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Actinomicosis en el ganado vacuno y en otros animales

(mandíbula de caucho)

PorMeredyth Jones, DVM, DACVIM-LAIM, College of Veterinary Medicine, Oklahoma State University
Revisado/Modificado Modificado jul 2024
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Actinomycetes son bacterias grampositivas anaerobias que causan enfermedad principalmente en el ganado vacuno, pero también en otros rumiantes, así como en cerdos y caballos. La actinomicosis, o mandíbula de caucho, es un absceso granulomatoso localizado, crónico y progresivo, acompañado de osteomielitis, que afecta con mayor frecuencia la mandíbula y otros tejidos óseos de la cabeza. El diagnóstico presuntivo, a menudo, se basa en signos clínicos. El diagnóstico puede confirmarse mediante el cultivo del organismo o aspirados teñidos, sin embargo, puede resultar difícil aislarlo. El objetivo del tratamiento es destruir las bacterias, controlar la inflamación y detener la propagación de la lesión. Los cambios óseos producidos por esta infección son irreversibles.

La actinomicosis, o mandíbula de caucho, es causada por bacterias del género Actinomyces, que son bacilos grampositivos, anaerobios y no acidorresistentes, muchos de los cuales son filamentosos o ramificados. Las ramas miden <1 mcm de diámetro, a diferencia de los filamentos fúngicos, que miden >1 mcm de diámetro.

Aunque forman parte de la microbiota normal de las membranas oral y nasofaríngea,Actinomyces spp. están asociadas con enfermedades en diversas especies animales.

  • Actinomyces bovis es el agente causal de la mandíbula de caucho, un síndrome caracterizado por abscesos piogranulomatosos y osteomielitis en el ganado vacuno. A. bovis, el organismo que causa la actinomitosis, es parte de la microbiota oral normal de los rumiantes. La enfermedad ocurre cuando se introduce A. bovis en el tejido blando subyacente, a través de heridas penetrantes de la mucosa oral, producidas por alimentos de espigas gruesas o ásperas, palos, espinas o alambre. También se ha aislado en abscesos nodulares en los pulmones del ganado vacuno y, rara vez, en infecciones de ovejas, cerdos, perros y otros mamíferos, incluida la fístula de la cruz crónica y la bursitis nucal crónica en caballos.

  • Actinomyces actinides se encuentra ocasionalmente como invasor secundario en la neumonía enzoótica de los terneros y en la estomatitis vesicular en toros. 

  • Actinomyces israelii se asocia principalmente con infecciones granulomatosas crónicas en humanos, pero también se ha aislado, en raras ocasiones, de lesiones piogranulomatosas en cerdos y ganado vacuno.

  • Actinomyces naeslundii se ha aislado de infecciones supurativas en varias especies animales y las más frecuentes son los fetos porcinos abortados.

  • A. denticolens (antes A. suis) causa mastitis y lesiones granulomatosas subcutáneas en cerdas. Algunas bacterias anteriormente clasificadas como cepas aisladas de A. suis han sido reclasificadas como A. denticolens, la cual también se ha descrito como causa de linfadenopatía mandibular en caballos.  En consecuencia, A. denticolens es un patógeno que se encuentra en una amplia variedad de animales.

  • Actinomyces hordeovulneris es una causa poco frecuente de actinomicosis en perros y puede provocar lesiones en la piel, pleuritis, peritonitis o abscesos internos. Un factor predisponente frecuente es la presencia de partículas de pasto de cola de zorro (Hordeum spp.) que migran a los tejidos, y la ruta principal de infección parece ser la inhalación de la bacteria.

  • Actinomyces viscosus también provoca actinomicosis cutánea y otras manifestaciones de la enfermedad en perros. Los casos suelen ocurrir por lesiones perforantes, causadas por mordeduras o cuerpos extraños. 

Hallazgos clínicos de la actinomicosis en ganado vacuno y otros animales

Cuando se inocula Actinomyces spp. en un tejido, se desarolla una enfermedad piogranulomatosa o supurativa. La mandíbula de caucho, causada por Actinomyces bovis, es un absceso granulomatoso, crónico, progresivo y localizado que afecta con mayor frecuencia la mandíbula, el maxilar u otros tejidos óseos de la cabeza.

Cualquier tejido óseo puede verse afectado, sin embargo, la mandíbula y los alvéolos alrededor de las raíces de las muelas se ven implicados con más frecuencia (ver imágenes de actinomicosis y mandíbula de caucho con lesión supurativa). La lesión principal se manifiesta como una masa de crecimiento lento y firme que está adherida a la mandíbula o integrada en ella. En algunos casos, se pueden formar úlceras, con o sin trayectos fistulosos, y puede producirse un drenaje de exudado purulento. Pueden observarse puntos amarillos llamados "gránulos de azufre" (que, en realidad, son agrupaciones de células inmunitarias y componentes bacterianos) dispersos en el pus.

La afectación del hueso adyacente es causa frecuente de deformidad facial, dientes sueltos o mal ocluidos (lo que dificulta la masticación) y, menos comúnmente, disnea por hinchazón de la cavidad nasal.

A. denticolens (anteriormente clasificada como A. suis) se ha descrito como causa de linfadenopatía mandibular en caballos con fiebre, secreción nasal y malestar general.

A. denticolens también causa mastitis porcina piogranulomatosa, que se caracteriza por pequeños abscesos que contienen pus espeso y amarillento, rodeados por una amplia área de tejido conjuntivo denso. Pueden observarse "gránulos de azufre" dispersos en el pus, tal y como ocurre también con A. bovis en el ganado vacuno. Los abscesos crónicos localizados profundamente pueden llegar a fistulizar. Las cerdas también pueden desarrollar lesiones granulomatosas subcutáneas ventrales y, ocasionalmente, infecciones piogranulomatosas en los pulmones, el bazo, los riñones y otros órganos.

Los casos de actinomicosis por A. hordeovulneris en perros pueden implicar tanto abscesos localizados como infecciones sistémicas, tales como pleuritis piogranulomatosa peritonitis, abscesos viscerales y artritis séptica.

A. viscosus causa actinomicosis cutánea en perros, que aparece como abscesos subcutáneos localizados. Los sitios más comunes de abscesos son cabeza, cuello, tórax y abdomen. También se han descrito neumonía y piotórax con A. viscosus, junto con casos raros de meningoencefalitis piogranulomatosa.

Diagnóstico de actinomicosis en ganado vacuno y en otros animales

El proceso de diagnóstico de actinomicosis en ganado vacuno y en otros animales puede incluir los siguientes pasos:

  • Un examen clínico para detectar una masa dura e inamovible en la mandíbula o en otra estructura ósea.

  • Una radiografía para demostrar osteomielitis, afectación de los dientes o fractura patológica (ver radiografía de actinomicosis).

  • Un cultivo anaeróbico de aspirados, sin embargo, los resultados negativos del cultivo no descartan la participación de actinomicetos.

  • Biopsia de la lesión

  • Una tinción de Gram de material aspirado; Actinomyces es una bacteria grampositiva, ramificada y filamentosa (ver imagen de tinción de Gram)

El diagnóstico presuntivo de la actinomicosis, a menudo, se basa en los signos clínicos. El diagnóstico puede confirmarse mediante el cultivo del microorganismo de la lesión, pero esto requiere condiciones anaerobias y suele ser negativo. 

  • La citología es útil porque una tinción de Gram de material purulento revelará bacilos y filamentos grampositivos en forma de maza.

  • La radiología de la cabeza también es útil; la lesión radiográfica primaria consiste en múltiples áreas radiotransparentes centrales de osteomielitis, rodeadas por hueso nuevo perióstico y tejido fibroso.

  • Se puede tomar una muestra de biopsia con un trépano y enviarla para histopatología.

En la actinomicosis canina, los antecedentes y los signos clínicos pueden contribuir al diagnóstico, pero es necesaria la demostración del agente causal mediante tinción de Gram y cultivo bacteriológico para confirmar la etiología. 

En la actinomicosis cutánea, con frecuencia se observan gránulos blandos de color blanco grisáceo en el pus o el exudado. La citología (del pus o del líquido pleural) es bastante útil y revelará microorganismos filamentosos grampositivos.

Tratamiento de la actinomicosis en ganado vacuno y en otros animales

  • Yoduro de sodio administrado por vía intravenosa para el tratamiento de rumiantes

  • Antimicrobianos como la penicilina, el florfenicol y la oxitetraciclina

  • Sales de yodo por vía oral

El objetivo del tratamiento de la actinomicosis es destruir las bacterias y detener la propagación de la lesión. Sin embargo, las deformaciones óseas no serán del todo reversibles. 

El tratamiento de muchas infecciones de actinomicetos implica desbridamiento quirúrgico además de antimicrobianos, ya que, en muchos casos, la inflamación granulomatosa protege a las bacterias de la exposición a los antimicrobianos.

El yoduro de sodio es el tratamiento de elección en rumiantes (70 mg/kg de una solución al 10-20 %, vía IV, repetido varias veces a intervalos de 7-10 días). Si se desarrollan signos clínicos de intoxicación por yodo (como caspa, diarrea, anorexia, tos y lagrimeo excesivo), se debe suspender la administración de yodo o administrar los tratamientos a intervalos más prolongados. Si bien no está aprobado como fármaco en EE. UU., el yoduro de sodio se comercializa y utiliza comúnmente. Se espera que su uso sea de prioridad regulatoria baja. Puede encontrar más información sobre fármacos no aprobados en el sitio web de Fármacos no aprobados para animales de la FDA.

El yoduro de sodio no tiene actividad antimicrobiana directa, pero puede promover las vías oxidativas celulares que pueden inhibir a determinadas bacterias. En EE. UU., la ficha técnica del yoduro de sodio indica que no debe ser utilizado en ganado vacuno gestante. Sin embargo, ningún estudio fue capaz de documentar impactos negativos en el embarazo (1).  Se recomienda la administración simultánea de antimicrobianos (p. ej., penicilina, florfenicol u oxitetraciclina) para acentuar la inhibición o destrucción del patógeno.

El tratamiento de infecciones por A. denticolens en cerdos rara vez tiene éxito, principalmente, debido a la incapacidad del fármaco antimicrobiano para penetrar en el tejido infectado. El tejido infectado se puede extirpar quirúrgicamente para evitar que las cerdas sean enviadas al matadero.

En perros con A. hordeovulneris, el tratamiento consiste en el desbridamiento quirúrgico y un tratamiento a largo plazo con penicilina, cefalosporina o sulfamidas. Con frecuencia se observa piotórax en la actinomicosis canina y requiere drenaje repetido del tórax, además de terapia antimicrobiana. El tratamiento del piotórax debido a A. viscosus con penicilina, sulfamidas o cefalosporinas puede tener éxito si se inicia al principio de la evolución clínica. Es más probable que se obtengan resultados satisfactorios en las infecciones cutáneas, que deben tratarse también con los mismos antimicrobianos.

Prevención de la actinomicosis en ganado vacuno y en otros animales

Debido a que A. bovis es parte de la microbiota oral normal en los rumiantes, el control se centra en evitar los alimentos ásperos, con tallos o con aristas vegetales que puedan dañar el epitelio de la mucosa. Las infecciones son más prevalentes en el ganado vacuno durante el invierno o en épocas de sequía, cuando escasean los alimentos de buena calidad y solo aquellos con tallos y baja calidad están disponibles. 

Cuando se producen múltiples casos en un rebaño, no se debe a la naturaleza contagiosa del patógeno, sino a la exposición generalizada a los factores de riesgo (es decir, alimento áspero).

Conceptos clave

  • Aunque son microbiota normal de las membranas oral y nasofaríngea, Actinomyces spp. están asociados con enfermedades en una variedad de especies animales, incluida la mandíbula de caucho en el ganado vacuno.

  • El diagnóstico puede confirmarse mediante cultivo, pero los falsos negativos son frecuentes porque Actinomyces spp. pueden ser difíciles de cultivar.

  • El tratamiento de muchas infecciones de actinomicetos implica desbridamiento quirúrgico además de antimicrobianos, ya que la inflamación granulomatosa protege a las bacterias de la exposición a los antimicrobianos en muchos casos.

  • El control se enfoca en evitar los alimentos ásperos o aquellos con espigas de plantas que dañan el epitelio mucoso.

Para más información

  • Smith BP. Actinomycosis (lumpy jaw). En: Smith BP, Pusterla N, eds. Large Animal Internal Medicine. 6th ed, Elsevier; 2020:811-813.

  • Sykes JE. Actinomycosis. En: Sykes JE, ed. Greene's Infectious Diseases of the Dog and Cat. 5th ed. WB Saunders; 2021:704-713.

  • Consulte también la información para propietarios sobre actinomicosis en caballos.

Referencias

  1. Miller HV, Drost M. Failure to cause abortion in cows with intravenous sodium iodide treatment. J Am Vet Med Assoc 1978;172(4):466-467.