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Anemias no regenerativas en animales

PorAllison Kendall, DVM, MS, DACVIM, North Carolina State University
Revisado/Modificado Modificado jul 2024
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Las anemias no regenerativas pueden deberse a deficiencias nutricionales, enfermedades crónicas, enfermedad renal y trastornos primarios de la médula ósea. La anemia aguda es inicialmente no regenerativa hasta que se produce la regeneración, lo cual ocurre al cabo de 3 o 4 días. Si en ese período no hay evidencia de regeneración, se clasifica como anemia no regenerativa.

Anemia por deficiencia nutricional en animales

Las anemias debidas a trastornos nutricionales se desarrollan cuando los micronutrientes necesarios para la formación de eritrocitos no están presentes en cantidades adecuadas. La anemia se instala de forma gradual y puede ser regenerativa en etapas iniciales; sin embargo, con el tiempo, se convierte en no regenerativa. La inanición provoca anemia como resultado de una combinación de deficiencias vitamínicas y minerales, junto con un balance negativo de energía y proteínas.

Las deficiencias más propensas a causar anemia incluyen las siguientes:

  • Cobalamina (vitamina B12)

  • Cobre

  • Hierro

  • Niacina

  • Piridoxina (vitamina B6)

  • Riboflavina

  • Vitamina C (solo importante en primates y cobayas)

  • Vitamina E

La deficiencia de hierro es la más común en perros y lechones, y se presenta con menor frecuencia en caballos, gatos y rumiantes. Raramente tiene un origen nutricional; en la mayoría de los casos, se produce como consecuencia de una pérdida crónica de sangre. Los animales jóvenes tienen reservas mínimas de hierro y la leche contiene muy poco hierro. Estos factores resultan especialmente relevantes en los lechones, que crecen rápidamente y a menudo se crían en interiores sin acceso al hierro del suelo. El tratamiento consiste en la suplementación oral o inyectable de hierro, y se debe corregir cualquier fuente de pérdida de sangre.

El cobre es necesario para el metabolismo del hierro. La deficiencia de cobre puede desarrollarse en rumiantes alimentados con forrajes cultivados en suelos pobres en cobre, y también puede presentarse como consecuencia de una dieta alta en molibdeno o sulfato, especialmente en bovinos y cerdos alimentados con suero de leche. Las bajas concentraciones de cobre en sangre o en biopsias hepáticas (más definitivo) son diagnósticas. El tratamiento consiste en la suplementación oral o inyectable de cobre.

Las deficiencias en vitamina B son poco habituales. Sin embargo, dado que la hipoabsorción intestinal puede contribuir a su desarrollo, se recomienda la medición de las concentraciones séricas de cobalamina (vitamina B12) y folato en perros o gatos con signos gastrointestinales crónicos.

  • Algunos fármacos (p. ej., los anticonvulsivos o aquellos que interfieren en el metabolismo del folato) se han asociado al desarrollo de deficiencia de folato o cobalamina, lo que puede dar lugar a una anemia normocítica, normocrómica y no regenerativa.

  • Se ha documentado hipoabsorción de cobalamina sin enfermedad gastrointestinal subyacente en razas como el giant schnauzer, beagle, border collie y australian shepherd (sus enterocitos son incapaces de absorber cobalamina). Estos perros responden a la suplementación vía parenteral de cobalamina.

  • En los rumiantes, la deficiencia secundaria de cobalamina se produce al pastar en pasturas pobres en cobalto. Está indicado el tratamiento con cobalto oral o cobalamina parenteral.

Anemia por enfermedad crónica en animales

La anemia causada por enfermedad crónica en animales suele ser de leve a moderada, no regenerativa, normocrómica y normocítica. Es la forma más común de anemia leve en animales. Puede ser secundaria a inflamación o infección crónica, neoplasias, enfermedades hepáticas, hiperadrenocorticismo, hipoadrenocorticismo o hipotiroidismo.

Esta anemia es mediada por citocinas producidas por células inflamatorias, las cuales provocan una disminución en la disponibilidad del hierro, reducen la vida útil de los glóbulos rojos y afectan la capacidad regenerativa de la médula ósea. El tratamiento debe dirigirse a la enfermedad subyacente, que a menudo resulta en la resolución de la anemia.

Anemia por enfermedad renal en animales

La enfermedad renal crónica es una causa común de anemia no regenerativa en los animales. La EPO se produce normalmente en las células endoteliales peritubulares de la corteza renal. Los animales con enfermedad renal producen menos EPO, lo que produce la anemia.

Es importante tratar la anemia asociada a la enfermedad renal, ya que puede empeorar los signos clínicos, reducir la calidad de vida del paciente y contribuir a la progresión de la enfermedad renal crónica.

Se pueden utilizar fármacos estimulantes de la eritropoyesis para tratar esta anemia causada por una enfermedad renal. Comparado con la eritropoyetina humana recombinante (epoetina alfa), la darbepoetina está hiperglucosilada, lo cual, según datos aislados, se asocia con un menor riesgo de aplasia pura de glóbulos rojos. La dosis inicial recomendada de darbepoetina es de 1 μg/kg por vía subcutánea una vez por semana en gatos, y de 0,5-1 μg/kg por vía subcutánea una vez por semana en perros. El hematocrito se debe monitorear de forma semanal hasta alcanzar la mejora deseada (la duración del tratamiento varía según el grado inicial de anemia); una vez logrado ese objetivo, se aumenta el intervalo entre dosis y se sigue monitoreando el hematocrito.

Los efectos adversos potenciales de la darbepoetina incluyen aplasia pura de glóbulos rojos e hipertensión, por lo que es fundamental controlar tanto el hematocrito como la presión arterial. Además, los pacientes tratados con darbepoetina o eritropoyetina humana recombinante requieren suplementación con hierro para apoyar la producción de glóbulos rojos (consulte también Hematimetría).

Recientemente, la suspensión oral de molidustat recibió una aprobación condicional para el tratamiento de la anemia asociada a enfermedad renal crónica en gatos. Esta aprobación requiere que el medicamento se administre a una dosis de 5 mg/kg cada 24 horas durante 28 días, seguida de una pausa obligatoria de al menos 7 días. Durante esta pausa, se debe monitorear el hematocrito, y cuando descienda por debajo del 28 %, se puede administrar otra ronda de 28 días, seguida nuevamente de la pausa. El vómito es el efecto adverso más común asociado a este fármaco. 

Anemia por enfermedades primarias de la médula ósea en animales

La enfermedad primaria o el fallo de la médula ósea por cualquier causa pueden provocar anemia no regenerativa y pancitopenia. Con la afectación difusa de la médula, los granulocitos se ven afectados primero, seguidos por las plaquetas y finalmente los eritrocitos.

Anemia aplásica

Se han descrito casos de anemia aplásica en perros, gatos, rumiantes, caballos y cerdos con pancitopenia e hipoplasia medular, reemplazada por grasa. La mayoría de los casos son idiopáticos, aunque también se han identificado causas como infecciones (p. ej., el virus de la leucemia felina, ehrlichiosis, parvovirus), tratamientos farmacológicos (p. ej., metimazol, fármacos quimioterapéuticos, antimicrobianos [trimetoprima-sulfametoxazol, cloranfenicol] y el antiparasitario fenbendazol), ingestión de toxinas (p. ej., estrógenos) y radiación corporal total (ver tablas Causas tóxicas de anemia y Causas infecciosas de anemia).

La anemia aplásica también puede tener un componente inmunitari, más común en perros que en gatos.

El diagnóstico de la anemia aplásica se confirma mediante aspirado y biopsia de médula ósea.

El tratamiento consiste en eliminar la causa subyacente y proporcionar cuidados de soporte, como antimicrobianos de amplio espectro y transfusiones. Pueden considerarse fármacos inmunodepresores como prednisona o prednisolona, ciclosporina, micofenolato o azatioprina.

Además, pueden utilizarse eritropoyetina humana recombinante y factor estimulante de colonias de granulocitos (G-CSF) (5 μg/kg por vía subcutánea cada 24 horas) hasta que la médula ósea se recupere. Si la enfermedad es idiopática o se considera poco probable la recuperación de la médula (como ocurre con la toxicosis por fenilbutazona en perros), el trasplante de médula ósea puede ser beneficioso si se dispone de un donante compatible.

Aplasia pura de glóbulos rojos

En la aplasia pura de glóbulos rojos, solo se ve afectada la línea eritroide. Se caracteriza por una anemia no regenerativa con una grave disminución de los precursores eritroides en la médula ósea.

Esta afección se ha reportado en perros y gatos, y puede ser primaria o sglóbulos rojosecundaria. Los casos primarios suelen ser de origen inmunitario y pueden responder al tratamiento inmunodepresor. Cuando la anemia es grave, puede requerirse cuidados de soporte, como transfusiones.

Los gatos infectados con el virus de la leucemia felina pueden desarrollar aplasia pura de glóbulos rojos. Se ha informado que la eritropoyetina humana recombinante puede inducir esta afección en perros y caballos. En algunos animales, la suspensión del tratamiento con eritropoyetina puede permitir la recuperación de los eritrocitos con el tiempo.

Leucemias primarias

Las leucemias primarias son poco comunes o raras en especies domésticas; sin embargo, se han reportado casos en perros, gatos, bovinos, cabras, ovejas, cerdos y caballos. Los retrovirus son una causa en algunos bovinos, gatos, primates y pollos.

Las leucemias pueden desarrollarse en líneas celulares mieloides o linfoides y se clasifican además en agudas o crónicas. La mayoría de los animales afectados presentan anemia no regenerativa, neutrocitopenia y trombocitopenia con hemoblastos circulantes generalmente presentes en sangre periférica.

  • Las leucemias agudas, caracterizadas por la infiltración de blastos en la médula, suelen responder mal a la quimioterapia. En los casos en que hay respuesta, los períodos de remisión suelen ser cortos. En la leucemia linfoblástica aguda en perros, la tasa de respuesta a la quimioterapia es de aproximadamente el 30 %, con una supervivencia media de 4 meses. Las leucemias mieloblásticas agudas son menos frecuentes e incluso responden menos al tratamiento que la leucemia linfoblástica aguda. En las leucemias agudas, la línea celular es a menudo difícil de identificar morfológicamente, por lo que pueden ser necesarias tinciones citoquímicas o evaluaciones inmunológicas de los marcadores de superficie celular para llegar a un diagnóstico definitivo.

  • Las leucemias crónicas, caracterizadas por una sobreproducción de una línea celular hematopoyética, tienen menos probabilidades de causar anemia y responden mejor al tratamiento.

Mielodisplasia

La mielodisplasia (síndrome mielodisplásico, SMD) se considera un síndrome preleucémico caracterizado por hematopoyesis ineficaz que resulta en anemia no regenerativa y otras citopenias. El síndrome mielodisplásico (SMD) ha sido descrito en perros, gatos y humanos.

El SMD puede ser primario o secundario y es común en gatos infectados con el virus de la leucemia felina. Los síndromes primarios probablemente tienen su origen en mutaciones de las células madre. Los síndromes secundarios se desarrollan como consecuencia de otras neoplasias o tratamientos farmacológicos.

Algunos gatos y perros han mostrado respuesta al tratamiento con eritropoyetina humana recombinante y prednisona. El manejo de soporte con transfusiones también puede ser beneficioso. La supervivencia es variable, ya que el SMD puede evolucionar a leucemia; muchos animales afectados son eutanasiados o mueren por sepsis, hemorragias o anemia grave.

Mielofibrosis

La mielofibrosis causa fallo medular secundario a la sustitución de elementos medulares normales por tejido fibroso. Se ha observado en perros, gatos, humanos y cabras.

La mielofibrosis puede ser una enfermedad primaria o bien secundaria a neoplasias, anemia hemolítica de origen inmunitario, irradiación corporal total o anemias congénitas (p. ej., la deficiencia de piruvato cinasa). El diagnóstico se basa en una biopsia de médula ósea.

El tratamiento de la mielofibrosis varía según la causa subyacente, pero por lo general incluye inmunodepresores.

Aspiración y biopsia de la médula ósea

La aspiración y biopsia de médula ósea son técnicas que se utilizan para evaluar la médula ósea en especies de animales domésticos. La técnica básica consiste en introducir una aguja hueca en el hueso para obtener una muestra de médula. El aspirado proporciona una muestra para la evaluación citológica, mientras que la biopsia permite el estudio histológico. El equipo utilizado puede variar ligeramente entre una técnica y otra.

Las indicaciones para realizar una evaluación de la médula ósea incluyen lo siguiente:

Los sitios anatómicos convencionales para el aspirado de médula ósea incluyen la cresta ilíaca, la fosa trocantérica del fémur, la cresta tibial y el tubérculo mayor del húmero. Algunos clínicos también han utilizado las costillas (unión costocondral) o las esternebras. El húmero es el lugar más frecuente para la biopsia de la médula ósea.

Procedimiento de aspirado de médula ósea

Generalmente, en gatos y perros se requiere sedación profunda para realizar el aspirado de médula ósea; en algunos gatos puede ser necesario aplicar anestesia general. El procedimiento se lleva a cabo de la siguiente manera:

  1. El paciente se coloca en una de dos posiciones, según el sitio elegido:

    • Decúbito lateral para acceder a la fosa trocantérica o al tubérculo mayor del húmero,

    • o decúbito esternal si se va a utilizar la cresta ilíaca.

  2. La zona de acceso se rasura y se prepara asépticamente.

  3. El lugar de incisión incluido el periostio, se infiltran con anestésico local.

  4. Con un bisturí con hoja del n.º 11, se realiza una pequeña incisión en la piel.

  5. A través de esta incisión se introduce la aguja de aspirado de médula ósea.

    La mayoría de las agujas de aspiración de médula ósea (p. ej., Rosenthal, Illinois) son muy similares y tienen un estilete extraíble. Con el estilete en su lugar, se avanza la aguja con un movimiento de atornillado hacia adelante y hacia atrás hasta que queda bien asentada en el hueso.

  6. Se retira el estilete y se conecta una jeringa de 6 a 12 ml para realizar el aspirado. Este paso suele ser el más incómodo para el paciente.

  7. Se extrae una pequeña muestra (solo la cantidad suficiente para llenar el conector de la jeringa).

  8. Se retira la aguja.

  9. La muestra se coloca en el portaobjetos para su evaluación citológica.

Procedimiento de biopsia

La biopsia de médula ósea requiere anestesia general. El procedimiento es similar al del aspirado de médula ósea (véase más arriba), pero se utiliza una aguja Jamshidi, que es rígida, hueca y tiene un estilete. Esta aguja posee un borde cortante en el extremo, diseñado para obtener una muestra central de médula ósea (aunque también puede usarse para el aspirado). Una vez asentada la aguja en el hueso, se desenrosca la tapa y se retira el estilete.

Se puede obtener un aspirado como se describió previamente. Para obtener una muestra central para una evaluación histológica, se avanza la aguja un poco más (aproximadamente 0,6 cm) dentro de la médula, mientras se gira en una sola dirección. Luego, la aguja se mueve en un movimiento circular amplio para tratar de desalojar una muestra del núcleo.

La aguja se retira girando en la dirección opuesta a la de avance. A continuación, se pasa un estilete romo retrógrado para extraer la muestra del núcleo.

La muestra se puede enrollar suavemente sobre un portaobjetos para su evaluación citológica y luego colocarse en formol para su examen histológico.

Conceptos clave

  • La anemia no regenerativa puede deberse a deficiencias nutricionales, enfermedades crónicas, enfermedad renal o alteraciones de la médula ósea.

  • El aspirado de médula ósea es un procedimiento seguro que se indica principalmente para el diagnóstico de anormalidades en la sangre periférica.

  • Este procedimiento permite la evaluación citológica de la morfología celular y de las diferentes líneas celulares.

  • Por su parte, la biopsia de médula ósea permite estudiar la estructura histológica de la médula.

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