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Peritonitis en animales

PorThomas Wittek, Dr Med Vet, DECBHM, University Clinic for Ruminants, Department of Farm Animals and Veterinary Public Health, University of Veterinary Medicine, Vienna
Revisado/Modificado Modificado dic 2024
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La peritonitis es la inflamación de las membranas serosas de la cavidad peritoneal. Puede ser primaria o estar causada por agentes infecciosos o no infecciosos. Los signos clínicos pueden incluir dolor localizado, aumento de la tensión de la pared abdominal, distensión abdominal, cifosis, apatía, fiebre y anorexia. La ecografía y los análisis de sangre o líquido abdominal respaldan el diagnóstico clínico. El tratamiento puede incluir lavado peritoneal, cirugía, antibióticos y antiinflamatorios.

La peritonitis se define como una inflamación de las membranas serosas de la cavidad peritoneal. Puede ser una enfermedad primaria o secundaria a otras afecciones patológicas. Diferentes agentes infecciosos y no infecciosos pueden causar peritonitis y dar lugar a una variedad de manifestaciones clínicas, evolución de la enfermedad y desenlaces. La peritonitis puede ser aguda o crónica, séptica o no séptica, local o difusa, o adhesiva o exudativa. El término "peritonitis terciaria", utilizado en medicina humana para casos particulares de peritonitis crónica con un pequeño número de bacterias u hongos, no se utiliza en medicina veterinaria.

Etiología de la peritonitis en animales

La peritonitis primaria es menos frecuente que la peritonitis secundaria y puede ser infecciosa o idiopática. En la peritonitis primaria infecciosa, los agentes infecciosos se diseminan hemáticamente en la cavidad peritoneal de los animales que a menudo están inmunodeprimidos. Estos agentes infecciosos incluyen el coronavirus felino (FCoV), que causa infecciosa felina (PIF); Nocardia spp.; Mycobacterium spp.; Haemophilus parasuis; y otros agentes infecciosos. El curso de la peritonitis primaria tiende a ser crónico.

La peritonitis secundaria ocurre cuando la cavidad peritoneal se expone a agentes infecciosos o no infecciosos inespecíficos que están asociados a otras afecciones. Suele ser aguda y con frecuencia provoca una enfermedad sistémica progresiva. La peritonitis séptica secundaria se asocia comúnmente con perforaciones en órganos del tracto gastrointestinal y la consiguiente filtración de su contenido, como ocurre en la reticuloperitonitis traumática en bovinos. Esto puede llevar a la migración transmural de bacterias. Algunos ejemplos de estructuras abdominales infectadas que pueden filtrarse o romperse incluyen abscesos, vejiga y útero. Además, la migración de parásitos a través de la cavidad abdominal puede provocar la filtración de quimo y el desarrollo de peritonitis séptica. Las heridas perforantes de la pared abdominal, como las causadas por mordeduras de perro, o la dehiscencia de una herida quirúrgica abdominal, pueden producir laceraciones viscerales y la inoculación de material extraño y microorganismos en la cavidad peritoneal.

Los microorganismos asociados con la peritonitis séptica suelen reflejar el origen de la contaminación. En los casos de perforación del tracto GI, se encuentra una población bacteriana mixta. En cambio, la perforación de vísceras no GI (como la vejiga urinaria, la vesícula biliar, el útero o la próstata) y la infección hematógena de la cavidad peritoneal suelen estar asociadas con organismos aeróbicos, incluidos Escherichia coli, Streptococcus equi zooepidemicus, Staphylococcus, Proteus, Rhodococcus, Klebsiella, Salmonella, Enterobacter, Pseudomonas yCorynebacterium.

La peritonitis aséptica secundaria ocurre cuando la cavidad abdominal se contamina con irritantes químicos, como la bilis, la orina o los fármacos. Las afecciones más comunes que conducen a esta contaminación incluyen la rotura de la vejiga urinaria o de la vesícula biliar por urolitos o colelitiasis, respectivamente; sin embargo, estas afecciones no siempre son asépticas. La inflamación peritoneal inicialmente aséptica debido a isquemia intestinal puede volverse séptica con el tiempo. Además, la administración intraperitoneal de fármacos o líquidos puede provocar una inflamación temporal del peritoneo. La cirugía abdominal también puede desencadenar peritonitis aséptica.

Entre los animales de granja, la peritonitis es más frecuente en bovinos, menos común en caballos y rara en cerdos, ovejas y cabras. Los camélidos sudamericanos muestran reacciones inflamatorias graves a la infección por Dicrocoelium dendriticum, lo que puede llevar al desarrollo de peritonitis secundaria a una hepatitis grave. En gatos, la peritonitis es una enfermedad grave y a menudo mortal, como ocurre en la peritonitis infecciosa felina (PIF).

Para más detalles sobre las causas de esta enfermedad en distintas especies, consulte la tabla Causas comunes de peritonitis.

Tabla
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Patogenia de la peritonitis en animales

La inflamación peritoneal puede originarse a través de diversas vías patógenas que varían según la especie. Estas vías son dependientes de la especie (por ejemplo, la respuesta inflamatoria peritoneal en el ganado se caracteriza por una formación extensa de fibrina, mientras que los caballos tienden a desarrollar una peritonitis exudativa) y están influenciadas principalmente por la causa (por ejemplo, primaria o secundaria, séptica o no séptica, aguda o crónica). El peritoneo libera mediadores inflamatorios en respuesta al contacto con agentes mecánicos, químicos o infecciosos, lo que aumenta la permeabilidad de los capilares serosos y provoca la filtración de proteínas plasmáticas, solutos y agua hacia la cavidad peritoneal. La exudación de líquido rico en proteínas puede causar hipoproteinemia y favorecer la proliferación bacteriana. La combinación de grandes pérdidas de líquido en la cavidad peritoneal y los efectos vasodilatadores de las toxinas absorbidas puede generar hipotensión e hipovolemia graves. La inflamación también puede reducir la capacidad antioxidante y dar lugar a agresión oxidativa.

La rotura o perforación del rumen, estómago, intestino o útero infectado provoca el derrame del contenido ingerido o material contaminado en la cavidad abdominal, lo que lleva a una peritonitis séptica aguda. Las toxinas producidas por las bacterias y la degradación del tejido se absorben fácilmente en el peritoneo y tienen efectos sistémicos que conducen a hipotensión, choque, síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS) y CID. Las endotoxinas y las alteraciones en el equilibrio ácido-base y electrolítico afectan directamente a la función cardiaca, lo que conduce a un gasto cardiaco disminuido y a una insuficiencia circulatoria. La peritonitis aguda suele causar íleo paralítico, lo que lleva a una obstrucción funcional del tracto GI y aumenta la mortalidad.

Las grandes cantidades de exudados inflamatorios secretados en la cavidad peritoneal pueden afectar la respiración, ya que presionan contra el diafragma. El derrame de pequeñas cantidades de contenido gástrico o intestinal, como ocurre tras una ruminocentesis transcutánea o el uso de sutura en barra en la cirugía de desplazamiento a la izquierda del abomaso, suele provocar una peritonitis localizada.

La peritonitis crónica se caracteriza a menudo por una secreción muy marcada de fibrinógeno y la consiguiente formación de adherencias fibrinosas o fibrosas. Estas adherencias ayudan a ubicar la inflamación, como ocurre en la reticuloperitonitis traumática en bovinos o en las úlceras abomasales de tipo 3 en bovinos, pero también pueden generar obstrucción mecánica o funcional del tracto GI. La peritonitis crónica en caballos a menudo da lugar a episodios de cólico.

Hallazgos clínicos de la peritonitis en animales

Los signos clínicos de la peritonitis varían según el tipo de enfermedad y su causa. Los pacientes afectados pueden presentar lo siguiente:

  • aumento de la tensión de la pared abdominal

  • cifosis

  • reducción de la actividad general y menor consumo de alimento.

  • dolor abdominal o reacción dolorosa a la palpación abdominal.

  • acumulación de líquido en la cavidad abdominal y distensión abdominal.

  • íleo paralítico

  • fiebre

  • toxemia y septicemia

  • hemorragia

  • choque, SRIS.

  • adherencias

La peritonitis séptica aguda asociada con rotura intestinal o uterina puede provocar muerte peraguda debido a choque, hipotensión, alteraciones ácido-base y colapso circulatorio. En estos casos, los pacientes suelen mostrar pocos signos clínicos de peritonitis. En los casos menos graves, el dolor abdominal y la fiebre son frecuentes. También puede presentarse hipotermia como consecuencia de la deshidratación, hipovolemia y sepsis. El dolor abdominal puede ser constante e intenso, caracterizado por defensa abdominal, marcha rígida o decúbito.

En todas las especies, las respuestas de dolor son más evidentes en las etapas iniciales. La distensión abdominal, que a veces puede no ser evidente, generalmente se debe a la acumulación de exudados peritoneales, íleo paralítico o adherencias peritoneales. La excreción fecal suele estar disminuida, aunque la frecuencia de la defecación puede aumentar en las primeras etapas de la peritonitis. Los animales con peritonitis secundaria también pueden presentar signos clínicos asociados con la enfermedad primaria. Sin embargo, se han informado casos de peritonitis bacteriana crónica en pacientes que aparentemente no presentaban signos clínicos evidentes.

Ganado vacuno

Los signos clínicos de peritonitis en bovinos suelen ser inespecíficos e incluyen disminución del consumo de alimento, reducción de la producción de leche y menor actividad de rumiación. En casos crónicos, pueden estar presentes contracciones ruminales, aunque de baja intensidad. La percusión abdominal puede revelar timpanismo ruminal o pneumoperitoneo. La fiebre moderada es típica durante las primeras 24-36 h en el ganado vacuno con peritonitis aguda y local. La fiebre alta sugiere una peritonitis aguda y difusa.

Los bovinos con peritonitis suelen presentar una marcha cautelosa y arrastrada, con el lomo rígido y arqueado. Pueden emitir gruñidos al caminar o al defecar y orinar. La palpación profunda de la pared abdominal y las pruebas de provocación del dolor generan una respuesta dolorosa. Los terneros con peritonitis debido a una úlcera abomasal perforada se deterioran rápidamente y muestran signos clínicos de sepsis y síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS).

Los bovinos con peritonitis crónica pueden desarrollar adherencias fibrosas. Según la ubicación de la enfermedad, la palpación rectal puede revelar adherencias entre las asas intestinales y el peritoneo. Los bovinos pueden padecer indigestión crónica (síndrome de Hoflund, impactación abomasal) o toxemia, y pueden presentar episodios de enfermedad aguda y grave debido a una obstrucción intestinal parcial. La mayoría de los bovinos desarrollan peritonitis localizada por la extensa formación de fibrina. Sin embargo, en algunos casos, la cavidad abdominal puede contener grandes volúmenes de líquido peritoneal turbio e infectado. Una forma específica de la enfermedad en bovinos se localiza entre las capas del epiplón y puede diagnosticarse mediante una ecografía.

Rumiantes pequeños, camélidos sudamericanos y cerdos

En general, los signos clínicos de peritonitis en rumiantes pequeños, camélidos sudamericanos y cerdos son similares a los observados en otras especies. Sin embargo, la peritonitis rara vez se diagnostica clínicamente en cerdos, ovejas o cabras, aunque no es un hallazgo poco común durante la inspección sanitaria habitual tras el sacrificio de cerdos. La peritonitis es más común en llamas y alpacas, donde los trematodos hepáticos (Fasciola y Dicrocoelium) son la causa principal.

Caballos

Los signos clínicos de peritonitis en caballos incluyen cólico, distensión intestinal palpable en el examen rectal, reflujo gástrico y, ocasionalmente, diarrea. La palpación rectal puede revelar mucosas secas y pegajosas y, en algunos casos, la presencia de adherencias fibrinosas o fibrosas entre las asas intestinales y otros órganos abdominales. Los sonidos peristálticos intestinales disminuyen. Es común observar taquicardia, pulso débil, mala perfusión periférica y fiebre. Los caballos con peritonitis crónica pueden presentar pérdida de peso y episodios intermitentes de dolor abdominal (cólico).

Perros y gatos

En perros y gatos, la anorexia y la apatía son signos clínicos inespecíficos de peritonitis y suelen estar acompañados de vómitos y disminución de la defecación. El abdomen puede estar distendido. La palpación abdominal puede provocar dolor, además de revelar la presencia de masas abdominales. En casos de peritonitis biliar generalizada, puede haber ictericia.

Diagnóstico de la peritonitis en animales

  • Exploración física

  • Ecografía abdominal

  • Pruebas analíticas

El diagnóstico de peritonitis se basa principalmente en los hallazgos clínicos característicos observados durante el examen físico, que luego se confirman mediante procedimientos diagnósticos avanzados.

Perlas y trampas

  • El diagnóstico de peritonitis se basa principalmente en los hallazgos clínicos característicos observados durante el examen físico, que luego se confirman mediante procedimientos diagnósticos avanzados.

La palpación rectal es una técnica diagnóstica útil para evaluar el peritoneo y los órganos abdominales accesibles. Sin embargo, los procesos peritoníticos localizados en el abdomen craneal (como la reticuloperitonitis traumática en bovinos) están demasiado adelantados en la cavidad abdominal para ser detectados mediante este método.

Procedimientos diagnósticos avanzados

Además del examen físico, existen procedimientos diagnósticos avanzados que ayudan a confirmar el diagnóstico de peritonitis y permiten visualizar la extensión y naturaleza de la enfermedad. También pueden proporcionar información sobre su etiología.

Por lo general, la ecografía es la herramienta diagnóstica más valiosa para examinar la cavidad abdominal y valorar la extensión, la localización y el carácter de la peritonitis. La ecografía también permite visualizar la presencia de ascitis y productos inflamatorios, como la formación de fibrina. En pequeños animales, la ecografía puede proporcionar información sobre la etiología de la enfermedad, detectando distensión intestinal, rotura de la vejiga urinaria, enfermedades del hígado y la vesícula biliar, enfermedades pancreáticas o neoplasias. Además, permite realizar una abdominocentesis guiada.

La abdominocentesis es un procedimiento que se realiza tanto en grandes como en pequeños animales para obtener líquido peritoneal para el examen citológico y bioquímico, y el cultivo bacteriológico. Se pueden utilizar lavados peritoneales diagnósticos si el líquido peritoneal no puede obtenerse por abdominocentesis.

La radiografía abdominal se utiliza en pequeños animales y puede revelar obstrucción del tracto gastrointestinal, dilatación intestinal, presencia de aire libre en la cavidad abdominal, ascitis o material extraño radiodenso. La pérdida de definición serosa en las radiografías indica la presencia de líquido abdominal. En grandes animales, como caballos y bovinos, la radiografía también es útil, aunque requiere equipos de rayos X de alta potencia, por lo que su uso está limitado a unidades estacionarias en clínicas veterinarias. Aunque sigue siendo una herramienta diagnóstica adecuada en todas las especies, la radiografía ha sido parcialmente reemplazada por la ecografía.

La laparoscopía o la laparotomía diagnóstica pueden ayudar a confirmar el diagnóstico. En bovinos, la laparotomía diagnóstica se usa con frecuencia porque es un procedimiento económico, puede realizarse con el animal de pie, y está asociado con pocas o menores complicaciones. Además, elimina la necesidad de realizar otros procedimientos diagnósticos y, a menudo, puede combinarse con medidas terapéuticas.

Pruebas analíticas

Las pruebas analíticas o ayudan a confirmar el diagnóstico clínico, determinar la gravedad de la peritonitis y guiar las decisiones terapéuticas. Las pruebas deben incluir un hemograma completo (CBC) y varios parámetros bioquímicos en sangre y líquido peritoneal.

La peritonitis aguda difusa con toxemia suele acompañarse de leucocitopenia, neutrocitopenia y una marcada neutrocitofilia inmadura (desviación a la izquierda degenerativa). En casos menos graves de peritonitis aguda, puede haber leucocitosis debido a un aumento en la producción de neutrófilos. Los pacientes con peritonitis aguda localizada pueden presentar un recuento normal de glóbulos blancos con una desviación a la izquierda regenerativa. En la peritonitis crónica, el recuento total de leucocitos puede ser normal, aunque en algunos casos se observa linfocitosis y monocitosis.

Varios parámetros bioquímicos séricos anormales pueden estar presentes en casos de peritonitis. Es frecuente la presencia de hipoalbuminemia, hiperglobulinemia e hiperbilirrubinemia.

El líquido peritoneal es un dializado plasmático, cuyas propiedades físicas y químicas dependen de la permeabilidad de la membrana peritoneal, las concentraciones y cargas eléctricas de los iones y la presión osmótica. En condiciones fisiológicas normales, el líquido peritoneal es un trasudado. Sin embargo, en pacientes con peritonitis, se caracteriza como un exudado. En los casos de peritonitis séptica, las muestras de líquido peritoneal deben examinarse microbiológicamente para caracterizar los patógenos infecciosos.

La clasificación tradicional de trasudados y exudados se muestra en la tabla Características de los trasudados y exudados en bovinos, caballos, perros y gatos.

Tabla
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El líquido peritoneal que presenta características tanto de trasudado como de exudado se conoce comúnmente como trasudado modificado. La peritonitis también se clasifica como leve, moderada o grave. Sin embargo, en la práctica, el análisis del líquido peritoneal puede ser irregular, lo que lleva a resultados no concluyentes. Por lo tanto, el valor diagnóstico de este sistema tradicional es limitado. Para mejorar la sensibilidad en la diferenciación de efusiones peritoneales, se han establecido los siguientes criterios:

  • los criterios de Light (relación proteína del líquido peritoneal:sérica >0,5, relación LDH del líquido peritoneal:sérica >0,6, o actividad de LDH en el líquido peritoneal >200 U/l)

  • Valores de corte para relaciones líquido peritoneal:sangre (o líquido peritoneal:plasma) en diversos parámetros, como lactato, glucosa y enzimas.

  • gradiente sero-ascítico de albúmina

En condiciones fisiológicas normales, la relación linfocitos:neutrófilos en el líquido peritoneal es cercana a 1:1. La peritonitis aguda suele provocar un recuento elevado de glóbulos blancos (GB), con un 60-90 % de neutrófilos dentro del total de GB. Sin embargo, en casos de inflamación séptica peraguda, el recuento de GB puede disminuir debido a necrosis y daño celular. Histológicamente, en el líquido peritoneal se puede observar un alto número de GB degenerativos. Con la inflamación peritoneal crónica, la proporción de neutrófilos disminuye, mientras que la proporción de monocitos aumenta.

La presencia de bacterias intra o extracelulares en el líquido peritoneal confirma la peritonitis séptica. La tinción de Gram permite diferenciar entre bacterias grampositivas y gramnegativas, lo que facilita así el inicio del tratamiento antimicrobiano adecuado.

La concentración fisiológica de proteínas totales en el líquido peritoneal es de 2-2,5 g/dl. La relación normal de proteína en el líquido peritoneal con respecto a la proteína sérica es <1:2.

En pacientes sanos, la concentración de glucosa en el líquido peritoneal es igual a la del suero. Sin embargo, en la peritonitis séptica, la concentración de glucosa en el líquido peritoneal disminuye de forma drástica, debido a que la respuesta inflamatoria desencadenada por la infección aumenta el consumo de glucosa por parte de las células inflamatorias. Una relación de la concentración de glucosa en el líquido peritoneal respecto de la glucosa en suero <0,5 es altamente sensible y específica de la peritonitis séptica. Dado que la glucosa en el líquido peritoneal suele caer por debajo del límite de detección en pacientes con peritonitis séptica, en muchos casos no es necesario medir la concentración de glucosa en suero.

Perlas y trampas

  • Una relación de la concentración de glucosa en el líquido peritoneal respecto de la glucosa en suero <0,5 es altamente sensible y específica de la peritonitis séptica.

La isquemia intestinal provoca un aumento en la concentración de l-lactato tanto en el plasma como en el líquido peritoneal. Aunque existe una asociación entre las concentraciones de l-lactato en el líquido peritoneal y el plasma, la concentración de l-lactato en el líquido peritoneal está más estrechamente correlacionada con la gravedad de la isquemia intestinal. Fisiológicamente, en animales sanos, la concentración de l-lactato en el líquido peritoneal es menor que en el plasma (en caballos sanos, la relación es aproximadamente 1:2). Esta proporción se invierte en los caballos con cólico e isquemia intestinal, en las vacas con vólvulo del abomaso y en los perros con vólvulo de dilatación gástrica.

El aumento en la concentración del producto de degradación de la fibrina dímero D indica isquemia intestinal e inflamación con alta sensibilidad y especificidad. En humanos, la concentración normal de dímero D en el plasma es <0,3 mg/l. Los valores de referencia para pequeños animales y caballos parecen ser similares a los de los humanos. En bovinos sanos, la concentración de dímero D en el líquido peritoneal es <0,6 mg/l; valores elevados indican peritonitis con alta sensibilidad y especificidad.

La inflamación, la isquemia intestinal y la reperfusión afectan la actividad de varias enzimas en el líquido peritoneal y en la sangre periférica, incluidas la fosfatasa alcalina (ALP), la aspartato aminotransferasa (AST), la creatina cinasa (CK) y la lactato deshidrogenasa (LDH). La actividad de la CK está aumentada principalmente en el suero y el líquido peritoneal en los casos de isquemia intestinal. El origen del aumento de la CK se atribuye a la capa muscular de los intestinos estrangulados e isquémicos.

La actividad de LDH es una medida de la respuesta inflamatoria y se utiliza para diferenciar los exudados de los trasudados (relación LDH del líquido peritoneal:sérica >0,6; actividad de LDH en el líquido peritoneal >200 U/l). Los valores de referencia para animales monogástricos, pero no para bovinos, son similares a los de humanos. En bovinos, se ha identificado un punto de corte de LDH de 960 U/l.

En gatos con peritonitis infecciosa felina, se observan con frecuencia concentraciones elevadas de albúmina y globulina en suero y líquido peritoneal. Sin embargo, ninguno de estos parámetros es lo suficientemente preciso para un diagnóstico definitivo, especialmente cuando se mide en el suero. El cálculo de la relación albúmina:globulina puede mejorar el valor diagnóstico de estos parámetros de manera individual. El test de Rivalta, que consiste en mezclar una muestra de líquido abdominal con ácido acético y agua destilada para observar la formación de un precipitado en casos de PIF, solo diferencia trasudados de exudados. Aunque puede generar falsos positivos en gatos con peritonitis bacteriana séptica, todavía se considera útil para el diagnóstico de la PIF. La presencia en sangre de alfa-1-glucoproteína ácida, un marcador ampliamente utilizado, indica inflamación, pero no es específica de la PIF.

Pronóstico de la peritonitis en animales

Aunque el mesotelio del peritoneo es capaz de regenerarse rápidamente, la peritonitis debe considerarse enfermedad grave, potencialmente mortal, y de pronóstico reservado. El pronóstico depende en gran medida del tipo y gravedad de la enfermedad, por lo que debe evaluarse de manera individual en cada caso. Las tasas de supervivencia se consideran del 50 al 70 % en distintas especies, aunque en animales de producción, la probabilidad de recuperar la productividad es mucho menor. En los caballos, el pronóstico para un uso posterior en el deporte ecuestre es reservado. Además, los caballos que sobreviven a la peritonitis suelen sufrir episodios de cólico recidivantes. Los avances en el tratamiento de la PIF están mejorando el pronóstico de esta enfermedad, de forma que muchos gatos reciben ahora un tratamiento satisfactorio.

Tratamiento de la peritonitis en animales

  • Antiinflamatorios

  • Antimicrobianos

  • Lavado peritoneal

  • Cirugía

El tratamiento adecuado de la peritonitis depende del diagnóstico y de los resultados tanto del examen físico como de los análisis de laboratorio.

En casos graves de peritonitis séptica, el tratamiento inicial debe estar enfocado en salvar la vida del paciente y estabilizar las funciones cardiovasculares y de otros órganos. En los casos graves, se debe considerar la eutanasia. El paciente debe recibir tratamiento para el choque hipovolémico o toxémico, así como para trastornos metabólicos y reológicos (p. ej., las alteraciones electrolíticas y ácido-base, y la CID). El uso intensivo de antiinflamatorios está recomendado. Puede ser necesario administrar fluidoterapia, electrolitos, plasma o sangre completa para mantener el gasto cardiaco y mejorar la circulación. Es esencial prevenir la insuficiencia circulatoria debida a complicaciones de la CID. El tratamiento con antioxidantes como vitamina C (20-60 mg/kg, SC, IM o IV) y vitamina E (0,5-3,0 mg/kg, SC, IM o IV) puede ser beneficioso, al igual que la administración de glucocorticoides de acción corta. Además, pueden ser necesarios fármacos procinéticos para aumentar y coordinar la motilidad del tracto gastrointestinal. El tratamiento de soporte con antioxidantes, glucocorticoides de acción corta y fármacos procinéticos se administra según sea necesario y puede ajustarse en función del estado general del paciente, los signos clínicos y los resultados analíticos.

El tratamiento con antimicrobianos apropiados debe iniciarse tan pronto como se sospeche o confirme la peritonitis séptica. Se deben obtener muestras de líquido peritoneal para cultivo y antibiograma. Inicialmente, se deben administrar antimicrobianos parenterales de amplio espectro. Más adelante, los fármacos antimicrobianos pueden ajustarse según los resultados de los exámenes citológicos, las pruebas de cultivo y el antibiograma. El tratamiento antimicrobiano y antiinflamatorio debe continuar durante el periodo de curación.

Si es posible, debe iniciarse un tratamiento para eliminar la causa de la peritonitis. En pacientes con sospecha de fugas desde órganos abdominales, se debe realizar una cirugía de inmediato para explorar el abdomen y reparar los defectos, seguida de un lavado peritoneal con una solución electrolítica equilibrada, isotónica e isotérmica antes de cerrar la cavidad abdominal. Aunque a menudo se añaden antimicrobianos a la solución de lavado, no se ha demostrado un beneficio clínico en su uso. Las soluciones que contienen antisépticos (p. ej., povidona yodada) tampoco han demostrado un beneficio clínico y pueden incluso actuar como irritantes químicos y exacerbar la inflamación. El tratamiento con heparina puede considerarse en los casos de CID y puede prevenir la formación extensa de fibrina dentro de la cavidad peritoneal.

En pequeños y grandes animales, la colocación de drenajes abdominales y el lavado peritoneal pueden ayudar a tratar peritonitis graves al eliminar material séptico y proinflamatorio de la cavidad abdominal. Mientras que la eliminación del líquido peritoneal séptico se suele aceptar como beneficiosa, la eficacia del lavado peritoneal repetido está en discusión. Algunos estudios informan efectos positivos, mientras que otros indican que un lavado intensivo puede interrumpir la cicatrización epitelial y favorecer la propagación de la inflamación. La composición de la solución de lavado también se debate; no hay evidencia de que la adición de antimicrobianos o antisépticos mejore la recuperación.

La decisión de realizar un drenaje peritoneal debe basarse en la gravedad del caso, la experiencia del veterinario, la necesidad potencial de cuidados intensivos y la disponibilidad del equipo. El mantenimiento de la permeabilidad del drenaje puede ser complicado, especialmente en bovinos, debido a la formación extensa de fibrina en la cavidad abdominal. En pacientes tratados con drenaje o lavado peritoneal, se deben monitorear periódicamente las concentraciones de proteínas y electrolitos en suero, ya que estos pueden perderse con la eliminación del exudado.

Debe preverse un apoyo nutricional, ya que muchos pacientes con peritonitis no comen. La nutrición enteral ayuda a mantener la salud de la mucosa intestinal; sin embargo, los vómitos (en perros y gatos) o la anorexia pueden obligar a considerar alternativas. En rumiantes y camélidos sudamericanos, el trasplante de microbiota a partir de líquido ruminal de otros animales o productos comerciales ha demostrado ser beneficiosa. En determinados pacientes, puede ser necesaria la nutrición parenteral total o parcial para cubrir todas o parte de sus necesidades nutricionales mientras se inicia la nutrición enteral. También debe considerarse la administración de antioxidantes y vitaminas. El vómito es una secuela común de la peritonitis en pequeños animales, por lo que en estos casos está indicado el tratamiento antiemético.

En casos de peritonitis adhesiva crónica, se puede considerar la laparoscopía o la laparotomía para cortar adherencias que impiden la motilidad intestinal o para drenar abscesos intestinales. Sin embargo, el éxito de estas intervenciones puede ser limitado, ya que las adherencias pueden volver a formarse.

Conceptos clave

  • La peritonitis aguda es con frecuencia una afección grave y potencialmente mortal.

  • Los procedimientos diagnósticos están dirigidos a determinar la etiología y el carácter de la peritonitis.

  • A menudo se requiere un tratamiento agresivo.

  • Los animales con peritonitis crónica pueden mostrar alteración de la motilidad GI con síntomas recurrentes de dolor abdominal.

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