prueba de Rivalta es un poco subjetiva y puede representar un desafío, según la experiencia de la persona a cargo de su interpretación.

Ensayos por PCR y caracterización molecular

Un ensayo cuantitativo por reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en tiempo real (RT-qPCR) de transcripción inversa puede detectar el ARN del FCoV en varias muestras (por ejemplo, sangre, derrame, LCR, humor acuoso, tejido o heces), lo cual podría ayudar con el diagnóstico de PIF junto con otras evidencias. Sin embargo, la viremia del FCoV no necesariamente predispone al desarrollo de PIF. Los resultados falsos negativos también son posibles (por ejemplo, por la degradación del ARN por RNasas, mutaciones del virus o cebadores inválidos).

Los cebadores de PCR generalmente no pueden distinguir entre los biotipos del FCoV y el VPIF. Existe un ensayo por RT-qPCR discriminatorio o secuenciación génica (o una combinación en un ensayo múltiplex) que puede detectar mutaciones genéticas en dos posiciones de nucleótidos en el péptido de fusión de la proteína espícula (S) del FCoV, que se asocia con la conversión del serotipo de FCoV a VPIF. Sin embargo, en comparación con la detección mediante un ensayo por PCR solo del FCoV, la detección de las mutaciones genéticas de la proteína S puede solo mejorar un poco la capacidad de diagnosticar la PIF. Se han documentado resultados falsos positivos (lo que indica falta de especificidad), y existen muchas cepas o variantes de FCoV con secuencias de nucleótidos del gen de la espícula variable (9, 10).

Diagnóstico por imagen

En el caso de sospecha de PIF en un gato, pero en el que no haya una onda líquida abdominal notable, la evaluación abdominal focalizada con ecografía para traumatismos (AFAST) es una prueba útil en el lugar de atención para el análisis y la monitorización seriada.

Si en la AFAST no se detecta líquido libre, pero la sospecha clínica de PIF es elevada, una ecografía abdominal detecta más fácilmente pequeñas cantidades de líquido. Los hallazgos de la ecografía abdominal congruentes con la PIF incluyen derrame peritoneal o retroperitoneal y anomalías del tejido blando (linfadenomegalia abdominal, masas abdominales, asas intestinales más gruesas y cambios en la ecogenicidad visceral [renal, hepática, etc.]).

Una radiografía abdominal o torácica puede aportar evidencia de derrames cavitarios, así como efectos de masa (consulte la radiografía de ascitis). La radiografía torácica generalmente sirve para diagnosticar derrame pleural.

Los estudios por imagen avanzados, como la RM o la TC, pueden ser útiles, en especial en casos que implican signos neurológicos, para caracterizar el alcance de la enfermedad y descartar diagnósticos diferenciales.

Datos clinicopatológicos

Las anomalías hematológicas consideradas típicas de la PIF incluyen linfopenia, neutrofilia, anemia y trombocitopenia.

Las anomalías bioquímicas en suero consideradas típicas de la PIF incluyen hiperproteinemia (aumento policlonal de las gammaglobulinas), hiperglobulinemia, hipoalbuminemia e hiperbilirrubinemia. La hiperglobulinemia también ocurre en casos de linfoma, mieloma múltiple e infección crónica.

La glomerulonefritis asociada con la PIF suele provocar proteinuria.

Las concentraciones de la proteína de fase aguda glucoproteína alfa-1-ácida (AGP) pueden aumentar (>1,5 mg/ml) en plasma y derrames de gatos con PIF. Sin embargo, las concentraciones de AGP también pueden aumentar con otras enfermedades infecciosas y neoplasias.

Análisis de líquido cefalorraquídeo

En los gatos con signos neurológicos de PIF, el análisis del LCR puede revelar una marcada pleocitosis (>100 células/mcL, en su mayoría neutrófilos), una concentración de proteínas elevada (>200 mg/dl) y un título de anticuerpos contra FCoV >1:25.

Pruebas serológicas

Ya sea que se haga con respecto al suero o el líquido de derrame, la medición de los títulos de anticuerpos contra FCoV no suele ser útil. Como la mayoría de los gatos en la población general han estado expuestos al virus, la interpretación es arriesgada (es decir, los títulos pueden estar elevados debido a una exposición previa al FCoV y no porque haya PIF, y la mayoría de los gatos seropositivos nunca desarrollan PIF). Además, algunos gatos con PIF tienen títulos de anticuerpos contra FCoV bajos o resultados negativos (debido a que la unión del virus puede evitar que los anticuerpos reacciones a los antígenos de prueba).

Diagnóstico diferencial

Los siguientes diagnósticos pueden ir acompañados de manifestaciones patológicas y signos clínicos similares a los de la PIF:

Los siguientes diagnósticos pueden ir acompañados de signos oculares similares a los de la PIF:

  • toxoplasmosis

  • Enfermedad retroviral (FIV o FeLV)

  • Micosis sistémica

Estos diagnósticos diferenciales a veces pueden ser difíciles de descartar.

Tratamiento, control y prevención de la peritonitis infecciosa felina

  • Antivirales

  • Tratamiento sintomático

Históricamente, se consideraba que no había ningún tratamiento eficaz contra la PIF. Varios fármacos antivíricos en estudio han mostrado ser prometedores como posibles tratamientos seguros y eficaces; no obstante, siguen sin estar aprobados o no están legalmente disponibles en muchos países en la actualidad.

Tratamiento antiviral

El análogo de nucleósido GS-441524 es el metabolito activo del profármaco remdesivir (GS-5734). Se ha descubierto que tanto el remdesivir como el GS-441524 son eficaces para el tratamiento de la PIF (11). Las dosis informadas son de 2–15 mg/kg, IM, cada 24 horas durante al menos 12 semanas.

Estos profármacos dificultan la replicación viral mediante la terminación de cadena tardía. Una vez que el fármaco está dentro de la célula, la fosforilación por parte de las quinasas celulares produce un monofosfato de nucleósido y, luego, un metabolito de trifosfato de nucleósido activo, que compite con los trifosfatos de nucleósido naturales utilizados como sustratos en la síntesis del ARN viral. La incorporación del análogo de nucleósido en el transcrito de ARN viral naciente da como resultado la terminación prematura de la cadena de ácido nucleico.

La patente del GS-441524 sigue estando en trámite, y este no está aprobado para su uso veterinario en algunos países. Hay disponibles comercialmente fármacos antivíricos similares al GS-441524 sin autorización para su administración oral. Los efectos adversos informados incluyen molestia en el lugar de inyección, toxicosis renal no progresiva y reacciones tipo vasculitis que responden a los esteroides y urolitiasis (12, 13, 14).

La mejora clínica de la PIF se ha demostrado con el inhibidor de la proteasa similar a 3c GC376 (15 mg/kg, SC, cada 12 horas durante 12 semanas). En EE. UU., sigue pendiente la aprobación de la FDA. Los efectos adversos del GC376 incluyen molestia en el lugar de inyección e interferencia con el desarrollo de la dentición adulta en gatitos (15, 16, 17, 18).

La remisión clínica del PIF se ha informado con el análogo de nucleósido molnupiravir (12,8–14,6 mg/kg, PO, cada 12 horas durante 10–15 semanas [mediana, 12 semanas]) como tratamiento de rescate en gatos con signos clínicos persistentes o recidivantes de PIF después del tratamiento con GS-441524 o GC376. Los efectos adversos declarados del molnupiravir incluyen orejas dobladas, caída del bigote y leucopenia (19, 20, 21, 22).

La replicación del FCoV es inhibida por el interferón omega felino in vitro, pero no se ha demostrado ningún efecto sobre el tiempo de supervivencia ni la calidad de vida. Se necesitan más estudios para determinar la eficacia in vivo (23).

No se recomiendan otros fármacos que inhiben la replicación viral, incluidos la ribavirina, vidarabina y el nelfinavir, porque son tóxicos para los gatos.

Cuidados de apoyo

El tratamiento de la PIF con corticoesteroides (2–4 mg/kg de prednisolona, PO, cada 24 horas) o ciclofosfamida (2–4 mg/kg, PO, cada 48 horas), solos o en combinación, puede dar como resultado la mejora clínica temporal o la progresión ralentizada de la enfermedad. También se ha registrado el uso de clorambucilo.

Los derrames torácicos se suelen asociar con la disnea y deben drenarse mediante toracocentesis. A excepción de la obtención de muestras, el volumen del derrame abdominal debe drenarse mediante abdominocentesis solo si interfiere con la respiración, ya que el líquido de derrame drenado se volverá a acumular rápidamente.

Perlas y trampas

  • A excepción de la obtención de muestras, el volumen del derrame abdominal debe drenarse mediante abdominocentesis solo si interfiere con la respiración, ya que el líquido de derrame drenado se volverá a acumular rápidamente.

Los cuidados de apoyo no específicos para la PIF incluyen tratamiento con líquidos, apoyo nutricional y tratamientos complementarios, como la administración de vitamina B12. Se debe tratar la enfermedad ocular y otras enfermedades concurrentes. Los antibióticos se indican solo para infecciones bacterianas secundarias.

Otros tratamientos

Los tratamientos adicionales con algunas evidencias de eficacia in vitro o in vivo contra la PIF incluyen los siguientes:

  • Inmunoestimulante de poliprenilo (24)

  • Clorhidrato de ozagrel (25)

  • Anticuerpos monoclonales alfaneutralizantes de TNF-alfa felino (26)

  • Ciclosporina (27, 28)

  • Interferón alfa humano (29)

  • Itraconazol (30)

Otros posibles tratamientos que se han sugerido para la PIF incluyen inhibidores de molécula pequeña (por ejemplo, viroporinas, cloroquina, mefloquina, hexametilenamilorida) y ARN de interferencia pequeños (siARN) (31, 32, 33, 34).

La pentoxifilina o la propentofilina se utilizan para tratar la vasculitis, pero no han demostrado ser eficaces contra la PIF (35).

Prevención

Las siguientes medidas pueden ayudar a prevenir la PIF en criaderos y refugios:

  • Análisis de anticuerpos para limitar nuevas introducciones en gatos seronegativos en FCoV solamente

  • Enriquecimiento ambiental y de las crías adecuado para minimizar el estrés

  • Cantidad adecuada de bandejas higiénicas y limpieza diaria profunda para minimizar la transmisión viral por contaminación fecal del entorno

Vacunación

Hay disponible una vacuna intranasal de virus vivo modificado contra el FCoV, pero el perfil riesgo-beneficio sigue siendo poco claro. En las 2020 AAHA/AAFP Feline Vaccination Guidelines (Recomendaciones de vacunación felina de la AAHA/AAFP de 2020), figura la vacuna como no recomendada en general. Las vacunas previas no fueron exitosas debido a la potenciación dependiente de anticuerpos.

Desinfección

Las partículas de FCoV son susceptibles a la inactivación por parte de los desinfectantes (por ejemplo, lavandina diluida), calor, disolventes lipídicos, detergentes no iónicos, formaldehído, agentes oxidantes e irradiación ultravioleta.

Pronóstico de la peritonitis infecciosa felina

El pronóstico para los gatos con PIF es malo sin tratamiento. La PIF se ha considerado históricamente un diagnóstico terminal. Los cuidados de apoyo prolongan el tiempo de supervivencia, pero sin tratamiento antiviral específico, la PIF es mortal. Con tratamiento antiviral, el pronóstico, según los casos disponibles hasta la fecha, parece ser de digno a bueno.

Se ha informado que la mediana de tiempo de supervivencia para la PIF sin tratamiento es de 9 días (oscila entre 3–200 días) (23).

  • Los gatos con PIF efusiva suelen sobrevivir solo unos días a semanas.

  • Los gatos con PIF no efusiva pueden sobrevivir más (de semanas a meses).

Una vez que aparecen los signos neurológicos de la PIF, la muerte es, en general, inminente sin tratamiento.

Conceptos clave

  • La peritonitis infecciosa felina es una enfermedad coronaviral grave e inmunonediada de los gatos.

  • No existe una prueba diagnóstica mínimamente invasiva y ante mortem para la PIF.

  • Los fármacos antivíricos ofrecen esperanza de un tratamiento seguro y eficaz.

Para más información

Referencias

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