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Trastornos nutricionales de las aves de compañía

PorTeresa L. Lightfoot, DVM, DABVP (Avian), Avian and Exotics Department, Florida Veterinary Specialists
Revisado/Modificado Modificado ene 2020
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La alimentación de las aves ha mejorado mucho en las últimas décadas, pero sigue siendo un problema común en las aves de compañía. Ahora hay disponibles dietas formuladas en forma de gránulos e incluso dietas orgánicas, y las aves criadas de manera doméstica las suelen aceptar fácilmente. No obstante, las necesidades nutricionales de cada especie siguen siendo en gran medida desconocidas. Muchas aves todavía reciben dietas inadecuadas. Las dos razones más comunes de malnutrición incluyen permitir que las aves elijan lo que quieren comer de mezclas de semillas y nueces y gránulos o alimentarlas con semillas puras o una dieta basada en semillas. Muchas de las enfermedades que se observan en las aves domésticas se basan en malnutrición. Estas incluyen enfermedad hepática, insuficiencia renal, dificultad respiratoria, enfermedad musculoesquelética y problemas reproductivos.

Se deben tener en cuenta algunos problemas nutricionales especiales en las aves de compañía. El moho que contamina las semillas almacenadas inadecuadamente y los cacahuetes para animales de compañía puede causar enfermedad hepática, así que asegúrese de que cualquier alimento sea fresco y se haya almacenado adecuadamente.

Sea consciente de lo que realmente come y bebe su ave. Muchos propietarios proporcionan una dieta variada para sus aves (como alimentos de mesa, dietas granuladas formuladas, verduras y otros alimentos), pero no se dan cuenta de que lo que las aves realmente consumen son principalmente semillas, lo que puede dar lugar a deficiencias y desequilibrios nutricionales. Las aves que se alimentan principalmente con dietas formuladas generalmente no necesitan suplementos de vitaminas y minerales, a menos que un veterinario se los recete. Las aves que consumen principalmente dietas basadas en semillas deben hacer una transición lenta a una dieta formulada nutricionalmente completa y pueden necesitar suplementos hasta que se logre dicha transición. Los suplementos en polvo no deben rociarse sobre las semillas, porque la mayoría de las aves quitan las cáscaras externas de las semillas antes de ingerir el grano; por lo tanto, no se benefician del suplemento. Los suplementos no deben colocarse en el agua potable, ya que disuaden a las aves de beber al cambiar el sabor del agua, lo que en última instancia conduce a la deshidratación, o se degradan una vez colocados en el agua. Para que tengan un efecto beneficioso, los suplementos deben colocarse en alimentos húmedos que las aves consuman habitualmente.

Obesidad

La obesidad es común en las aves de compañía. Las dietas ricas en grasas (semillas, nueces y muchos alimentos de mesa), la sobreabundancia de alimentos y un estilo de vida sedentario son factores contribuyentes. La obesidad se define como un ave que supera en un 20 % su peso ideal. Las cacatúas galah, los guacamayos, los loros del Amazonas y las cotorras argentinas son propensos a la obesidad. Los signos pueden no ser evidentes, pero las aves obesas pueden volverse cojas o tener dificultad para respirar debido al exceso de peso y grasa.

Las aves obesas deben alimentarse con una dieta granulada con control de las porciones. Debe fomentarse el ejercicio proporcionando una jaula más grande con múltiples comederos dispersos para estimular el movimiento. Las perchas de cuerda o cuerda en espiral estimularán la escalada y el equilibrio. Se debe proporcionar una jaula de vuelo al aire libre para las aves de vuelo, y se debe fomentar que caminen o suban escaleras las aves que no vuelan. Las aves obesas son más propensas a desarrollar artritis, enfermedad del hígado graso, enfermedad de las arterias coronarias (aterosclerosis) y enfermedad cardiaca.

Deficiencia de vitamina A

La deficiencia de vitamina A suele pasar desapercibida en las aves de compañía. Las aves que consumen una porción sustancial de su dieta en forma de semillas y nueces son las más propensas a este problema. Las dietas a base de semillas y nueces son deficientes no solo en vitamina A, sino también en varias otras vitaminas y minerales, y contienen exceso de grasa. Los intentos de suplementación con vitamina A puede provocar exceso de suplementación y efectos secundarios graves, como insuficiencia reproductiva, anomalías óseas y enfermedad hepática.

Las dietas de todas las aves de compañía se deben evaluar en cuanto a su contenido en vitamina A y precursores de la vitamina A. La deficiencia de vitamina A puede ser la causa subyacente de afecciones crónicas como la pododermatitis (inflamación de las plantas de los pies), la sinusitis y la conjuntivitis. Las aves con enfermedades reproductivas con dietas deficitarias deben considerarse deficientes.

Los signos de deficiencia de vitamina A dependen de qué sistema orgánico esté afectado (p. ej., el aparato reproductor, el aparato digestivo o el respiratorio). Los signos incluyen secreción nasal, estornudos, hinchazón alrededor de los ojos, dificultad para respirar, aumento de la bebida y de la micción, mala calidad de las plumas, picadura de plumas y anorexia. Pueden aparecer placas blancas en la boca y alrededor, en los ojos y en los senos paranasales. Las manchas finalmente se infectan y forman abscesos grandes y obvios. Los abscesos pueden distorsionar la glotis (abertura de la tráquea), causando dificultad para respirar y finalmente asfixia. Los abscesos pueden incluso crecer tanto que bloquean la coana (la hendidura en el techo de la boca). Cuando esto sucede, el ave presentará una descarga nasal profusa y una hinchazón evidente alrededor de los ojos.

El mejor preventivo contra la deficiencia de vitamina A es proporcionar una dieta formulada con suficientes, pero no excesivos, precursores de vitamina A. Un precursor es una sustancia que se puede convertir en vitamina A en el organismo. Estos precursores, como el betacaroteno, son mucho menos propensos a causar la toxicidad que puede producir el consumo excesivo de vitamina A.

Si su ave no sigue una dieta formulada, los alimentos que contienen vitamina A o sus precursores incluyen melón, papaya, chiles, hojas y flores de brócoli, boniatos, hojas de nabo, coles, escarola, mantequilla, hígado, yemas de huevo, remolacha, hojas de diente de león y espinacas.

Carencia de yodo

La glándula tiroides en las aves se encuentra dentro de la cavidad tóracica y no puede palparse en el cuello, como en el caso de los humanos. Cuando se alimenta con una dieta basada exclusivamente en semillas y deficiente en yodo, esta glándula se hincha y presiona la tráquea (vía aérea) y el esófago, una afección llamada bocio. Los signos clásicos incluyen respiración fuerte o áspera, sibilancias, chasquidos y cambios en la voz. En casos graves se observa regurgitación. Las aves afectadas toleran mal el estrés. Se puede usar yodo de Lugol (1 gota por 1 taza [250 mililitros] de agua de bebida) para tratar la deficiencia hasta que el ave haga la transición a una dieta formulada nutricionalmente completa.

Desequilibrio del calcio, fósforo y vitamina D

Se sabe que las dietas a base de semillas provocan un desequilibrio en la relación entre el calcio y el fósforo en las aves, además de crear deficiencias de aminoácidos. Esta proporción es importante porque el calcio, el fósforo y la vitamina D3 funcionan juntos para realizar funciones vitales, y la falta o el exceso de cualquiera de estos nutrientes puede afectar a la capacidad del organismo para utilizarlos todos. Las semillas de girasol, que suelen ser las preferidas por muchas aves de la familia de los loros, son bajas en calcio, deficientes en aminoácidos y altas en grasa. En realidad, las semillas de cártamo tienen un mayor contenido de grasa que las de girasol, en contra de la creencia popular, y también contienen aminoácidos y calcio inadecuados. Proporcionar una dieta nutricionalmente sana que incluya solo una cantidad limitada de semillas y nueces ayudará a prevenir estos desequilibrios.

La vitamina D se produce en la piel en respuesta a la exposición a la luz ultravioleta. Es fundamental una ingesta adecuada de vitamina D para la correcta absorción del calcio de la dieta, y las dietas deficientes en calcio, junto con un acceso insuficiente a la luz solar directa, pueden hacer que los loros desarrollen enfermedades óseas metabólicas. En esta condición, también conocida como hiperparatiroidismo secundario nutricional, los huesos de las aves se vuelven blandos y deformados y se fracturan fácilmente.

Hipocalcemia aguda de los loros grises africanos

La hipocalcemia aguda, causada por niveles deficientes de calcio en la sangre, se observa principalmente en loros grises africanos que consumen todas las semillas y se caracteriza por debilidad, temblores y convulsiones. Se desconoce la causa exacta, aunque se sospecha de las anomalías de la hormona paratiroidea. El tratamiento con calcio inyectable u oral puede producir una mejoría inmediata. Para tratar esta afección, los veterinarios pueden recetar suplementos de calcio y exponer el ave afectada a varias horas de luz ultravioleta (UV) diariamente. La exposición a la luz ultravioleta es fundamental para la formación de vitamina D en la piel, que, a su vez, es esencial para la absorción del calcio de la dieta. Hay lámparas UV (que no son las mismas que las luces para plantas ni para reptiles) que emiten luz específicamente en la parte del espectro UV que las aves necesitan para formar la vitamina D.

Intoxicación por vitamina D

Aunque no se cree que un exceso en la ingestión de calcio pueda causar problemas clínicos en la mayoría de los casos, un exceso de vitamina D​3 puede causar una acumulación nociva de calcio en los tejidos así como en los riñones. Los suplementos deben usarse con cuidado y el exceso de vitamina D3 No debe administrarse a especies susceptibles, como los guacamayos.

Enfermedad por almacenamiento de hierro

La enfermedad por almacenamiento de hierro se produce cuando se acumula demasiado hierro en el hígado. El organismo necesita una cierta cantidad de hierro para producir hemoglobina, que es la molécula que transporta las moléculas de oxígeno desde los pulmones a todas las demás células del organismo. Sin embargo, cuando se acumula demasiado hierro, el organismo comienza a almacenarlo en el hígado, luego en el corazón, los pulmones y otros órganos, donde puede causar un daño significativo que finalmente provoca la muerte. La muerte puede producirse sin signos previos.

Cuando aparecen signos, estos incluyen pérdida de peso, depresión, abdomen distendido con acumulación de líquido, dificultad para respirar e insuficiencia circulatoria. El diagnóstico se establece mediante biopsia hepática. El tratamiento puede implicar la extracción periódica de sangre, la retención del hierro libre y la modificación de la dieta.

Esta afección es común en los minás y tucanes de compañía, así como en ciertas aves de zoológico, como el ave del paraíso. También se ha descrito en aves de compañía de la familia de los loros, sobre todo en loris. Aunque la enfermedad por almacenamiento de hierro parece estar asociada con una ingesta excesiva de hierro en la dieta, no todas las aves se ven afectadas cuando se mantienen con dietas similares. El estrés o los factores genéticos también pueden desempeñar un papel. Ciertos alimentos ricos en vitamina C, como los cítricos, aumentan la ingesta de hierro en la dieta. También puede estar implicado un consumo excesivo de vitamina A.

Las especies como los miná, los loris, los loritos y los tucanes son propensos a desarrollar enfermedad de almacenamiento de hierro al consumir altos niveles de hierro alimentario. Deberían alimentarse con dietas comercialmente formuladas que contengan hierro en niveles <100 ppm de alimento y no deberían consumir frutas cítricas. Ciertos alimentos, como los melocotones, las ciruelas, el melón dulce y las manzanas sin piel, son bajos en hierro. Los plátanos, los mangos, la papaya, las calabazas de verano y las patatas hervidas sin piel son un poco más altas en contenido de hierro, pero todavía pueden estar dentro del rango aceptable. Los alimentos que se deben evitar son los alimentos para bebés y los zumos y néctares que contienen hierro, alimentos enriquecidos con hierro o sulfato ferroso (incluidas las sobras de la mesa), productos de origen animal, como galletas para primates y grandes cantidades de frutas cítricas.

Para más información

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